Capítulo 23

1.4K 117 17
                                    


POV ALFRED

Estaba feliz, sin duda era uno de los días más felices de mi vida, y poder compartirlo con mis amigos, con mi familia era increíble, y, sobre todo, sentir que todo el mundo había dejado todo lo malo atrás y estaban disfrutando del día.

-¡Ey!-saludo a Alex la enfermera que se había encargado de mi durante todos estos días que había pasado en aquel hospital al que no deseaba volver, pero sin duda no por ella.

-Hombre, estas guapísimo.

-Tu tampoco estás nada mal.

-Cuidado si no quieres que tu mujer se entere.

-No tiene por qué enterarse-digo con una sonrisa-además...son mis ojos los que hablan porque mi corazón...-digo mirándola allí a los lejos como estaba rodeada de su familia.

-Me alegro mucho todo lo que estás viviendo hoy, te lo mereces mucho.

-Gracias, todo se lo debo a ella y bueno tu... tú también me diste un empujoncito-digo con una sonrisa- ¿Puedo hablar contigo un momento?

-Ya lo estás haciendo-dice con una sonrisa-anda dime, ¿Qué te pasa?

Había decidido despedirme de cada uno de ellos porque cuando se fueran iba a estar solo con Amaia, y no sabía si...si tendría la oportunidad de agradecérselo a todos como me gustaría.

-Solo quería darte las gracias por todo, por cuidarme por aguantarme cuando no tenía a nadie para hacerlo. También quería agradecerte el abrirme los ojos y luchar por lo importante.

-Ojalá hubiera podido convencerte para que te quedarás.

-Eso no era lo que necesitaba y lo sabes. Necesito vivir, necesito esto, ser feliz.

-Gracias por enseñarme a luchar por la felicidad, eres muy valiente Alfred, ojalá...no, sé que voy a tenerte en mi vida mucho tiempo y que voy a poder aprender mucho de esa fortaleza suya.

-Ojalá.

-Ya verás que sí.

-Gracias-digo dejando un beso en su mejilla antes de seguir, todavía tenía que hablar con más gente y sentía que el cansancio se estaba empezando a apoderar de mí.

Había llegado el momento de tener una conversación que había dejado para pendiente durante demasiado tiempo. Me acerco a ella y a sus padres intentando mantener los nervios bajo control, aunque sin duda no sabía si iba a poder superarlo.

-Hola siento interrumpir-digo tragando saliva mientras sonrió a Amaia y ella me mira con una sonrisa antes de dejar un beso en mi mejilla.

- ¿Estas bien?-dice de repente mirándome con preocupación, no quería que me mirara así, ojala todo fuera diferente.

-Si solo quería hablar con tus padres, si no te importa-digo mirándola y veo como me mira extrañada pero no le da tiempo a decir nada.

-No le importa, y si le importa pues mira da igual-dice su madre seria y yo trago saliva, quizás había esperado demasiado para esta conversación, pero la verdad es que todo había sido tan rápido...

-Mama...

-Voy a comportarme-dice con una sonrisa y veo como ella duda si dejarnos solos o no.

-Espérame cerca ¿sí? Quiero mi baile-digo mirándola con una sonrisa para tranquilizarla y veo como se aleja con un intento de sonrisa.

Tomo aire mientras estoy allí de pie junto a los padres de la que hoy se ha convertido en mi esposa. Sé que no tienen que estar contentos con todo esto y sé que es mi culpa y que debo explicarme.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora