Capítulo 20

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POV ALFRED

Fue una noche muy larga y difícil, apenas había dormido. No debería haber bebido, eso me hizo tener alguna que otra nausea y tuve que hacer algún que otro viaje al baño.

Me levante cansado, todo mi cuerpo pesaba como si fuera de bronce y mis huesos se sentían débiles parecían de cristal para llevar tanto peso. Tenía que levantarme, Amaia aparecería en cualquier momento y no me apetecía que me viera así. Después de ese baile que compartimos, sabía que ella era la persona que yo siempre imagine, aquella de la que quedé prendido en aquella ciudad de las estrellas.


Seguía en la cama, pensando de donde sacar la voluntad suficiente para el trago que me esperaba. Hablar con mis padres y contarle todo lo sucedido en esas últimas semanas. Ellos eran los que más merecían saber, ahora después de haber hablado con los chicos, ya no podía alargarlo más. Sería un momento duro, dios mi madre, mi madre me conocía muy bien y no estaría de acuerdo en que yo dejara mi tratamiento. Intentaría convencerme, llevarme al huerto y comulgar con sus ideas, pero no... estaba decidido y no seguiría con la quimio, para que...

Escucho como alguien abre la puerta... ahí estaba mi ángel de la guarda... Amaia acababa de llegar. Ayer antes de irse le di una llave de mi casa, quería que la tuviera, quería que la tuviera por si me pasaba algo.

- ¿Como estás?

-Bien...ahora mejor-digo sonriéndola y veo como me mira con cara de pocos amigos, aunque puedo ver una sonrisa detrás de su cara de póker.

-Ve a ducharte mientras te preparo el desayuno ¿Sí?

-Ten cuidado porque si me quemas la cocina mi madre nos mata.

- ¿Quemar? Unos cereales y vas que matas.

- ¿Quiero tostadas?

-Levántate antes de que te saque yo de ahí.

-Está bien-digo con una sonrisa levantándome y dejando un beso en su mejilla antes de meterme en el baño sintiéndome mejor que nunca.

Cuando salgo de la ducha la encuentro allí peleándose con la tostadora y no puedo evitar sonreír hasta que su voz me saca de mis pensamientos.

- Anda siéntate, que el desayuno está hecho. Tenemos que salir pronto para poder llegar al encuentro con tus padres - cuando dice eso, no puedo evitar bajar la mirada para que no viera la ansiedad que esa conversación me causaba - Estás nervioso, lo sé - dice y levanto los ojos para mirarla - no puedes engañarme.

- Si. Tienes razón, estoy cagado. No sé cómo va a reaccionar.

- Estará triste Alfred, es normal. Pero no le importara nada más que tu bienestar.


- Lo se... pero se lo he ocultado durante bastante tiempo y... he dejado de luchar.

- No lo has hecho, simplemente lo haces a tu manera, o por lo menos eso creo, no me casaría contigo si no supiera que en el fondo estas deseando vivir. Sé que no te estas rindiendo. Si estás feliz serás mucho más fuerte para poder luchar contra esto. Sé que final, venceremos, estoy convencida.

- Ojalá. Me encanta que te hayas vuelto tan positiva – digo cambiando mi cara asustada con una sonrisa.

- Lo aprendí de alguien muy especial. ¿No recuerdas? Tú antes lo eras.

- Bueno, no me ha ido tan mal... te tengo a mi lado, eso no habría pasado en ninguno de mis mejores sueños - dijo con una sonrisa y veo como ella me devuelve la sonrisa antes de ponerse a recoger, había llegado el momento de irnos...Menorca nos esperaba.

POV Amaia

Cuando llegamos ya a nuestro destino él quería un coche para poder movernos por la isla, pero lo veía cansado y decidí que lo mejor sería pedir un taxi. Tan cansado estaba que nada más dar la dirección se quedó dormido sobre mi hombro. Se le veía tranquilo, aunque sabía que ahora mismo no lo estaba, temía la reacción de sus padres y lo entiendo...no puedo ni imaginarme como estarían los míos si yo estuviera en su situación.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora