POV ALFRED
Amaia sigue dormida eso tenía que ser muy buena señal. Yo, sentado en mi silla de ruedas, sin dejar de mirarla y de acariciarle la mano. Ahora me tocaba a mí cuidar de ella.
Escucho el sonido de la puerta al abrirse y entra mi madre que se sienta a mi lado en la butaca que se encuentra al lado de la cama de Amaia. Se queda un rato en silencio, me mira preocupada, preguntándome con sus ojos, pero yo estaba inmerso aun en mis pensamientos para conseguir que Amaia se recuperara. A pesar de eso empezaba a sentir un dolor insoportable en los huesos, como si pesaran más de lo normal. Mi cuerpo se estaba quejando y dolía cada vez más.
- Alfred, tienes que volver para que te den tus medicamentos.
- No – digo rotundamente.
- Cariño....
- No pienso tomarme nada que me de sueño, tengo que cuidar de Amaia. Si acaso pide un calmante a Alex, me duele la cabeza – le miento.
- Así no la cuidas. Si ella se levanta y ve que has dejado de tomarte la medicación...
- Me da igual, que se enfade si quiere. No pienso tomarlo más.
- Pero si tú mismo acabas de decir que...
- Nada de peros. Ahora estoy muy seguro de que quizás me quede demasiado poco, y no pienso pasarlo dormido.
- Pero vendrá tu padre y...
- Ese no es mi padre - digo enfadado.- Si lo es. No se ha portado como tal pero ahora va a ayudarte. Vas a salir de esta y luego si quieres le reclamas todo lo que quieras.
- No voy a moverme de aquí.
- Bueno pues pediré que te traigan aquí una cama – dice impotente al comprobar que no conseguiría moverme.
- No pienso tomarme nada de todos modos.
- Vale - dice resignada - pero te traerán una cama para que al menos estés más a gusto. Esa silla no tiene que ser muy cómoda.
- Tengo la de Amaia.
- Alfred cariño, por favor... no hagas eso. No te cierres...
- No voy a separarme de ella madre - digo sin darme cuenta que las lágrimas salían solas de mis ojos - necesito estar a su lado. Sé que todos tenéis esperanzas porque si no, no podríais estar aquí. Yo también quiero tenerlas, pero... tristemente, soy realista y las posibilidades, si ya eran pocas cuando llegue aquí, ahora son casi nulas. No quiero estar dormido, no... solo quiero estar con ella.
- Lo comprendo - dice mi madre triste.
- Mama yo... - no quería menospreciarla, no se lo merecía, pero no me salían las palabras.
- Sé que también quieres estar conmigo, tranquilo, no me siento mal por eso. Sé que la quieres, nunca antes te había visto así. Lo vuestro es tan bonito, es precioso cariño. Haberos enamorado así, luchar juntos ante todo esto, como os miráis, como os cuidáis el uno al otro. No me enfado porque quieras estar a su lado, y no voy a decirte nada más sobre tus medicinas, solo te pido que no dejes de luchar, de creer, de soñar...no te rindas todavía Alfred - dice con lágrimas que le limpio despacio dejando pequeñas caricias en su rostro.-No quiero, ni puedo dejar de luchar. Pero intento pasar el mayor tiempo posible con ella, con vosotros. No me voy a rendir, pero necesito tenerla a mi lado, disfrutar de ella. De que me sirve tenerla, teneros a vosotros, si estoy todo el día dormido. No puedo, no quiero dormir más. Siento que algún día dormiré y ya no me despertaré. Tengo mucho miedo mama, tengo miedo de morirme, tengo miedo de dejaros solas a las dos – en ese momento yo también lloraba y apoyo la cabeza en el cuerpo de mi madre que estaba de pie a mi lado. Ella me acariciaba la cabeza- Te quiero mucho mama.
- Yo también mi pequeño - dice abrazándome con fuerza, y me dejo llevar, había conseguido estar fuerte durante mi enfermedad, pero ahora más que nunca tenía miedo, pánico a morirme. Tenía miedo de no poder estar con ellas, de no poder ver sus sonrisas...
De repente Amaia empieza a removerse en la cama y mi madre me da un beso en la mejilla justo antes de limpiarme las lágrimas e irse para dejarnos solos. Me arrimo más a la cama y empiezo a dejar suaves besos por el dorso de su mano que seguía sujetando con delicadeza como si se fuera a romper.- Mmm... ¿Dónde estoy? - despierta mirándome algo desorientada.
- Estás en el hospital cariño, te desmayaste – le digo bajito.
- ¿Qué haces aquí? - dice levantándose de golpe al darse cuenta de todo.
- Cuidándote - digo mirándola a los ojos con intensidad.
- Alfred... no deberías...
- Amaia quiero y necesito hacerlo.
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Últimos deseos
RomanceAmaia y Alfred se conocieron dentro de la Academia. Pero su relación dentro fue distinta para cada uno. Mientras Alfred se quedo prendado por ella, ella no pudo fijarse en el chico del trombón porque ya se había fijado en otro. La historia empieza c...