A world without them. #1 (Un Mundo Sin Ellos)

Capítulo 37

Desperté rodeada de los delicados brazos de Alejandra y escuchando los escandalosos ronquidos de Natalia, traté de incorporarme pero un fuerte dolor invadió mi cabeza, instintivamente solté un quejido y me llevé la mano a la frente.

-Aghhh. -murmuré adolorida, mi rubia amiga no se inmutó de mis suplicas y se movió hacia el otro lado mientras murmuraba en voz baja, ella siempre hablaba dormida, una ocasión grabamos que ella decía ''papas fritas y koalas'', hasta ahora tratamos de descifrar que mierda soñó, reí en voz baja ante el recuerdo pero el dolor volvió a mi cráneo.- Necesito una pastilla.

Con esfuerzo me levanté del colchón inflable y visualicé el campo de guerra, o también llamada, la habitación de Alejandra, Natalia, Mía y Fiorella, estaba hecha un completo desastre, como si un tornado hubiese pasado por allí, toda la ropa estaba regada en el suelo, antifaces, disfraces, y otro artículos indescriptibles, las maletas dispersas, chicas que no eran de mi habitación reposaban allí de manera tranquila ocupando las camas de mis dos mejores amigas, lucían muertas por la celebración de ayer, Mía y Federico acurrucados en una esquina...

Espera.

¿Mía y Federico?

Avancé de puntillas hacia la puerta del baño y pude ver con claridad que ella estaba en sujetador y él sin camisa, me avergoncé por pensar que tenía un buen cuerpo, gracias a Dios sus partes bajas estaban decentemente cubiertas por una manta vieja porque no hubiese querido ver el espectáculo completo, rogué por todos los cielos que los condones que había regalado Santiago ayer hayan llegado a sus manos, si es que algo surgió.

Entré al baño tratando de hacer el menor ruido posible y cerré la puerta con pestillo, me miré en el espejo y sufrí un pequeño infarto al ver mi reflejo, mi cabello estaba tan desordenado que era incapaz de describirlo, tenía el maquillaje de los ojos todo corrido, parecía un mapache por mi ultra mega negro delineado que me costó media hora en realizarlo pero se fue a la ruina, la capa roja que utilicé en mi disfraz se había enredado en mi cuello, no entendí como no morí ahorcada mientras dormía, estaba tan fuera de mi la noche de ayer que olvidé por completo quitarme el disfraz de caperucita roja semi sexy creado por Natalia, ¿cuánto habré bebido?, me quité la caperuza, dispuesta a bañarme para luego ir a desayunar un rico encebollado levanta muerto pero vi en mi cuello una mancha roja con morado, pensé que era maquillaje y la toqué con la punta de mis dedos pero la piel en esa zona me ardía, miré confundida y toqué con más intensidad, pero no se quitaba, saqué una toallita húmeda y la pasé por todo mi cuello pero no se borraba, entonces comprendí que estaba viendo a mi peor pesadilla: un chupetón.

Y no era uno que se podía fácilmente disimular, sino que era el MEGA CHUPETE debajo de mi lunar; mi piel se erizó de pies a cabeza en un santiamén, arañé con agresividad pero lo único que logré fue que la mancha se incrementara y yo entrara en pánico.

<<¿Quién me hizo esto?>> me pregunté horrorizada mientras acariciaba mi cuello luego de los arañazos.

Imposible que haya sido Pablo, él es muy inocente para esta clase de cosas, pero ¿cómo podría saberlo? no recuerdo nada de lo que pasó en la fiesta de Halloween y luego del juego del Treat.

¿Ahora cómo se lo explicaré? ¿O debo de preguntarle a él mismo en primer lugar? ¿Y si no fue él y le da un ataque de coraje y me mata? Ay no.

Cálmate Fiorella, en estos momentos hay que conservar la calma...

-¡Alejandra! ¡Natalia! -grité fuertemente entrando de nuevo en la habitación, algunas chicas se quejaron por mi escándalo y hasta me lanzaron una almohada para que me callara, Alejandra se movió un poco al escuchar mi llamado pero Natalia estaba en coma, fui hasta la segunda quien descansaba en el mueble y sacudí su brazo varias veces.- Nata, nata, nata, nata.