33

2.4K 152 58
                                    

Exhalo el humo del cigarro, dejando que la simple acción de fumar calme un poco los músculos tensos que poseo ahora mismo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Exhalo el humo del cigarro, dejando que la simple acción de fumar calme un poco los músculos tensos que poseo ahora mismo. Mis dientes atrapan la perforación de mi labio inferior por acto reflejo. Admiro mi habitación como si nunca antes me hubiera percatado de los putos detalles porque eso es lo único que consigue calmarme. Suspiro fuertemente y me acerco a la madre de mi bebé cuando aprecio que suelta un bostezo. Se encuentra sentada al borde de la cama y sus ojos grises se cierran gracias al cansancio.

No, no puede quedarse dormida. Mucho menos ahora.

Me coloco en cuclillas delante de ella y tomo su rostro entre mis dedos para obligarla a verme. Entreabre los ojos, así que decido juntar mi boca con la suya con fuerza. La suya responde con cansancio, mucho más despacio de lo que tenía en mente. Sé que estoy pidiendo mucho de ella en tan poco tiempo, pero no puedo dejar que se duerma hasta que los otros del clan Ivanov entren para conversar. Por más que odie al hijo de puta de Alek con todas mis fuerzas, está haciendo un gran trabajo en darme tiempo para preparar a Kaia Thalía en lo que tiene que decir si le hacen preguntas de más. Llevamos así más de media hora hablando con ella.

Su mano derecha acaricia mi nuca, y sus dedos rozan mi piel. Trazan las puntas de las ramas del tatuaje que poseo en la espalda, y relamo mis labios al sentir como los vellos de la piel se me erizan ante la delicadeza de sus caricias. Joder, adoro cuando me toca. Me hace recordar que no me tiene miedo, que no tiene terror de tocarme. Su mano libre de tinta se pierde contra mi cuerpo lleno de sombras. La luz toca a la oscuridad.

Y es la imagen más hermosa que he podido ver en toda mi vida.

Acaricio su rostro sin pronunciar otra palabra, debido a que ha tenido que asimilar mucha información en tan poco tiempo. Sus manos van a su vientre por acto reflejo cuando la mía hace lo mismo. Los dos acariciamos el lugar en el que crece nuestro hijo. Sorbo por la nariz al ver su rostro contraerse.

—No pienses eso —le ordeno cuando entreabre los labios para hablar. Sé a la perfección que está pensando en lo que yo ni siquiera quiero imaginar —. Nada malo va a pasar contigo, ¿vale?

—Suenas tan seguro —susurra.

¿Seguro? Joder, quiero decirle que me muero de miedo de perderlo absolutamente todo a su lado. Que me da pavor la sola idea de que algo malo le suceda y que ya no pueda tenerla nunca más delante de mí. No solo estamos nosotros metidos en un gran lío con los Ivanov por haber roto varias reglas fundamentales. Sino también los Smirnov por estar de cómplices en cubrirnos. Todo está demasiado jodido.

Estamos en un gran juego de ajedrez, uno el cual ambos tenemos que jugar con cautela si queremos salir de esta sin perder nada en el camino. Rodeo su cuerpo fuertemente con mis brazos cuando sube la mirada para encontrar mis ojos, los suyos brillan llenos de preocupación. Acaricio su cabello entre mis dedos, los largos mechones ondeados desprenden un delicioso olor a vainilla. Le susurro que todo estará bien, que solamente tenemos que jugar juntos. Por primera vez tenemos que estar en el mismo equipo.

Pasando Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora