CAPÍTULO 7

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Hace dos horas estoy tirada en mi cama escuchando música de IL VOLO y Rio Roma. Me encantan, mi celular vibra y lo veo, mi pulso se acelera y le bajo el volumen a la música. Es un mensaje de Evan.

Hey loca, ¿llegaste bien a tu casa? – pregunta.

–Sí, llegué bien. Gracias por preguntar – respondo.

Ok. Te dejo iré con Leandro a jugar potra. – qué raro, digo en mi mente.

–Que bien, que se diviertan y que no les den un pelotazo en la cara. – le digo.

Jajaja creo que esa serías tu ¿No?  – es un idiota, pero tiene razón.

–Jajaja es cierto, adiós tonto. – respondo.

–Adiós salvaje. – sonrío como boba.

Me levanto rápidamente de mi cama, me siento en la orilla y me pongo a pesar en todo esto que está pasando en mí, tomo mi diario y escribo todo. Me asusta esto, nunca antes lo había experimentado.

En ese momento entra mi mamá y me dice que es hora de cenar. Bajo y encuentro a mi papá en el comedor me acerco a él y lo abrazo. Llega mi mamá con la comida y la empieza a servir, papá ayuda con el refresco de manzana. Empiezan a hablar entre ellos y mi mente viaja a esa tarde y el beso en la mejilla.

–¿Hija? – mi mamá me observa como esperando una respuesta.

–Amm perdón no te escuche – Le respondo

–Te pregunté si no necesitas algo con el instituto por los momentos. – me repite con una sonrisa.

–Ah eso, no. Cuando necesite algo yo les aviso.

–Y ¿Qué vas a querer de cumpleaños? – pregunta mi papá.

–Pues lo que ustedes quieran, ya saben que no les exijo nada – me encojo de hombros.

–Lo sabemos cariño, pero no sé ¿no te gustaría algo especial este año? – pregunta mamá.

–Lo pensaré, pero por los momentos no quiero nada. – les dedico una sonrisa.

Ellos son unos increíbles padres, hay momentos donde siento que me sobreprotegen y no me dejan disfrutar bien, pero de igual forma los amo. Nunca les pido nada y la verdad es que no me hace falta nada, no somos ricos, pero somos felices y no me quejo.

Muchas personas se quejan de sus padres, yo al contrario me enorgullece decir que ellos me dieron la vida. Nunca he negado quienes son y los amo. Mi mamá es supervisora de aseo en una universidad y mi papá es albañil.

Son mi ejemplo personal de superación y de honestidad, ellos me han dado lo mejor y nunca podré lograr pagar todo lo que hacen por mí. Son mi inspiración para ser como ellos en un futuro y mi miedo es fallarles.

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Llegó agosto y con el mi cumpleaños, los chicos propusieron que fuéramos a comer todos, pero les dije que no podía, ya tenía un compromiso ese día con mi mamá. Entonces me empezaron a decir muchas cosas, son unos resentidos.

–Vamos, no nos hagas esto. Eres nuestra excusa de este mes para salir. – me dice Owen.

–Oh claro, que desconsiderada soy. – le digo con sarcasmo.

–No empiecen a pelear, ya sabemos cómo terminará esto con uno de ustedes llorando y créeme Owen, ya no te quiero acompañar al baño para que te suenes los mocos. – dice Iván y nosotros nos reímos.

–Solo pasó una vez, ¡UNA VEZ! – dice levantándose de la silla. – además no estamos hablando de eso.

–Ok, le preguntaré a mi mamá si puedo ir otro día con ella. – los chicos asienten.

–Bien, si no te deja haremos algo simple. Te raptaremos ese día. – Owen lo dice con una sonrisa casi inocente mostrando los dientes.

–Tienes una concha de frijoles en el diente. – le digo. Y él se empieza a limpiar con una servilleta.

- NO TENIA NADA. – dice enojado. Y nosotros estallamos en risa.

Aparece en nuestro campo de visión nuestro profesor favorito. Se llama Misael, tiene unos 40 años y es muy amigable, casi siempre que los otros docentes lo sueltan pasa los recreos con nosotros.

–Hey ¿Qué le están haciendo al pobre de Owen? – pregunta.

–Me están molestando, solo porque soy guapo. – le responde.

–Ajá ya veo – dice y lo ve detenidamente, se acerca a él y le murmura. – mira esa chica de allí, me dijo que le gustas.

Todos giramos nuestras cabezas en dirección a una chica muy bonita. El profesor le dice que vaya y la conquiste.

–Recuerda todo lo que te he enseñado. – dice el profe.

–¿Cálculo? – responde Owen con cara de confusión. El profesor rueda los ojos y suspira.

–Hijo lo intenté, pero tú no me dejas ayudarte – le pone una mano en el hombro y niega con la cabeza – sigan haciéndole bullying, creo que eso le podría ayudar psicológicamente. – se dirige a nosotros y todos estallamos en risas por la cara de Owen que no lo puede creer.

El recreo termina y volvemos al salón, los chicos siguen con Owen y yo me voy a mi lugar. Doy un repaso por el salón y me encuentro con la mirada de Mildre, sigue llena de odio. A mí ya ni siquiera me molesta, esta vez le sostengo la mirada y ella la desvía.

Cómo puedes pensar conocer a alguien de toda la vida y en un instante te das cuenta que nunca fue así. Es extraño, pero yo no tuve la culpa de que ella se comportara así conmigo.

*Nota:
Gracias por el apoyo...

Borrando tu huella© [TERMINADA] #Wattys2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora