Capítulo Dos. Faisal Maalouf.

5.4K 552 25
                                    

-Mi nombre es Faisal Maalouf. Lo necesitarás para encontrar mi despacho y no llegues tarde. Ahora, quítate de mi vista.

Hice lo que me pidió y bien sabe el mundo que si no fuese por la promesa que le había hecho a Rose de que sacaría las mejores notas posibles, ya le hubiese dado un puñetazo.

Eres rápido Faisal Maalouf, tan rápido que has conseguido que te odie en tan sólo dos minutos. ¡Enhorabuena!.

Maldecía a mi profesor. Hacía tres horas que se habían acabado las clases y en vez de estar buscando piso para irme de una vez por todas de la casa de Ibrahim, estaba esperando en la puerta del despacho de Faisal para descubrir què es lo que quería de mí.

-¡Vaya! Veo que has aprendido a ser puntual.

Lo insulté de todas las silenciosas e inimaginables formas mientras entraba en aquella sala atestada de libros que impregnaban la estancia de olor a viejo. Me quedé mirándolo esperando a ver con qué buena nueva me sorprendía.

-Siéntese, por favor.

En verdad tenía gana de huir de la presencia de aquel bombón árabe endemoniado pero mi cabeza me repetía una y otra vez que mi hermana me estaba pagando esta oportunidad que no podía desperdiciar y cantarle las cuarenta no era buena idea.

-Señorita Seacrest, no tengo ni idea de donde viene ni que hace aquí en Doha pero le advierto que no toleraré ni una falta o retraso similar al de hoy porque le aseguro que el dinero de su hermana no podrá salvarla del suspenso.

¿Este tío está tarado?. ¿Se cree qué mi hermana me va a pagar los aprobados?.

-¿Ve todos estos libros, señorita?.

Asentí por no mandarlo a la mierda. La única frase que podría salir de mi boca en aquel momento.

-Son mi pasión pero conseguirlos, me ha costado muchas horas de estudio y de esfuerzo.

-No lo dudo, señor pero, ¿Qué tiene eso que ver con que yo llegue tarde?.

Debería haber aguantado un poco más pero es que no estaba para mítines después de haberme pasado doce horas en aquella universidad.

-Intento decirle que mi asignatura es una de las que mayores índice de suspensos tiene y que deberá sufrir y estudiar mucho si tiene pensado aprobarla. Al contrario que el decano, no soy susceptible de sobornos.

¡Esto era el colmo!. ¿Sabría este imbécil que ya tenía un doble grado en Administración y Finanzas qué había aprobado con todo el sudor de mi frente?.

-¿Sabe, señor Maalouf?. Tiene razón, no sabe nada de mí así que le aconsejo que se informe acerca de mi historial académico y sobre la historia de mi familia. Quizás le sorprenda y ahora sino tiene más que decirme, me gustaría irme a descansar porque no se como narices quiere que estudie si me tiene aquí perdiendo el tiempo.

Lo miré fijamente sin miedo alguno. Quizás me expulsaran de la Universidad pero volvería a Bolonia con la cabeza bien alta y Rose me aplaudiría porque a ninguna Seacrest la tratarían de oportunista.

-Puede irse.

Salí en modo dragón de aquel despacho o lo que es lo mismo, echando fuego. ¿Cómo había tenido la suerte de haber ido a parar a la clase del más prepotente y estúpido de todos los profesores?.

Una vez en casa de Ibrahim, me tumbé sobre el sofá sin ánimo de nada más que descansar. Estaba exhausta, triste y cabreada porque a toda esta penosa situación, había que añadirle que el olor de Ibra aún no se había ido del piso y que todo en él me recordaba a su persona.

¡Ay, Zoe! ¿Habrá sido buena idea quedarse a vivir aquí?.

Por supuesto que no.

Mañana mismo iré a buscar una nueva casa porque cada segundo que paso en esta me consume más.

El día siguiente pasó más o menos igual aunque un golpe de buena suerte vino a apiadarse de mí cuando conocí a Samara en la cantina de la Universidad. Fue ella quien me informó de una casa que había en alquiler en una urbanización de la ciudad. Era pequeña, acogedora y tenía piscina asi que contacté rápidamente con el arrendatario para  verla esa misma tarde después de la clase con el imbécil de Faisal.

-¿Estás en clase de Maalouf ?. ¿Es tan exigente cómo dicen?.

Samara me preguntó entre horrorizada y curiosa.

-Más bien es gilipollas pero supongo que contra eso y a esas edades, no hay mucho que hacer.

-¿Usted cree, señorita Seacrest?.

¡Oh!. ¡Qué vengan los ovnis ya a abducirme!.

Tuve una leve esperanza de que no fuese Faisal quien me estaba hablando pero cuando me giré para ver, ahí estaba de pie escrutándome.

-Sí. Estoy harta de que mi ex novio me mande mensajes. Parece ser que aún no se ha dado cuenta de que lo nuestro no puede ser.

Por favor que se lo trague....

-Sea puntual.

De la que me he librado.

Suspiré aliviada por haber sido capaz de salir del paso y tras despedirme de Samara, corrí hacia el aula de literatura árabe donde me senté en ls primera  fila para que aquel zoquete que tenía por maestro se enterase de que había llegado a mi hora.

Pasó tan prepotente como siempre hacia su escritorio donde depositó unos libros para después sentarse sobre el borde en plan profesor sexy.

Es que es sexy....

E idiota. No te olvides.

-Hoy hablaremos de literatura romántica-anunció-. Un género que entusiasma a la señorita Seacrest y su ex novio, ¿verdad qué el desamor está entre sus temáticas preferidas?.

De repente, toda la clase me miró y sentí que estallaba de rubor.

-Figlio di putana-susurré en italiano-.

-¿Decía algo, señorita?.

-Nada en absoluto, señor Maalouf.

Y yo creyendo que se había tragado el cuento.

Este profesor iba a dar más problemas de los que tenía pensado en un principio y esperaba tener el suficiente aguante para ser capaz de no mandarle a la mierda.

Relax, Zoe. Nadie te mira, no eres el centro de atención.

¡Qué te lo crees tú!.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora