12.¿Qué?

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Lo abracé casí haciendo qué perdiera el equilibrio.
Me besó, lo hizo en público y sentí cómo todos nos miraban.
Ví la hora. Casí las ocho de la noche.

-¿Podemos regresar?

- Pero...

- Tengo que ir a trabajar - dije con culpa.

No dijo nada, regresamos a su departamento.

-¿En serio quieres ir a trabajar?- me preguntó dudoso.

- No quiero depender de ti.

-¿De qué hablas? ¡Soy todo tuyo!- dijo bromeando.

- No busco tu fortuna - dije directa.

- Muy bien, entonces te llevaré al trabajo.

Me cambié la ropa y mientras estábamos en su auto me preocupó lo callado que estaba.

- Cuándo puedas hablaremos con calma - dijo Lauri.

- Tengo que pasar por mi cena...

- No te preocupes, me encargaré de eso.

- Por favor,nada escandaloso - dije en tono de advertencia.

- ¿A qué hora cenas?

- Cómo a la una me da hambre - dije mientras tomaba mi mochila.

- Te llamaré para confirmar.

- Déjame aquí- dije mientras veía dónde estábamos.

- Ah,es cierto, no quieres qué sepan sobre lo nuestro...

- Por favor.

Accedió y me baje una cuadra antes. Llegué con tiempo y la supervisora me miró recelosa.
En diez minutos ya estaba lista para contestar llamadas,pero él estaba en mi mente.
Contesté a dos activaciones antes de qué me tocará la llamada más extraña.

- Buenas noches, servicio al cliente, le atiende Eli Seiek...

- Hola señorita - dijo una voz sexi conocida - necesito ayuda con la activación de un teléfono.

Me dió los datos de la activación, me resultó curioso que necesitará ayuda pues estaba listo para usarse.

- ¿Puede decir a nombre de quién está?

- En realidad está listo, pero necesito ponerlo a nombre de mi esposa - dijo el chico.

"Qué lástima,una voz tan sexi y ya casado" pensé algo aburrida.

Esperé a qué continuará y tomé de mi botella de agua.

-¿En serio crees qué mi voz es sexi?- preguntó el chico.

Estuve a punto de escupir el agua.

- Lo siento, fui muy inoportuno Elisa...

-¿Qué?

- Quiero que pongas el número a nombre de Elisa Seiek - dijo el chico.

¿Qué demonios? Me quedé callada unos segundos mientras él no dejaba de decir qué era una persona maravillosa.

- ¿Siempre eres tan distraída?- me preguntó al notar qué no decía nada.

-¿Lauri? - dije al reconocerlo.

- Te dije qué te llamaría. ¿Qué te gustaría cenar?

- A ti... Digo... ¿A ti que te gusta? - dije nerviosa.

- Lo mismo que a ti.

- Está es una línea que está siendo monitoreada... No puedes decir tonterías por aquí.

- Es segura, ya me encargué de eso - dijo él sin darle importancia - necesitaba escuchar tu voz.

- Creo que dejaremos la conversión para después - le corté - que tenga buena noche señor Lintu.

Y le colgué.
Suspiré. Contesté un par de llamadas antes de qué fuera a comer.
No tenía hambre.
Distraída tomé mi mochila y fuí al comedor, ahí recordé que no traía comida.

-¿Alguien ordenó algo?- una voz detrás de mí me asustó.

-¿Pero qué demonios?

- Te dije que tendrías tu cena - dijo sonriendo.

Había olvidado que era el dueño de la empresa.

- Quiero que vayamos a una oficina - dijo algo misterioso.

No quise preguntar cómo obtuvo permiso para tener la oficina del gerente de la mañana para su uso exclusivo.

-¿Sabes lo que me costará ésto?

- Tu empleo no, tal vez que te odien.

- Gracias,ahora voy a parecer una... Cualquiera.

- Ambos sabemos que no es cierto.

-¿Qué pasa?

- Vine por ti,cenemos y regresa conmigo - dijo el de manera honesta.

- Mejor vámonos, estar contigo en esta oficina me causará muchos problemas.

- Está bien, además la foto de nosotros no te dejará salir a la calle tranquila.

- Lograste tu cometido - dije molesta.

Logró que me fuera,sin explicaciones, con las miradas de las mujeres comiéndome de celos.
Al llegar a su departamento noté que la comida era pizza.

- Quiero que sepas dos cosas de mí- confesó - una de ellas es que te necesito y la otra tiene que ver contigo.

-¿Todo gira en torno a mí?

- Eres la única a quien puedo leer por completo.

-¿Éso que significa?

- Soy capaz de saber lo que piensas, incluso a distancia.

-¡Estás loco!

Era cierto que me pareció algo raro, pero... ¿Sabía lo que pensaba de él?
Eso significaba qué...

-¿No estás mintiendo?

- No. Y es peor tratar de ignorar tus súplicas.

-¿Mis súplicas?

- ¡Prácticamente me gritas al oído cuánto te gusto!

Ay no, ahora si estaba en problemas.

Cláusula secreta (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora