Capítulo 38

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El miércoles por la mañana Pablo me dejó frente a mi casa, salté desde la cajuela hasta el pavimento sin dirigirle la palabra y saqué mi mochila con esfuerzo ya que cargaba más peso por todos los regalos que le traía a mi mamá y a mi hermano; Pablo me persiguió para ayudarme a llevar la maleta pero yo ya había comenzado a caminar hacia la puerta  sin darle ninguna oportunidad, no me molesté en siquiera mirarlo.

Entré a mi casa con la frente en alto y mis aires de orgullo, pero apenas cerré la puerta apoyé mi cabeza contra la madera y suspiré, simplemente el amor no es para mí, uno me es infiel, otro regresa con su ex y este se besa al ex de mi ex.

-Así no se puede. -murmuré en voz baja, con esfuerzo subí las escaleras para llegar a mi habitación.

Ya eran pasadas las 8 de la mañana así que mi mamá no estaba en casa y Alberto seguía dormido, traté de no hacer escándalo mientras subía las escaleras y arrastraba el bolso, faltaba poco para que Adelina llegara y lo despertara para el desayuno, dejé la mochila en el suelo y me lancé a mi cama.

-Paz... -susurré aliviada, abracé mi almohada y sonreí contra la tela, estaba tan agotada mentalmente y llegar a lo cotidiano o familiar me tranquilizaba, escuché el sonido de los pájaros danzando fuera de mi ventana, miré como algunos rayos de sol se metían a mi habitación para reposar sobre el colchón.- Esto es algo poético. -reí, saqué el celular de mi abrigo y lo conecté con el cargador ya que estaba a punto de morir, mis amigos tuvieron la excelente idea de utilizar a mi bebé para reproducir música en un parlante con bluetooth

Salimos de la casa de playa aún de madrugada porque los del 16/20's deseaban ver el amanecer durante el recorrido de regreso a Guayaquil y así tomar grandes fotos del paisaje, a veces se creen que están dentro de una historia tumblr o juvenil donde salen fuegos artificiales y viven eternamente, bueno la verdad yo siento algo similar cuando estoy con ellos así que podría decir que entiendo el sentimiento.

Aunque el viaje fue algo incómodo porque tuvimos que regresarnos en el auto de Pablo ya que no sobraban puestos en la furgoneta de Federico, así que los tres mosqueteros me acompañaron en la cajuela, Mateo le quitó el radio portátil de Federico y se la pasaron tratando de distraerme para no recordar lo que pasó el día después de Halloween porque sabían que aún estaba con coraje por la descarada de Fernanda, pero ellos claro que lograron sacarme una sonrisa a lo largo del camino.

Y Joseph, al contrario de Pablo, no ha intentado escabullirse o algo por el estilo, solo me regalaba sonrisas burlonas cuando nos topábamos en el pasillo, y antes de partir él agarró mi mochila y la llevó hasta la cajuela de la camioneta roja

-No tenías que hacerlo. -murmuré cruzada de brazos.

-Quería hacerlo. -respondió encogiéndose de hombros y luego me guiñó un ojo, tardó dos segundos en desaparecer, dejándome con la palabra en la boca. Mis mejores amigos fueron espectadores de tal escena así que no dudaron en comentar al respecto las dos horas que se demoraba en llegar a la ciudad.

-Agua de calzón. -dijo Alejandra.

-¿Qué? -pregunté absorta.

-Confiésalo, le diste agua de calzón a Joseph. -siguió Natalia de forma acusatoria.

-Están en drogas.

-No aún. -respondió Alejandra abrazando sus rodillas y mirándome con atención.

-Si le hubiese dado agua de calzón, no habría besado a otra chica el día de mi cumpleaños. -hablé enojada, ellos se miraron entre sí nerviosamente, tal vez se dieron cuenta que me hicieron recordar algo doloroso, Nat se acercó a abrazarme.

-Tienes razón, es un idiota, no hay que prestarle atención y ya, solo trata de cubrir sus errores. -susurró cerca de mi oído y luego besó mi mejilla en forma de consuelo, solté una risa y asentí con la cabeza.

A world without them. #1 (Un Mundo Sin Ellos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora