Capítulo 38

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POV XUS

Estaba muy cansada después de tantos viajes, el encontrar al padre de Alfred estaba siendo toda una locura, compartirlo con mi marido había sido lo único positivo, pero sabíamos que el tiempo se acababa y por eso decidimos separarnos, Alfredo fue a Andalucía en busca de otro Alèx Vila, pero no tuvo resultados positivos, por eso estaba segura de que estaba en el lugar acertado, y por eso, a pesar del agotamientos, ahora no iba a rendirme, ahora menos que nunca.

Si todo salía bien, que tenía que salir, iba a volver con mi pequeño, con un donante debajo del brazo, él se iba a recuperar, tenía que hacerlo, y entonces, entonces no iba a separarme más de él. Iba a estar ahí a su lado, porque ahora le tocaba el mejor momento de su vida, después de tanto luchar, ahora tenía más cerca su objetivo, y yo voy a estar ahí a su lado como la madre orgullosa que soy de ese pequeño músico mío.

Estaba imaginándome a mi pequeño encima de un escenario de nuevo, donde sabía que residía su máxima felicidad, cuando mi teléfono empieza a sonar, veo que es un número desconocido y entonces trago saliva para prepararme para la conversación más importante de mi vida.

- ¿Si?-respondo tensa pero entonces...

-Hola mama.

-Hola cariño-digo con una sonrisa tras escuchar la voz de mi pequeño- ¿Cómo estás?

- Estoy perfectamente madre-dice, pero sé que me está mintiendo, sabia cuando lo hacía, a mí nunca podría mentirme, nunca - ¿Cómo te va por ahí?

- Creo que he dado con él. Solo estoy esperando a que me llame. En cuanto lo haga no tardaré en estar ahí contigo.

- Estoy deseándolo, te echo de menos - dice, pero podía oír su sonrisa en su voz.

- Yo también cariño. ¿Cómo está tu mujercita?

- Aquí disfrutando de mi compañía - dice riéndose.

- Seguro que sí, mi pequeño Don Juan, pero tengo que dejarte cariño, por si llaman, no quiero tener la línea ocupada...

- Te quiero mama - me dice antes de colgar y no pude evitar sonreír, porque a pesar de todo lo veía animado, contento.... eso sin duda le ayudaría en su recuperación.

Estaba aún sonriendo a la vez que limpiaba alguna lágrima furtiva cuando volvió a sonar el teléfono. Sin duda Alfred había olvidado decirme algo cuando colgó tan rápidamente.

- ¿Olvidaste algo cielo? - se produce un silencio en el otro lado del teléfono hasta que escucho a alguien suspirar.

-Perdona María Jesús ¿no? Me han dicho que preguntaba por mí, pero no sé quién eres, así que le aconsejo que no venga a mi casa a...

-Perdón, no me creo que no sepas quien son, si sabe quién soy, mi intención no es arruinarle la vida, me da igual su presente, me da igual su vida de ahora, solo quiero hablar de su pasado y de ese pequeño que un día dejo en mis brazos.

-De verdad, no sé de qué me habla, será mejor que cuelgue y...

-Le aseguro que como no esté en una hora en Trafalgar Square, volveré a su casa y no tendré más remedio que hablar contigo delante de su familia...-digo tajante, no pensaba irme así, no cuando sabía que era mi último cartucho para salvar a mi hijo.

-Está bien, tú ganas, nos vemos allí en una hora-dice antes de colgar, y entonces suelto todo el aire y empiezo a llorar, toda esta presión estaba empezando a pasarme factura, pero sabía que estaba cerca y ahora menos que nunca podía parar, aunque estuviera agotada, no pensaba parar.

Entendía que le importará su nueva familia, lo entendía, pero era su hijo, aunque un día lo abandonará, lleva su sangre, él lo concibió junto a su madre, no podía entender cómo ni si quiera se había preocupado por él estos años. Y no me gustaba ser mala, no, pero cuando la vida de mi hijo estaba en juego nada me iba a parar, así que vendría conmigo a Barcelona, quisiera o no, tenía donde atacar, aunque no me gustará, pero mi hijo sintiéndolo mucho merecía algo de su padre, merecía que le diera más tiempo de vida.

Últimos deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora