06

2.6K 149 33
                                    

Muerdo mi labio inferior con la mirada clavada en mi presa, preguntándome cómo demonios continúa al lado de esa copia barata después de haberle hecho tanto daño a quien decía llamar su «mejor amiga»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Muerdo mi labio inferior con la mirada clavada en mi presa, preguntándome cómo demonios continúa al lado de esa copia barata después de haberle hecho tanto daño a quien decía llamar su «mejor amiga». La antigua rubia resultó ser completamente lo opuesto a la fachada de niña inocente que tiene puesta todos los días.

Logan me ofrece una botella de cerveza. Me dice que será mejor calmar todos los sentidos con un par de tragos para perder la tensión en mis hombros. Bebo el alcohol sin pensarlo dos veces, dejo que el ardor en mi garganta controle mis emociones. Relamo mis labios, sediento de más. Los efectos de la droga se están esfumando poco a poco, por lo que estoy pensando con mis cinco sentidos una vez más.

Mi mirada se dirige hacia donde se oyen las risas, una masculina acompañada de una femenina. Las cuales se ganan la atención de muchos al estar carcajeándose a todo volumen. No puedo evitar hacer lo que los demás: observar con curiosidad. Los dos juegan entre sí, la chica está cubierta por el casco negro de aquel imbécil sonriente.

Mis ojos vagan por el cuerpo de la mujer. Mi labio termina entre mis dientes al apreciar cada una de esas curvas demasiado tentadoras. Las medias de rejilla sobre su piel le quedan de puta madre debajo de esos pantalones de mezclilla con rasgados. La camiseta negra —la cual tiene un nudo en sus pechos —deja a relucir su abdomen, mostrando el comienzo de sus medias. Cada vez que se alza se puede apreciar un poco el sujetador de lencería negra que cubre sus senos.

Mis amigos a mi lado no dejan de observar en su dirección de la misma manera que yo: sedientos por una pequeña probada de lo exquisita que ha de ser. Mi hermana, por el otro lado, no deja de comentar lo mucho que ama su atuendo, y como las prendas hacen un maravilloso trabajo al acomodarse a su cuerpo. Especialmente en sus pechos, joder, relucen contra la ajustada camiseta.

Mis cejas suben al apreciar quién es la misteriosa mujer detrás del casco. Todos la observan con ganas de metérsela y es ajena a ello. ¿Qué mierda? Sus ojos grises resaltan gracias a las sombras marrones y delineador negro, sus largas pestañas rizadas han sido cubiertas en capas de rímel. La boca se me seca ante los pervertidos pensamientos que me llenan la mente cuando me pierdo en su vientre descubierto.

Joder, en definitiva, posee los pechos más hermosos que he podido apreciar a pesar de estar cubiertos por tela. Si así de provocativos son con ropa encima, ¿cómo serán desnudos? Llevo pensando en el color de sus pezones durante todo el día. En cómo se sentirá tenerlos dentro de mi boca y morderlos con mis dientes. Siento como el calor me recorre por las venas, debido a que no dejo de pensar en ella desnuda y con los muslos abiertos para mí.

Relamo mis labios ya  que puedo imaginarla contra la pared y sus piernas alrededor de mi espalda. No entiendo el por qué me encuentro tan excitado con tan solo mirarla mover esas caderas de las que podría agarrarme mientras me entierro en su coño una y otra vez. Lento, rápido. Fuerte, despacio. Las opciones son infinitas, y en todas estaría gimiendo mi nombre mientras su moja más y más con cada nueva embestida. El solo pensamiento me hace sonreír malicioso, y mis ojos brillan de deseo.

Pasando Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora