Capítulo 28

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POV AMAIA

Me despierto y me estiró todo lo que puedo en la cama hasta que me doy cuenta de que puedo tocar las dos puntas de la cama. Entonces me doy cuenta de que no hay ni rastro de Alfred, que la cama está fría y todos los miedos se apoderan de mí. ¿Dónde estaba? ¿Qué hago dormida si tenía que cuidar de él? Me levanto como un resorte buscándolo por toda la casa, pero allí no está lo que hace que empiece a preocuparme. Entonces oigo un ruido en la puerta, un fuerte ruido como de un motor. Salgo corriendo abriendo la puerta y entonces, allí está él, de pie agarrando una moto entre sus manos, con una sonrisa y las gafas de sol tapando su mirada penetrante.

-Joder Alfred me habías asustado.

-¿Asustado? Solo había ido a buscar esto. Es una Vespa, ¿A qué es chula?

-¿Chula?-digo fijándome más en él y entonces veo que lleva una chaqueta de cuero puesta y siento como un calor sube por mi cuerpo.

-Si, no lo puse en mi lista de deseos pero está guay, es una moto.

-Vamos una moto super grande -digo sin poder evitar reírme.

-Tu ríete. Te vas a quedar sin montar en ella.

-Es que no pienso montar en ella. ¿Acaso has conducido alguna en tu vida?

-Bueno...no...pero no tiene que ser mucho más complicado que una bici ¿No?

-Alfred estás loco.

-Pues sí, estoy loco, muy loco-dice gritando mientras no deja de saltar y no puedo evitar sonreír de verlo tan feliz. -Este loco te va a llevar de picnic a un lugar especial, así que cámbiate que nos vamos.

-No pienso subirme a esa moto contigo.

-Puedes llevarla tu sí quieres.

-Ni de coña.

-Pues entonces tendrás que confiar en mi-dice con una sonrisa y quiero matarlo, pero antes de darme cuenta estoy entrando dentro de casa para vestirme lo más rápido posible, para ir a donde él me lleve, de la tierra hasta Marte.

-¿Estas seguro de que sabes conducir este trasto?

-Ahora vamos a averiguarlo-dice montándose con una sonrisa y yo tomos aire antes de ponerme el casco y subirme detrás de él agarrándome con fuerza-¿Lista?

-Creo que no.

-Pues lo siento, ya no hay marcha atrás-dice arrancando la moto y saliendo a trompicones de la entrada de la casa.

-Alfred-me quejo.

-Ya, ya le estoy cogiendo el tranquillo-dice mientras sigue moviendo la moto aunque no de forma muy estable al menos la mantenía en pie hasta que poco a poco fue haciéndose con ella-¿Has visto como no era tan complicado?

-Bueno todavía podemos matarnos.

-Bueno la vida es corta y hay que vivirla-dice acelerando y haciendo que me agarré con más fuerza a su cuerpo. - ¿Vas a gusto?-dice y sé que tiene una sonrisa socarrona ahora mismo en la cara y quiero matarlo por ello.

-Si no nos mata esto te mato yo cuando nos bajemos.

-Si es a abracitos me dejo-dice riéndose y no puedo evitar reírme con él mientras me abrazo aún más a su cuerpo y empiezo a disfrutar del viaje.

No sé cuánto tiempo llevamos en carretera cuando lo veo aminorar la marcha y entonces para de golpe.

- ¿Hemos llegado?

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora