18.¿Sentimos lo mismo?

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¡Gracias por leer mi historia! Ya mero se ponen las cosas más candentes...

¡Sí qué era el pecado en persona!
Lo seguí para darme cuenta de qué estaba frente a la puerta.

-¿Qué pasa? - le pregunté.

- Nada,pensaba algunas cosas.

-¿De verdad rompiste algo de la casa?- pregunté tratando de cambiar el tema.

- Fue un accidente - admitió avergonzado.

-¿Una película antes de la medianoche?- pregunté tratando de cambiar el tema.

-¿Alguna otra sugerencia?- dijo mientras me veía con esos hermosos ojos verdes.

- ¿Qué te parece postre? Así me cuentas sobre ti.

- Todo lo que hagamos... Debe ser mutuo - murmuró Lauri - éso significa que también debes contarme sobre ti.

Era cierto, nosotros teníamos pocos días de conocernos, no sabíamos nada el uno del otro y sin embargo me sentía muy cómoda.

- Pues a mí me agradas, a pesar del comienzo tan extraño - dije sincera.

- A mí me gustas desde qué te conocí.

-¿Qué helado te gusta?

- Vainilla.

- A mí fresa... Me encantan las fresas.

Él no dijo nada.
Caminamos a la cocina.
Para ser sólo nosotros dos estaba bien surtido su refrigerador.

-Helado de fresa - dijo pensativo.

-¿No eres alérgico o si?

-No. Pensaba en algo...

No dije nada, ambos teníamos nuestros propios demonios internos.
Abrí el bote de helado y tomé una de las cucharas qué dejó.

- Eres impaciente- dijo al verme con un par de tazones en la mano.

- Es una de mis debilidades.

-¿Qué otras cosas son tu debilidad?

- Una de ellas eres tú.

- Es un halago.

Y el timbre nos interrumpió.

-¿Puedes abrir por mi? - me preguntó.

-¿Yo? Pero... Es para ti.

- Ve, te espera una sorpresa.

Incrédula abrí la puerta. Eran las cosas qué ordeno. Y un enorme ramo de rosas.

-¿Podría firmar por favor?

-Ah, sí...- dije distraída.

Me acerqué al chico, firmé en su tablet mientras el dejaba las cosas adentro.

-Gracias - dije al regresar la tablet.

-Al contrario,gracias por la propina.

-¿Qué propina?- murmuré.

Y cuándo lo ví alejarse noté qué estaba afuera de la casa.

-¿Así qué tú no eres la indecisa?-dijo Tahik.

-¿De verdad intentó salir?

-Muchas veces.

Tomé las rosas y cerré la puerta.

-¿Quieres qué te ayude?- preguntó Lauri.

- Sí,gracias. ¿Le diste propina?

-¿Esta mal?

-No... Olvidalo.

Pensé en el mentado ritual.

-¿Vas a explicarme más sobre el ritual?

-Debemos compartir un recuerdo muy personal para formalizar nuestro compromiso.

-¿Yo lo escogeré?

-No. Sale sin pensar.

¡Ay Dios! Rogaba porqué no fuera muy... Privado.

-¿A qué le temes?- dijo el observando.

-A lo que tú me enseñes- dije en doble sentido.

-¿Yo? ¿Y sí veo cómo perdiste tu virginidad?

- Lo dudo- dije con una risa nerviosa.

Evité su mirada y regresé a la cocina.

- Debes confesar- dijo Tahik.

-¿Confesar qué?- preguntó Lauri.

- La verdad, qué me gustas mucho. Y lo qué me sucedió.

-¿Algo serio?

- Sí. Tiene que ver con la casa.

- No digas nada, dímelo después del ritual.

- Pero...

Ataqué el bote de helado algo molesta.
El me dejó sola en la cocina.
Me acabé el helado y fuí a buscarlo.
Estaba en la entrada.La puerta estaba abierta.

-¿Entonces no podemos salir?- le pregunté.

-¿Qué asunto podría estar pendiente?

- ¿Qué pasará sí yo quiero hablar contigo?

-¿Es qué no lo hacemos?

- Me gustas mucho. No puedo asegurar qué es amor... Pero...

Me detuve. ¿No era mejor qué lo supiera con acciones?
¿Cómo podía entender lo qué sentía por él? ¿Es qué necesitaba entregarme físicamente para decirle con mi piel lo qué sentía?
Lo vi moverse incómodo.

- Quiero ser tuya... Quiero ser tu esposa hasta que la muerte nos separé.

Ya está, había admitido lo qué quería.
¿O era una obsesión por hacerlo mío?

Cláusula secreta (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora