Capítulo 21

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POV ALFRED

Estaba nervioso a la par que feliz. Había llegado el día, el más feliz de mi vida. Me encontraba mal físicamente tras salir del hospital, pero poco a poco los efectos de la quimio iban quedando atrás. Pero a la vez sentía como el cáncer se manifestaba sin tregua en mi cuerpo, dándome molestias, que, con el tiempo, se llevarían mi vida. De mi dependía si quería que ese final fuera o no feliz. Por eso hoy estaba a punto de casarme con la mujer de mi vida, aunque ella no sintiera lo mismo por mí, por eso estaba decidido a dejar ese tratamiento que solo me estaba matando lentamente...iba a hacerla feliz me costara lo que me costara.

Estaban todos los que nos querían, nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestras familias. No creo que todo estuvieran felices por lo que estábamos haciendo pero...yo solo quería pensar en mí, en ser egoísta y ser feliz por si estos eran los últimos meses de mi vida.

Me preocupaba la familia de ella no podía evitarlo. Ni si quiera había tenido tiempo de hablar con ellos, solo hacía un par de horas que habían llegado a Menorca, y aunque Amaia no había querido hablar de ello, sé que la conversación con ellos no tuvo que ser nada fácil. Tenía que hablar con ellos, lo sabía, pero ahora mismo tenía que hablar con alguien antes, era muy importante para mí hacerlo.

-Hola jefe-le digo con una sonrisa y enseguida se gira y me da un golpe en el hombro de forma amistosa.

-Aquí está el hombre del día-dice con una sonrisa-no sabes lo feliz que me hace poder casarte y que lo hagas aquí tu segunda casa.

-A mí también me hace feliz que me cases tú, eres como de mi familia ya lo sabes.

-Sabes que aquí siempre vas a tener una oportunidad, aunque creo que ya no necesitas que te cierre algún concierto por aquí.

-Bueno nunca se sabe. Sabes que siempre he sentido esto como mi casa y estaré feliz de venir aquí en su debido momento, pero ahora...

-Si lo sé, ahora tienes otra lucha que hacer, nos sabes lo que me jodio saber lo que te pasaba.

-Gracias...pero la verdad, es que quería hablarte de una cosa. Necesito perdirte otro favor.

- Di, claro, lo que quieras.

- Necesito que hagas algo para que esto no sea legal.

- ¿Esto?

- La boda... sé que ella lo hace por pena, y a mí me vale con vivir el día de hoy, con vivir el resto de mi vida a su lado... pero sé que esto... tiene fecha de caducidad. También se lo importante que es para ella el matrimonio y cuando esto pase... cuando todo acabe quiero que empiece de nuevo, que sea feliz y pueda casarse para toda la vida con la persona a la que quiera de verdad.

- Alfred... eres increíble, pero no creo que eso que tú pretendes sea legal. Va mi cargo en ello... ¿lo comprendes?

- Solo quiero que sea feliz, es lo menos que puedo hacer después de lo que está haciendo ella por mí.

- Y lo entiendo, y no te preocupes, yo hablare con ella cuando sea la hora. Pero si quieres hacerlo tiene que ser de forma legal, no puedo hacer nada...

- Bien, gracias por todo jefe.

- Gracias a ti Alfred, para mi eres como un hermano, ese que nunca tuve. Por eso, se también que eres un luchador y que esto no termina así.

- Para mí sí. Se acabó luchar, voy a dedicar este tiempo a ser feliz... quiero disfrutar de cada minuto, de hoy, y de cada día que me quede.

- Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer eso.

- Pues mira, la gente cree que es la decisión fácil, pero está muy equivocada. No ha sido nada fácil, solo busco mi felicidad por una vez... quiero ser egoísta...

- No lo estás siendo, lo que acabas de pedirme lo demuestra.
- Pues manos a la obra – le digo guiñándole un ojo - ¿empezamos?
- Claro, vamos al ataque. La novia tiene que estar al llegar.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora