POV ALFRED
Estoy con mi madre y me está contando anécdotas varias que le sucedieron estos días buscando a mi padre. Estaba feliz de poder disfrutar de tener aun a mi madre conmigo, a mi lado, era una de las mejores delicias de la vida, era tanto ella como mi padre demasiado importante en mi vida, ellos habían sido mi motor todo este tiempo, ahora lo compartían con Amaia.
Notaba como mi cuerpo se cansaba, como empezaba a aparecer la fatiga y mis ojos luchaban una cruel guerra para permanecer abiertos, necesitaba estar despierto... aunque más que despierto, precisaba pasar más momentos como estos, buenos instantes para poder llenarme de fuerza, de ánimo, de valor para enfrentar lo que aún tenía delante, una lucha encarnizada contra el tiempo, a favor de la vida.
La puerta se abre, y aparece por ella la sonrisa más bonita del mundo que ilumina toda la habitación. Sonrío al verla, era la mujer más hermosa del mundo y estaba conmigo.
- Hola cariño - dice sonriéndome – te traigo a alguien que quería verte – dice dando paso a un hombre, alto, de pelo canoso y los ojos y profundos. Me sonaban esos ojos, eran los que veía cada mañana en el espejo.
De forma refleja, mi cuerpo se tensa y la sonrisa desaparece de mi cara. Sabía que estaba aquí para ayudarme, pero... no podía darle nada, en cuanto a él, mi corazón estaba hueco, no sé si alguna vez podría ofrecerle el amor que parecía ofrecerme, en estos momentos no. Porque el tiempo para él había volado. Además, de que ahora mismo, era un don muy valioso del que no disponía para perderlo con él, no era alguien importante en mi vida. A pesar de todo lo que estaba haciendo, para mí seguía siendo un hombre que me abandonó hace 21 años. Agarro con fuerza la mano que siempre estuvo a mi lado en esos momentos, y entonces un recuerdo del pasado vuelve a mi cabeza, un recuerdo que atormento a mi yo del pasado, a aquel niño de apenas ocho años y entonces...- Hola - dice nervioso acercándose y ofreciéndome esa mano que ahora ya no quería. Y ahí se queda, en el aire, tan sola y abandonada como él me dejo a mí, cuando solo era un bebé que no podía valerse por sí mismo, ahora ya no necesitaba su cariño, ahora ya era mayorcito y sabía con quién quería o no estar. Ahí estuvo bastantes segundos, hasta que se dio cuenta de que ahí se quedaría sin el abrigo de la mía que sostenía la de mi madre.
- Alfred... - me regaña Amaia, pero la miro con mala cara, callando cualquier comentario que pudiera hacer al respeto... en ese espacio de mi corazón, ni ella tenía entrada.
- Estoy cansado, si no os molesta, prefiero quedarme solo.
Mi madre me da un beso en la mejilla y sale detrás de él, que ni siquiera había tenido tiempo de cerrar la puerta tras su entrada. Amaia se queda cruzada de brazos mirándome enfadada.- ¿Qué? ¿Vas a jugar mucho más al niño pequeño y mal criado? – Me pregunta molesta por mi comportamiento - No tenías que haberlo tratado así.
-Yo...lo siento ¿vale? He recordado algo. Ni si quiera sé si paso de verdad o no, creo que mi mente lo borró-digo tragando saliva y noto como se sienta a mi lado-tenía unos ocho años, llegaba del colegio cuando escuché como mis padres hablaban en la cocina de mi casa. Creo que sabía desde ese día que era adoptado, pero...quise olvidarlo. Recuerdo el miedo de mi padre contándole a mi madre que se había encontrado con...con él-digo haciendo un gesto hacia la puerta-tenía miedo de que me llevara con él y me alejaran de ellos. Fue el peor día de mi vida Amaia, el peor. Creo que por eso me obligue a olvidarlo, sentí tanto miedo de no ver a mis padres más, no entendía, no entendía porque mi padre tenía miedo de que otro hombre me llevara con él, yo no quería irme con él-digo sintiendo como un escalofrió recorría todo mi cuerpo.
-Alfred...
-No sé...pero cuando lo he visto, de repente ese recuerdo ha vuelto a mi memoria, he vuelto a ser ese niño pequeño que tenía miedo de que le alejaran de sus padres. No entendía que pasaba, pero aun así no quería irme con él, ahora ya sé más, ahora soy mayor ahora entiendo todo y....no quiero que este en mi vida, él me abandonó, no era importante para él, pero para mis padres si lo soy, soy toda su vida, ¿Lo entiendes? No quiero que ellos sientan que voy a dejarlos porque él esté aquí...
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Últimos deseos
RomanceAmaia y Alfred se conocieron dentro de la Academia. Pero su relación dentro fue distinta para cada uno. Mientras Alfred se quedo prendado por ella, ella no pudo fijarse en el chico del trombón porque ya se había fijado en otro. La historia empieza c...