Capítulo 22

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POV AMAIA

No era como me esperaba, pero aun así estaba nerviosa como toda novia. Era el día de mi boda y nunca soñé que pasara de este modo. Pero... también sentía, que estaba haciendo lo correcto y eso me hacía sentir bien, relajada, en paz conmigo misma, contenta. Quería verlo feliz y desde que le dije que sí, no había dejado de sonreír, ese era el mejor premio, su sonrisa.

-Oh Amaia, estás preciosa-escucho una voz a mi espalda y cuando me giro allí esta Xus con una sonrisa en la cara, aunque puedo ver tristeza en sus ojos.

-Hola Xus-digo mirándola con una sonrisa antes de fundirnos en un abrazo justo cuando mi hermana y mi madre decidieron desaparecer dejándonos algo de privacidad.

-Amaia yo...quería darte las gracias, por lo que estás haciendo por hacerle feliz.

-Él a su manera, me hace feliz a mí.

-He hablado con él, sé que no ha sido fácil para ti y aún así...así que, tengo que agradecértelo.

-Creo que si hubiera hecho otra cosa me hubiera arrepentido, después de todo creo que merece la pena por verlo feliz.

- Doy gracias a Dios de que mi hijo al menos te tuviera a ti cuando las cosas iban tan mal. Aun soy incapaz de comprender porque esa manía de guardarse para si todo lo referente a su salud.

- Xus, él lo hizo para que no sufrieras... así que fuera lágrimas. Hoy... al menos, tenemos que dejar todo atrás y sonreír... por él ¿si? Se lo merece.

-Tienes razón-dice borrándose las lágrimas-¿Estas lista? No deberíamos hacerle esperar más.

-Estoy lista-digo con una sonrisa mientras me levantaba pero entonces ella me frena.

-Espera, tengo algo que darte. Quiero que a pesar de todo, esto sea una boda en condiciones para ti. Llevas algo nuevo, que es tu vestido, algo azul en los pendientes de tu madre, algo prestado, que es el tocado de Aiti y te falta algo viejo – dice mientras saca un estuche de terciopelo azul con la gargantilla más bonita que vi jamás. Era sencilla de oro con un simple diamante recolgando, pero me parecía precioso– Perteneció a mi abuela, después a mi madre que me lo paso a mí. Ahora es tu turno Amaia, ojalá algún día puedas pasarlo a tu hija, aunque no sea descendiente directo de mi hijo. Cuéntale que una abuela lejana, le deseo todo lo mejor en el día de su boda-dice emocionándose de nuevo.

- Xus... no puedo aceptar esto, después te lo devolveré... - le digo casi llorando.

- No, Alfred te ha escogido, así que eres la dueña legal de esto – exclama levantando las manos en señal de negativa. Sin duda era el mejor regalo que me habían hecho nunca, era algo familiar... eso me decía que estaba creando una familia... ¿quién sabía lo que pasaría en el futuro?


Voy agarrada al brazo de mi padre, nerviosa si no iba a decir que no, pero miro a mi padre que aprieta mi brazo mirándome con una sonrisa y sé que todo va a ir bien. Se habían encargado de que todo estuviera perfecto, tampoco hacía falta mucho, el lugar ya era perfecto.

Cuando solo quedaban unos pasos, me centré en su mirada, en su sonrisa constante. Y si aún tenía alguna duda... todas se borraron de un plumazo, porque sin duda el objetivo de hacerle feliz ya estaba conseguido.

-Estás preciosa-dice con una sonrisa enseñándome sus palitas y no puedo evitar sonreír mientras mi padre junta nuestras manos.

La ceremonia empezó con el amigo de Alfred que iba a casarnos, hablando sobre el amor y las diferentes formas de amar. El amor de padres, de hermanos, de amigos y finalmente el amor de pareja. Que empezaba siendo un amor de amistad y que después de algún que otro trámite, acababa convirtiéndose en algo tan bonito como "lo nuestro"... todo el mundo le rió la gracia... menos nosotros dos que nos miramos sabiendo la realidad de todo aquello.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora