Capítulo 4

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POV ALFRED

Tras varias copas encimas, me noto con la confianza de ir en su búsqueda, pido una copa para ella y me acerco con una sonrisa, pero una sonrisa nerviosa porque no sabía cómo iba acabar todo esto.

-Alfreed-escucho como dice mi nombre y se abalanza para abrazarme, solo con eso sé que se ha tomado alguna copa de más.

-Te he traído una copa aunque no sé si...

-Gracias-dice arrebatándomela bebiéndosela de un trago-has visto él sí me conoce-dice con una sonrisa mirando al resto. Recojo de nuevo la copa de su mano y la dejo en la mesa más cercana antes de sentir como se agarra a mi cintura, sin duda sorprendiéndome.

-Amaia.

-Alfred, tú sabes bailar verdad, estos no saben, vamos, vamos a bailar-dice tirando de mi y yo le sigo hacia la pista sin saber muy bien que era lo que estaba pasando.

Cuando llegamos a la pista de baile me sorprende que se agarre a mi cuello con una sonrisa mientras se contonea pegando su cuerpo al mío y yo me agarro a su cintura casi con miedo mientras nos movemos y ella no deja de cantar la canción muy cerca de mi mientras me señala, y dios odio el reguetón, de verdad que lo odio, pero bendito Felices los Cuatros cantado por ella, bendito cualquier sonido que salga de su boca y más tan cerca de la mía.

Estaba empezando a sentir como un calor iba subiendo por mi cuerpo. Ella cada vez se pegaba más y más y sentía como sus manos jugaban con mi pelo allí en el cuello donde se apretaban con fuerza, y siento unas ganas terribles de probar sus labios por fin. Pero entonces sus mano empieza un descenso por mi cuello y sigue bajando por mi pecho despacio haciendo que arda mi cuerpo allí por donde su mano pasa, y tengo que hacerlo, me separo cuando siento que estoy a punto de quemarme.

-Copa...-digo con la voz seca-necesito una copa-digo alejándome lo suficiente para poder huir y no cometer una putada locura allí mismo, porque ahora mismo no podía pensar con claridad, lo que me hacía sentir Amaia era increíble y sentía que por momentos iba a explotar.

Me acerco hacia la barra y pido un copa que me la bebo de golpe porque necesitaba enfriar un poco mi cuerpo y mi mente, ¿Qué coño estaba pasando? Entonces veo como alguien se acerca y se sienta a mi lado cuando levanto la cabeza allí esta Aitana con una sonrisa.

-Hola-digo tragando saliva.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro, la vas a hacer igual ¿no?-digo con una sonrisa.

-Te gusta de verdad o...solo la quieres para ya sabes...vamos te entendería joder Amaia es una diosa...

-Aitana por favor.

-¿Qué? Eres mi amigo.

-Y ella tu amiga.

-Pues por eso quiero saber. ¿Crees que no he visto lo que acaba de pasar?

-Joder...no sé ¿vale? Me vuelve loco...pero no solo es eso, ya lo sabes. Es increíble. Su sonrisa, su manera de cantar, de moverse, su mirada, dios sus ojos me vuelven loco. Como se muerde el labio, como mueve su pelo hacia un lado, como toca, dios mio como toca-digo con una sonrisa embobado-me gusta hasta las pecas que tiene cerca de sus ojos, me gusta todo, y si por supuesto también me gusta su culo, no estoy ciego-digo con una sonrisa.

-Vamos que estas loquito por ella.

-Un poco...-digo con voz de bebé y veo como sonríe.

-Pues lucha.

-¿Qué? Ella esta con Martí, Martí es tu amigo ¿no?

-Lo es, y estoy feliz de que estén juntos, bueno estoy feliz si ellos están felices, pero últimamente no los veo felices, apenas se ven y...bueno no sé, no la veo feliz. Si tu crees que puedes hacerla feliz adelante.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora