Progresión

VEINTINUEVE

Mientras Jennie yacía en el sótano, inconsciente, con Tom durmiendo a su lado, Logan le explicaba a su esposa el regalito que había dejado en el Centro.

—Vendrán directo a nosotros.—dijo orgulloso de sí mismo.

—No lo creo. Hans no es idiota, sabrá que fuimos nosotros.—comentó Susan. De repente, sus ojos brillaron como lo hacían cuando una idea se le cruzaba por la cabeza.—Debemos recuperar a Matt, y sé exactamente cómo hacerlo.

—De seguro está en el Ala Sur, e imagino que sabes que es difícil llegar allí sin atravesar todo el edificio principal.

—Lo sé, por eso los echaremos durante unos minutos, que es lo que nos llevará sacarlos del Centro.

Logan miró a su esposa lleno de curiosidad.

—¿Cómo lo haremos?

Ella se hizo un pequeño corte en el brazo con una de sus largas y afiladas uñas, y poco a poco su boca comenzó a agrandarse y su papada creció como una bolsa llena de cosas. Luego, escupió un pequeño cilindro grisáceo y sonrió.

—Los congelaremos.

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Se dirigieron al garaje y Mortimer comenzó a revisar las cámaras del Centro desde su teléfono.

Harry y Marge estaban conversando con Jake sobre hospedarlo algunos días—ya creían que el humo los mantendría alejados de su nuevo hogar más que algunas horas—y sugirieron que llevara a Kat también. Ella, por su parte, estaba sentada dentro de uno de los furgones, concentrada en el dolor que se negaba a irse de su brazo. Se preguntó si sería por la exposición a ese humo que le congeló levemente una mano a Mortimer o si sólo sería que necesitaba atención médica; como fuera, necesitaba hacer algo con eso, y lo necesitaba lo antes posible.

—¡Aquí estás!—dijo Mortimer, victorioso. Todos se acercaron a él, excepto Kat.—Está en el Ala Sur, tal y como sospeché, aunque parece ser que no es capaz de abrir las celdas, y estoy seguro de que Matt aún debe estar bajo el efecto de los calmantes que le administramos.

—No me sorprendería, —comenzó Jake.—siendo que le diste una dosis que dormiría a una tropilla.

—¿Tenemos que atraparla?—preguntó Harry.

—Así es.

Jake observó a su padre atentamente.

—¿Tenemos? ¿Acaso estás incluyéndote en esto?

Harry lo miró unos segundos eternos, con sus ojos clavados en su rostro.

—No pienso seguir aquí sin hacer nada más que estorbar.—dijo, con cierto dejo de malestar en su voz.—Desde que estamos aquí hemos sido salvado y protegidos por todos; hemos visto cómo arriesgan sus vidas por las nuestras.

—Es nuestro trabajo, papá.

—Lo sé, pero no puedo permitir que mi hijo se haga daño o arriesgue su vida por mí.—soltó; había elevado un poco la voz, cuando casi en un grito dijo—: No perderé a otro hijo.

Marge se sobresaltó al oír esas palabras y Jake se sorprendió, al punto de abrir la boca para dejar salir nada más que aire. Mortimer observaba atentamente a Harry y, luego de varios minutos en tenso silencio, habló.

—¿Tienes progresión?

—Sí.—la respuesta fue rápida, como si hubiera esperado por esa pregunta por mucho tiempo.