Capítulo 11

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He recorrido más de 13 tiendas de ropa con Mía y aún me sentía enérgica. Gasté la mayoría de mi dinero que he estado ahorrando desde Julio pero valía totalmente la pena haberme gastado 67 dolares en unos zapatos Brian Atwood. A comparación de Mía que llevaba más fundas de las que podía soportar.

Ya se acercaban las 5 de la tarde pero tendríamos que ir a dejar toda esta mercadería a la casa de ella.

-Una tienda más. -rogó juntando sus manos en forma de suplica, mis pies estaban cansados luego de tanta caminata, lo único que me aliviaba era el aire acondicionado porque Guayaquil se caracteriza por su agonizante calor y por eso estábamos metidas en este centro comercial.

-Se nos hará tarde para llegar a la comida. -respondí.

-Pero por favor, una tienda más, solo una. -dijo arrastrando la letra "a", me dio risa el pequeño puchero que ella estaba haciendo en ese momento y no pude negarme a su petición.

-Solo una más.

Ella asintió emocionada, miró alrededor para buscar una nueva tienda, meneó su larga cabellera café cuando encontró uno de su interés y caminó hacía un local llamado Petit París. Apenas entramos ella empezó a buscar en los colgadores más cercanos que decían 50% de descuento mientras que yo me limité a admirar el lugar, estaba llena de ropa de mi gusto y no creía necesario comprar nada más, aparte no me quedaba tanto dinero para gastar en lo que me plazca porque todo en este centro comercial era caro, con 100 dólares solo podía adquirir 3 blusas.

-Buenas tardes, ¿Puedo ayudarla señorita? -habló alguien a mis espaldas y volteé, era una mujer de unos 30 años, deduje, con una sonrisa amable esperaba mi respuesta.

-Emmm, estoy acompañando a una amiga pero creo que compraré algo también. -admití.

-¡Que gusto! Por aquí esta la sección de joyería, aquí la sección de calzado y mas allá los conjuntos de ropa ¿Qué desea adquirir? -dijo caminando junto a mí.

-Quiero vestidos, de colores oscuros.

-Claro, tenemos miles de diseños y de todas las tallas.

Busqué a Mía que estaba entretenida en la vitrina de joyas así que sin preocupaciones me dejé guiar donde mostraban los atuendos. Allí se encontraban tres chicas mas jóvenes pero con el mismo uniforme de la boutique.

-¡Bienvenida señorita! -saludaron al unísono.

Acomodaron una silla acolchada frente a los armarios y me senté, dejé en el suelo las demás bolsas.

Cuando me di cuenta, las cuatro chicas estaban con dos pares de vestidos cada una en un armador de distintos colores.

-Escoja su favorito para que pueda probárselo.

Esas prendas eran más que hermosas pero la que más me cautivó fue un vestido color rojo que sostenía la segunda chica.

-Deseo probarme ese. -señalé y asintieron con la cabeza, me entregaron el vestido y su tela me erizó la piel, era la cosa más suave que he tocado que me dieron ganas de abrazarla.

Entré al vestidor y me quité la ropa, vi el precio del vestido.

-¿$14,50? -grité sorprendida.

-¿Todo bien señorita? -preguntaron afuera.

-Si, si, lo siento, casi me resbalo. -mentí aun atónita por el precio de este bello vestido, de ahora en adelante será mi tienda favorita.

El tiempo pasaba e iba comprando 7 vestidos, unos tacones, dos relojes y tres camisas, entre todo eso se habían acumulado 72 dólares.

A world without them. #1 (Un Mundo Sin Ellos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora