Capítulo 3

258 44 9
                                    

Llegué a mi hogar con una funda de McDonalds en la mano derecha y una caja perfectamente equilibrada que contenía la mitad de un pastel de chocolate (cortesía del Comisariato) y dos sundaes de vainilla con jarabe exquisito de chocolate pero estaban casi derretidos. Si me hubiesen dicho que así llegaría a casa en la tarde de mi cumpleaños, seguramente reiría. 

-¡YA ESTOY EN CASA! -grité mientras dejaba la comida y las llaves encima de la mesa del comedor. Nadie contestó, solo escuché unos pasitos bajando las escaleras con velocidad. 

-¡Fiolella! -corrió mi hermanito hasta mí y me abrazó, me causó risa que aún no pudiera pronunciar bien la "R", lo hacía tan adorable. Su pequeña estatura me llegaba a la cintura así que me agaché un poco para devolverle el saludo, sin dudas mi hermano menor era mi mayor adoración.

-Alberto, mi vida. -dije agachándome para quedar al mismo porte.- ¿Cómo estás, mi tesoro? ¿Ya se fue Adelina?

Él asintió con la cabeza sonriendo.

-Ella dejó todos tus legalos en tu habitación y espeló a que llegalas.

Miró por sobre mi hombro curioso por las cosas que había traído.

-¿Qué es eso? -preguntó soltándose de mí y yendo hacia la mesa, se puso de puntitas para ver el contenido de las fundas misteriosas con una singular "M" amarilla.

-Pues, unos amigos me compraron eso hoy, son hamburguesas y papas fritas que mandaron para Estefanía y para ti, aparte también hay pastel que sobró un montón.

-¿Los amigos de tu escuela?

-No, los acabo de conocer. 

Alberto me miró confundido, él sabía que no confiaba para nada en los extraños, peor a que me inviten comida, así que esperó a que le dé una explicación.- Estudian cerca de mi colegio, son un trío de locos y creo que por eso acepté la comida; los de mi curso ni siquiera lo recordaron. -Dije encogiéndome de hombros sin darle importancia, recordé que el año pasado Joseph fue quien repartió volantes en el colegio recordando que sería mi cumpleaños el 11 de Julio.- Y la verdad es que no me interesaba que ellos lo sepan, sabes que no celebro mi cumpleaños, el año pasado fue una excepción porque... -se formó un nudo en mi garganta. Hace un año fue mi fiesta de quince años.

Alberto me miró desconcertado y volvió a acercarse a mí, me tomó con su manita llevándome a la mesa, mientras caminamos traté de retener las lágrimas, no había recordado lo de Joseph después de lo hablado con los tres desconocidos y se encargaron de evitar el tema luego de su explicación, ahora tenía miedo que ese suceso no desaparezca de mi mente. 

-¿Fiolella? -dijo mi hermano temblándole la voz.

-No pasa nada. -mentí- Solo que hoy han pasado muchas cosas.

Nos sentamos frente a frente en la mesa de madera y el apoyó su mandíbula sobre sus manos.

-Te cuento todo mientras comemos las hamburguesas, ¿Vale?

Él asintió con la cabeza y sonrió. Alcancé la funda y saqué dos hamburguesas de doble carne con papas fritas, le extendí la comida con una servilleta. Hace mucho que no comíamos McDonalds porque no salíamos de seguido desde que mis padres fueron ascendidos en sus trabajos. Alberto fue el que más sufrió por el cambio de horario de nuestros padres, ya llegaban 10:00 Pm cuando él ya esta durmiendo y se marchan temprano, apenas podemos estar con ellos los fines de semana. Yo siempre he tratado de llevarlo a comer o al parque de diversiones pero sé que jamás podría llenar ese vacío que una madre o un padre podría llenar y él solo tiene 9 años.

-Fio. -me interrumpió mi hermano- ¿Joseph va a venir?

Me tembló el labio inferior y no perdí tiempo en llorar frente a él sin darle explicación, solo con mencionar su nombre me entraba melancolía que había olvidado durante la tarde, no se cuanto tiempo lloré mirando al suelo hasta que alcé la vista y vi a mi hermanito  asustado mientras que en sus ojitos empezaron a cristalizarse.

A world without them. #1 (Un Mundo Sin Ellos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora