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Kuriah tiene demasiada paciencia para comer

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Kuriah tiene demasiada paciencia para comer.

Toma con sus pequeñas manos la cuchara para llevarse a la boca el cereal de colores que tanto le gusta comer. Escaneo los ingredientes en la parte trasera del cartón. No me gusta dejarle comer estas cosas azucaradas porque luego lo tienen corriendo de lado a lado como si tuviera un gusano dentro del culo. Pero Dimitri ama darme la contra, y regreso con mi crío sosteniendo la caja de cereal entre las manos del supermercado.

Le agradezco a Marcus cuando pone sobre la mesa el pequeño vaso de plástico lleno de leche. Mi hijo hace lo mismo en voz baja, a lo que el rubio despeina su cabello. Sus pequeños pies juegan de lado a lado mientras come rectamente sentado en la silla de comer. Mamá lo tuvo con un pañuelo alrededor de la cintura toda esta semana.

—La tía Natasha le echó un poco de miel —le digo cuando hace una mueca al sentir la leche demasiado dulce —. ¿No te gusta?

—Dulce —murmura. Relame sus labios antes de volver a tomar unos cuantos sorbos y continuar comiendo.

Mi primo me hace un pequeño gesto para llamar mi atención —. Gianna Jhalessi está por llegar.

La rubia de mi mejor amiga sonríe cuando entra a casa para empezar a ayudarme con lo que le he pedido.

Jodidamente nada puede salir mal el día de hoy. Mucho menos cuando lo que se encuentra en riesgo es la estabilidad de mi crío. Aprecio a Gianna Jhalessi acomodar los documentos por orden, etapa, pregunta. Sus ágiles dedos archivan todos los papeles necesarios mientras una mueca se apodera de su bello rostro.

«Uriah, ¿qué estás pensando?»

Niego con la cabeza y me pongo a ayudarla a revisar cada portafolios para asegurarnos que todo esté organizado como debería. Gianna bebe largo de la taza de café que mi primo le ha traído mientras que termino de anotar los últimos detalles sobre el jardín infantil privado al que pienso mandar a mi crío cuando esté cerca de cumplir los dos años.

—¡Bingo! —Gia me guiña un ojo cuando imprime todos los papeles y me muestra que tiene los gastos escritos en tablas por fecha y categoría.

—No sabía que eras tan organizada —le digo.

—Tengo que ser organizada. Si no lo fuera, no sobreviviría ni un solo día en la empresa con mi madre con todos los vestidos que tenemos que diseñar por día —murmura. Pasa las manos por su rubio cabello —. ¿Algo más que tengamos que hacer antes de que lleguen los trabajadores sociales?

Sonrío —. Ven, quiero mostrarte algo.

Gianna abre la boca cuando entramos al cuarto de mi crío. Hasta hace unos días el cuarto más grande de la casa era el de mi padre, pero derrumbamos la pared que conectaba al cuarto de Logan para expandir la habitación. Thalek tiene un apartamento para él solo, lo cual de alguna me sirve ya que con todos los putos sets de trenes que le compramos, nos estábamos quedando sin espacio.

Pasando Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora