Capítulo 13

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CUANDO PIENSO EN ESE DÍA, Ese maldito día, no entiendo cómo no luché  más, ni por qué no intenté huir
No, actúo por puro instinto y mi instinto es entregarme a él.
Me deja en la cama y yo me quedo allí tendida. Estoy demasiado cansada por la pelea de antes y sigo un poco
atontada por la droga. Lo que está pasando es tan surrealista que no termino de procesarlo. Es como si estuviese viendo una obra de teatro o una película. No puede ser que me esté pasando esto. No puedo ser yo
la chica a la que han drogado y secuestrado y que permite que su
secuestrador la toque y manosee por todas partes, No puedo ser tan estúpida para no hacer nada pero la realidad es otra y muy oscura y retorcida no hay esperanza, y lo que ves en las peliculas No es verdad nadie viene  ayudarte.
Los dos estamos tumbados de lado, uno frente al otro. Noto
sus manos sobre mi piel. Son un poco ásperas y están
encallecidas; Son fuertes, aunque ahora mismo no está empleando la fuerza. Podría doblegarme con facilidad, como ha hecho antes, pero no hace falta; no me estoy resistiendo. Estoy flotando en una neblina confusa.
Me vuelve a besar y me acaricia el brazo, la espalda, el cuello,
el muslo... Su roce es firme, es como si me estuviese haciendo un masaje, salvo que noto que lleva intenciones
sexuales. Me besa el cuello, mordisquea con suavidad la parte sensible, me estremesco yo simplemente me quedo ahí estática,
Con los ojos cerrados, finjo que esto es solo un sueño; una oscura fantasía como las que tengo a veces por las noches. Esto hace soportable que este extraño me haga estas cosas.
Con una de las manos en mis nalgas, me masajea la suave
piel. La otra mano me sube por el vientre,... Llega hasta los pechos, me agarra el izquierdo con la palma y lo aprieta con fuerza. Tengo los pezones duros. Nunca me había sentido así.
Sigo con los ojos cerrados Lo tengo casi encima de mí, pero la mayor parte de su
peso está sobre la cama. No quiere aplastarme, me doy cuenta y lo agradezco. me besa la clavícula, el hombro, el abdomen. Su boca es cálida
y me deja un rastro húmedo en la piel. Después cierra los labios alrededor de mi pezón derecho y lo
chupa. Me arqueo y siento algo de presión en el vientre. Vuelve a
hacer lo mismo en mi otro pezón y la presión en mi interior crece, se intensifica.
Él lo siente. Sé que lo siente porque su mano se aventura
entre mis muslos y nota la humedad. —Buena chica —susurra mientras acaricia mis pliegues—. Eres tan dulce, tan obediente respondes tan bien mi pequeña nena.
Empiezo a gimotear cuando sus labios bajan por mi cuerpo, su
pelo me hace cosquillas. Sé qué intenciones lleva y me quedo en
blanco cuando llega a su destino. intento resistirme, trato de patearle la cara con mi pie pero me aparta las piernas sin ningún esfuerzo.  palpa con delicadeza, me aparta  Su habilidosa boca lame y mordisquea
alrededor de mi clítoris hasta que empiezo a gemir; lo rodea con
los labios y lo chupa suavemente.
El placer es tan fuerte, tan abrumador, que abro los ojos. -- NOO!!-- sale entre gemido y grito y se detiene un momento,  levanta la vista y calavera esos ojos chocolates en mi, -- no que pequeña?, No me toques, no pares, -- trato de procesar toda la mierda que está diciendo,  me armó de valor y le contesto-- QUIERO QUE QUITES TUS ASQUEROSAS MANOS DE MI! eso es lo que quiero-- todo pasa tan rápido que ni siquiera lo veo venir sólo siento mi mejilla ardiendo me golpeó, me quedo en shock me todo la mejilla y está caliente No digo nada, no puedo tengo demasiado miedo -- Que sea la última vez que me hablas De esa forma pequeña, sólo fue una advertencia no quiero ser tan rudo aun!.
Estoy tan destrozada que solo quiero acurrucarme y llorar. Cierro los ojos con fuerza otra vez. Sin embargo, él aún no ha acabado conmigo. Se desliza por mi cuerpo y vuelve a besarme en la boca. Ahora sabe diferente; es un
beso salado y algo almizcleño. Es por mí. Me estoy probando a mí
misma en sus labios. Me embarga la vergüenz. Coloca las caderas entre las piernas. Con una mano me agarra la
cabeza mientras me hunde la otra entre los muslos, frotando y
estimulándome otra vez. Sigo sin resistirme mucho, aunque mi cuerpo se tensa cuando
el miedo vuelve. Noto el calor y la dureza de su erección que me
presiona en la parte interior del muslo y sé que me va a hacer
daño. —Por favor —susurro al abrir los ojos para mirarlo. Veo
borroso por las lágrimas—. Por favor… no lo he hecho nunca.
Sus fosas nasales se dilatan y sus ojos son más brillantes. —Me alegro pequeña sólo eres mía  —dice en voz baja. Luego desplaza sus caderas un
poco y con una mano dirige el miembro hasta mi sexo.-- Sólo mía- -

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora