L.Lintu.

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Estaba en una aburrida fiesta. Mi madre quería que escogiera entre todas éstas chicas aburridas.
No se cansaba de insistir qué tenía qué casarme.
¿Es qué no entendía que mi alma era libre y no necesitaba de nadie para ser el líder?
Habían pasado tres meses desde qué mi padre murió.
Me detuve en un espejo de plata.
Mi rebelde cabello castaño estaba en su sitio. Mi verdes ojos reflejaban unas horribles ojeras.
Apreté el anillo qué me entrego mi padre,ahora colgando de mi cuello con un collar.
Me salí de esa fiesta snob.
Yo era el último de los Lintu y no necesitaba qué me dieran órdenes.
Me escapé a la biblioteca secreta de mi padre. Sí bien, nuestra familia era prospera de manera económica, no parecía habernos ido tan bien con la familia.
Mis padres tuvieron problemas para tener hijos. Aún así,aquí estoy.
Mi padre trabajaba en la restauración de documentos históricos al momento de fallecer.
Un tratado me llamo la atención.
Arthur Seiek y Leonard Lintu firmaban un tratado para terminar con una guerra.
Todo el tratado era aburrido...
Hasta qué noté un apartado en letras minúsculas.

"Cláusula secreta"

Recordé lo qué él abuelo dijo una vez. Aquella cláusula protegía a ambas familias.
Detrás del tratado, a mano estaba escrita la cláusula.

"Sí un Seiek requiere de ayuda el Lintu a cargo debe otorgar la ayuda posible, de igual manera si un Lintu necesita de un Seiek ambas partes deben llegar a un acuerdo qué les beneficie. Sellando tal ayuda con un matrimonio de por vida.
La ayuda debe aceptarse de manera voluntaria,si uno de los dos se niega a consumar el matrimonio se retira la ayuda y se termina con la unión"
*El matrimonio debe ser consumado en un periodo máximo a seis meses*

-¿Quién demonios hace eso en estos días?- dije algo sorprendido.

Y me quedé pensando.

-¿Existirá un Seiek qué me ayude con mi dilema? ¡No, qué absurdo!

-¿Sigues en éste lugar? - preguntó mi madre mientras me asustaba.

- Es una fiesta aburrida.

- Deberías escoger esposa.

- No la necesito.

- Debes tener descendencia.

- ¿No puedo dar mi...?

-¡Necesitas una esposa! ¿Qué es eso de tener hijos con extrañas?

-¡Por dios,es justo lo qué me sugieres!- dije molesto.

- Un hijo debe hacerse de manera natural.

-¡Ay, no me hables de esas cosas! ¡Sé cómo procrear un hijo!

- Pues empieza. No me importa la chica,escoge.

-¡Contigo no se puede!

Me salí lanzando pestes a quien se atravesará conmigo.
Odiaba un poco la presión de mi madre,debía escapar.
Robe un automóvil y lo abandoné al terminarse la gasolina.
Vi la hora,era de mañana y amanecía.
Caminé vagando sin rumbo hasta que ví un puente.
Una chica con un gorro morado llamó mi atención,sus ojos eran de un color hermoso.
Estaba algo distraída. Y no muy lejos escuché el sonido de un arma al cargarse. Una escopeta.
Un tipo cargaba una escopeta y estaba por descargarla en la chica del gorro morado.

Le grité,pero entonces noté que no escuchaba por los audífonos.
Gracias a mi agilidad pude tirarla a tiempo.

- Casí no la cuentas - le dije a mi lado.

-¿Pero qué? - dijo al verme analizandome - ¡Quita tus manos de mí!
Me empujó y me aleje más al notar que había tocado... Una parte prohibida para mí,al menos éramos unos desconocidos.
El sujeto comenzó a recargar su arma, tomé la mano de la chica y corrí con ella gritando.
Me detuve en un callejón y la empujé contra la pared.
El tipo nos buscaba.

- Lamento lo que haré - dije antes de besarla y arrancarle el gorro.

Con una mano cubrí su rostro y con la otra jalaba su cara hacia mí. El tipo pasó de largo.

Yo traté de fingir que éramos una pareja en el callejón haciendo cosas... Íntimas.
Me cacheteó en cuánto me separé.

-¿Qué te pasa?

- Te salvé la vida - le recordé.

-¡Devuélveme mi gorro!

-¿Cuál es tu nombre?

- ¡No te importa!

- Te llevaré a casa.

- No. Tarado.

Y se alejó molesta.

- Tienes carácter.

Regresé a casa pensativo. Era una hermosa chica de cabello castaño y ojos color miel.
Me perdí en el baño por una hora,sin poder sacarla de mi cabeza.
Eran las dos de la tarde cuándo me interrumpieron.

- Jefe,alguien quiere hablar con usted.

-¿Quién es ? - dije aburrido.

- Jack Seiek.

Seiek... ¿Será uno de los descendientes de esa familia?
Nos quedamos a solas y el hombre, de ojos grises se veía preocupado.

- ¿Así que eres el último Lintu?

- Lamentablemente sí, ya tengo suficiente con mi madre detrás de mí.

- Hace mucho que no había un Lintu tan rebelde. ¿Qué edad tienes?

-¿Disculpe?

- Quiero saber a quién le confío mi mayor tesoro.

- Acabo de cumplir 21.

- Ah, ya veo hace siglos que los Lintu tienen ésa costumbre de casarse antes de los 20.¿Qué hay de ti?

- Me preparaba para proteger a mi familia.

- Si, definitivamente eres un Lintu demasiado rebelde.

-¿Qué le trae a mis dominios señor Seiek?- le pregunté cambiando el tema.

- Busco tu ayuda, haciendo uso de la cláusula secreta entre los Lintu y los Seiek.

-¿Ayuda? Espero qué esté consiente de lo que pide.

- Conozco toda la cláusula - dijo Seiek mientras mostraba un holograma del tratado.

-¿Sabe lo qué me pide?

- Necesito proteger a mi hija, alguien trata de asesinarnos.

-¿Cómo está tan seguro?

- Hoy trataron de lastimarla. Me han amenazado, incluso hoy me llegó una nota dónde me afirmaron que nuestros días están contados.

-¿Por qué tomarse la molestia de matarlos?

- Alguien no quiere que mi hija descubra quién es.

- Usted me pide ayuda,pero ella debe estar dispuesta a recibirla, además la cláusula dice que...

- Pídele matrimonio.

-¿Cómo...?

- Dile que a cambio de la ayuda debe casarse contigo. ¿O no es lo qué necesitas?

- Ella debe saber toda la verdad - dije serio - no es justo atarla a mí.

- La traeré ésta noche. Una cena privada.

- Una fiesta. Mi madre las hace casi diario.

- Bueno... Estoy en bancarrota...

- No se preocupe, traiga a su hija una hora antes de la fiesta yo me encargo.

- Sí no podemos hacer uso de la cláusula me gustaría que cuidarás de Elisa- dijo el hombre estrechando mi mano.

- Lo haré. Le doy mí palabra.

Cláusula secreta (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora