22.Recién casados.

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Pasaban las doce de la noche cuándo cenamos, ambos solos en el comedor de la familia.

- Debieron estar presentes - dije algo deprimida.

- Ellos tenían cosas que hacer,mi madre regresó a casa y...

- Ya sé,mi padre está cansado.

Tomó mi mano y la apretó con suavidad.

- Sí quieres podemos ir a descansar.

- Terminaré de cenar.

Me sentí algo pedida, tenía muchas cosas qué preguntar sobre la familia.
Divague unos minutos más y al final terminé para quedarme mirando el plato pensativa.

- Te llevaré a descansar - dijo tomando mi mano.

Me levanté del asiento y me jalo hacia él.

- Ahora eres mi esposa - dijo sonriendo.

No es que estuviera nerviosa, simplemente todo fue tan cansado...
Me llevó a mi habitación en brazos, algo muy anticuado para mí.
Le dí gusto, porqué no quería lastimarlo con mis tonterías.

- Dejé mi ropa en el otro cuarto...

- Ah, sí... Bueno, yo también voy a ponerme mi pijama - dije cansada.

Toda mi ropa estaba ahí, eso significaba que mis cosas estaban aquí. Era demasiado eficiente,o tal vez sus órdenes eran específicas.
De manera inconsciente me puse la misma pijama que el día en que me quedé por primera vez con mi ahora esposo.

-¿Eres feliz conmigo?- me preguntó de repente tomándome por sorpresa.

No le escuché regresar.

- Creo que reservaré mis comentarios - dije riéndome - no estoy en condiciones para contestar.

- Oh. Ya veo.

- Lo siento, estoy cansada.

- Tienes razón.

Me acomodé en la cama sin taparme y me quedé dormida en segundos.

Soñé que caminaba por un enorme patio... Luego sentí la oscuridad invadiendo el lugar y desperté.
Estaba tan cansada que ni siquiera sentí la luz. Era tarde, algo me lo decía.
Tenía su mano alrededor de mi cintura, era algo tan agradable qué no me costaría acostumbrarme.

-¿Dormiste bien?- me preguntó en voz baja.

- Sí.

- Estabas inquieta,hasta que te abracé.

- Oh. No sé a qué se deba, no soñé con nada en especial.

- Pediré el desayuno - dijo él soltandome.

Me sentí rara cuándo se alejó. ¿Tan rápido me apegué a él?

Me giré para verlo y noté que él no usaba nada en la parte de arriba.
Pero mi mente perezosa no procesaba verlo medio desnudo. Me senté y estiré mis brazos sin ganas.
Sentí su presencia y luego me abrazó por detrás.

-¿No podemos desayunar aquí? - pregunté con algo de flojera.

- Claro.

Una parte de mi deseaba seguir durmiendo,pero otra todavía estaba inquieta por tenerlo cerca.

- Voy a ausentarme - dijo él al terminar de desayunar.

- Yo voy a recorrer la casa.

- Sí quieres puedo regresar temprano.

- No, ve. Lo más probable es que yo te haya atrasado.

- Tu padre tiene una enfermera cuidándolo.

- Eso sí,quiero que cenemos juntos - le advertí.

- Estaré puntual.

Me quedé en la cama un rato más y él fue a bañarse. Me dejó luego de una hora.

- No seas perezosa - dijo Tahik.

- Lo siento,pero perdí las ganas de hacer cualquier cosa.

- Tu padre quiere hablar contigo.

-¿Qué son los Seiek?

- Esa es la cuestión. Son personas extraordinarias.

- Supongo que ahora sí pudo salir.

- Puede salir desde hace mucho.

-¿Qué?

- Yo le impedí irse.

-¿Por qué?

- Quería asegurarme de que ustedes harían el ritual.

- No entiendo a los adultos - dije frustrada.

Mi padre estaba en la biblioteca. Lo ví mejor, un poco apagado pero mejor.

- No debí obligarte a casarte - dijo en cuánto me vió.

- Qué curioso,yo le pedí matrimonio a mi esposo.

- Tenemos muchas cosas de las que hablar.

- Para empezar quiero saber qué es un Seiek.

- Es tiempo de que conozcas el legado de tus dos familias.

-¿Seiek y Lintu?

- Lo que yo te heredó por parte de los Seiek y tú madre...

-¿Qué tiene qué ver mi madre?

- Conocerás la razón por la qué ella desapareció...

Cláusula secreta (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora