Capítulo 34

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*KLAUS*

No puedo creer que haya matado a la recepcionista, ni siquiera sé cómo se llama, solo sé que da unas mamadas increíbles pero no tan buena como mi pequeña, nadie tiene comparación con ella.
Miro como apunta el arma hacia mí y no puedo contenerme de reírme en su cara, ella cree que tengo miedo no siento una mierda, simplemente digo.

--Vamos pequeña Rose hazlo mátame!!

Ella vacila en sus movimientos puedo ver la indecisión en sus ojos, esto le costaría la vida en otras circunstancias, sé que no puede matarme mi pequeña mascota jamás dañaría a su dueño.

Aunque debo admitir que me encanto que matara a la recepcionista por celos me la puso tan dura solo con esa acción, dios aún sigo más que enfadado por la pequeña pelea que tuvimos en el jet, su resistencia darme un hijo hace que me hierva la sangre, puede matar a una puta por mamármela pero no me puede dar un hijo.
Eso es algo un poco contradictorio pero así es mi pequeña rose, su grito me saca de mis pensamientos.

--¡¡¡AAAHHHH!!!! No sabes cuánto te odio maldito hijo de puta…

Después de gritar, avienta el arma lejos de nosotros y agacha la cabeza, escucho los ligeros sonidos de sollozos que hace, sus hombros suben y bajan levemente consiente de que no quiere que la vea llorar lo odia.

Sé que no me odia, ella me ama aunque jamás lo diga lo veo en sus ojos y eso hace que se odie a sí misma, no debería llevamos dos años juntos ya tendría que estar acostumbrada a mí.
Pero tal parece que no es así, esta maldita junta me tiene tan tenso y estresado que cargo todo mis frustraciones con ella, tengo que admitir que si me pase bastante al golpearla enfrente de la zorra y de todo el maldito hotel.

Pero necesitaba una maldita reprimenda después de todo lo que dijo en el avión y la forma que se burló de mí, ella no piensa antes de hablar y eso es algo que ya hemos discutido antes.

Esa pequeña boquita rosa la va meter en muchos problemas como ahora.
A quien engaño, estoy todo menos enojado con mi pequeña, unos minutos después inclinándome meto un brazo bajo sus rodillas y la levanto,  apenas pesa nada, su pequeño cuerpo es tan ligero como una pluma, mientras la llevo al baño para una ducha caliente pienso en todos los momentos que hemos pasado juntos, no creo que ya pasaron dos largos años desde que rose es mi mujer.

¡MI MUJER!

La feroz satisfacción que siento al pensarlo no tiene sentido, pero me importa una mierda, ella es mía solo mía!! Y eso es todo lo que importa.
La voy a follar y mimarla se lo merece, es mi forma de decir que lo siento, ella me dará todo de sí misma y yo lo tomare.

Lo tomare todo, y luego pediré más, seré dulce y amable con mi pequeña el sádico dentro de mi esta tranquilo por ahora…

Habrá mucho tiempo después para castigarla por su renuencia a darme un bebe.

Mi polla es dura, palpítate de la necesidad pero el hambre que siento por ella es diferente es más controlada, alcanzando el jacuzzi pongo un pie dentro y bajo con ella en brazos en el agua que burbujea, sentándome con rose en mi regazo.

Ella suelta un suspiro y se relaja contra mí, cerrando sus ojos y poniendo su cabeza en mi hombro, su pelo brillante hace cosquillas en mi piel, me desplazo un poco dejando que los fuetes chorros me golpeen en la espalda, siento la tensión que gradualmente se drena de mí.
Ha sido una semana de infierno total, ya necesitaba un poco de tiempo con mi nena.

Aplicando una ligera presión a su espalda, empiezo a masajearla como le gusta, disfrutando de los gemidos tranquilos que escapan de sus labios al tocarla.
Sus pies son pequeños y bonitos, como el resto de ella. Sexy incluso, con el
Esmalte rosado en sus dedos delgados. Dando un impulso repentino, levanto
su pie a mi boca y chuparlo ligeramente, haciendo girar mi lengua alrededor de cada
dedo del pie.
Ella jadea, mirándome, y puedo oír su respiración elevarse, ver
sus ojos oscurecerse con excitación. Esto la eexcita, me doy cuenta, y el
conocimiento hace que mi pene se endurezca aún más.
Sosteniendo su mirada, alcanzo el otro pie de Rose  y le doy el mismo
tratamiento.
Sus dedos de los pies se curvan al tocar mi lengua y su respiración se vuelve inestable, su propia lengua saliendo para humedecer sus labios.

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora