Por cierto, me quedo clarísimo que tod@s lo sabíais jaja
POV AMAIA
Me quedo completamente helada, no me esperaba esto y mucho menos ahora... ¿era el mejor momento? La verdad es que no hay ningún momento perfecto para ello, cuando viene, viene, pero... esto no me lo esperaba. Joder si éramos unos críos y encima con todo esto y...
- Amaia felicidades – dice Aitana levantándose y abrazándome con fuerza mientras yo seguía como una estatua.
- Amaia ¿no estás contenta? - pregunta Alex muy seria, mirándome.
- Yo... no sé... no me lo esperaba. ¿Cómo?
- ¿Te lo tengo que explicar amiga? – pregunta Aitana riéndose.
- ¡Ays! Aitana... no me refiero a eso.
- ¿ Amaia usaste protección? - pregunta Alex de forma profesional.
- Bueno... no.
- ¿Entonces? Amaia si no usas protección pasan estas cosas querida.
- A ver, lo sé, no soy tonta. Pero pensé... bueno Alfred pensaba que la quimio lo dejaría estéril.
- Si podría suceder, pero también podría ser que no, eso no es una ciencia exacta... depende del hombre, de la cantidad de quimio, del lugar donde se halle el cáncer, son muchas cosas que pueden jugar en favor y en contra. Además, con la poca quimio que recibió era muy complicado que sucediera así. De todos modos, si no querías ese niño, deberías haber tomado medidas.
- En realidad, ni si quiera pensé bueno ya sabes que tendríamos sexo, joder, es que, de verdad, no lo pensé y ahora...- ¿Ahora qué? Ahora a cuidarse... a cuidar de ese bebe... de vuestro bebe Amaia – dice Aitana acariciándome.
- Yo... no sé si estoy preparada.
- Nadie lo está nunca Amaia. Pero estoy segura que serás una gran madre.
- Yo... ¿debería decírselo? – pregunto aun sin tener muy claro que hacer.
- Claro. Eso le dará ánimos.
- O puede derrumbarlo. Si piensa en que se perderá la vida de su hijo, a lo mejor se viene abajo.- Amaia... creo que será feliz si lo sabe... puede durarle mucho esa felicidad o un rato... pero será feliz... si pasa lo peor, que esperemos que no. Creo que deberías decírselo, pero... eso solo depende de ti.
- Ahora sí que no le puede pasar algo... yo no sé... lo necesito para cuidar de mi niño... de nuestro niño.
-Os merecéis ser felices Amaia, y si existe alguien en este mundo... un Dios o lo que sea, tiene que ayudaros... solo tenéis que tener fe... solo tenéis que estar ahí y apoyaros el uno al otro, esto tiene que ser una buena señal.
- Voy a ser madre – digo con una sonrisa nerviosa... no me lo podía creer... iba a darle un hijo al hombre de mi vida.
- Anda... creo que es hora de que te vayas con él.
- Si. Gracias por todo chicas.
-Estaremos contigo el tiempo que dure la operación y después... seguiremos ahí... cerca.
- Si - dice Alex - y por favor Amaia... sé que es duro, pero tienes que ser fuerte, fuerte por ese bebe que tienes dentro.
- Si lo seré - digo sonriendo.
Voy pasillo adelante hacia la habitación de Alfred sin dejar de tocarme la barriga... aún no se notaba nada y tardaría mucho en hacerlo, pero ahora... sabía que tenía que luchar con más fuerza que nunca... iba a ser madre y aunque nunca había pensado en ello, ahora mismo era lo mejor que me podía pasar y encima un hijo con él... un hijo con el hombre de mi vida... un hijo con el hombre que ha hecho que mi vida de un giro de 360 grados.Entro en su habitación, estaba tranquilo riéndose junto a su sobrino y su hermano, sus salvadores. Pasaron de no conocerse, a ser la personita que iba a salvarlo. No puedo evitar sonreír al verlos así, tan relajados... sonrientes.
- Hola - dice mirándome con una sonrisa de adoración y me sonrojo.
- Hola.
- Pol vamos.
- Papi no quiero.
- Anda vamos pesado - dice cogiendo a su hijo sobre su hombro haciéndole reír. Eso me hizo pensar en mi futuro hijo y en Alfred con él... sería un gran padre... el mejor.
- ¿Estas bien? – pregunta viendo como salían su hermano y sobrinos de su habitación.
- Si - digo extrañada.
- Te fuiste y pensé que algo iba mal.
- No, tranquilo. Solo... necesitaba un café.
- Oh... a mí no me dejan – dice haciendo un mohín y yo lo beso para borrarlo de su cara dibujando una hermosa sonrisa – pero ese beso sabía a café, que rico, quiero más.
- ¿Qué tal todo? – le pregunto sentándome a su lado.
- Bien, son increíbles.
- Me alegro.
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Últimos deseos
RomanceAmaia y Alfred se conocieron dentro de la Academia. Pero su relación dentro fue distinta para cada uno. Mientras Alfred se quedo prendado por ella, ella no pudo fijarse en el chico del trombón porque ya se había fijado en otro. La historia empieza c...