Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)

Capítulo Once. Prometida

El fin de semana en el hotel spa fue un antes y un después en la irregular relación que nos unía a Faisal y a mí. Desde el preciso instante en el que él dijo amarme y yo le permití hacerlo, cualquier pretexto era válido para estar juntos llegando incluso un día a aparecer por la puerta de mi casa a perdirme sal.

-¿Sal?. Deberías ser más original, Maalouf.

-Qué importa que la excusa sea pobre si el objetivo es mejor que soñar.

Sí, había cambiado y me embelesaba con cada palabra que me decía. Aún no estaba preparada para amar o más bien para decirle que lo amaba pero ninguna compañía se me antojaba más meravigliosa que la suya.

Volver a las clases fué duro al principio. Temía el momento de volver a encontrarme con Isam pues sabía que su sola presencia me haría recordar el patético y doloroso capítulo que habíamos protagonizado pero Faisal me acompañó hasta la puerta para evitar enfrentarme a él en soledad. No hizo falta pues mi supuesto amigo había desaparecido de la faz de la Tierra y nadie en todo el campus sabía nada de él. La clase continuó como siempre y cuando digo como siempre, es como siempre. Con Faisal siendo borde con todos sus alumnos incluída yo y lo entendía pues debíamos guardar las distancias sin lanzar al aire sospechas de que nuestra relación traspasaba lo meramente educativo.

Entre llamadas al despacho, fugaces sonrisas y besos a escondidas, el mes de abril llegó a Doha tan rápido que casi no nos dimos ni cuenta.

A mediados de abril, recibí un mensaje de mi cuñado Hakim en el móvil que me dió una alegría inmensa.

-¡Ya soy tía!.

Me enganché a Maalouf para darle un inmenso abrazo.

-¿Cuándo irás a verla?.

-Quizás para la boda de mi hermana. Los exámenes están próximos y yo le prometí a Rose que sacaría las mejores notas posibles.

-¿Eres mujer de promesas entonces?.

-Si yo no me tomo en serio mi palabra, ¿Quién lo hará?.

-Sabía respuesta, Zoe.

-¿Cenas conmigo esta noche para celebrarlo?.

-No puedo. Tengo compromisos pero mañana te invito a comer, ¿te parece?.

-Está bien, Faisal. Me parece perfecto.

Esa noche, con la emoción de tener a una nueva Seacrest en la familia, no era capaz de concentrarme en los estudios así que me dediqué a hacer búsquedas absurdas en google que me entretuviesen. En un momento de no lucidez, tecleé sobre la barra de búsqueda el nombre de Faisal Maalouf. Sabía que el asunto ya estaba rallano en lo demente pero, ¿qué iba a hacer?. Tenía curiosidad.

"Faisal Maalouf es el hombre más jóven en conseguir un puesto de catedrático en la universidad de Doha. A sus veintiocho años, ejerce como profesor de literatura árabe en la misma universidad siendo  considerado una eminencia en su campo".

Bueno esto ya lo sabía. ¿Qué más cosas hay por ahí?.

De repente, un email de destinatario desconocido entró en mi bandeja. Lo abrí con curiosidad.

"Faisal Maalouf,  catedrático de filología árabe recibe un premio a su labor"

¿Ah sí?. ¿Por qué no me había dicho nada?.

"Acude a la gala acompañado de su bella prometida Gigi quien deslumbró a todos los asistentes con su impecable atuendo".

¿¿¡¡Cómo que prometida!!??

¿Sabéis cuándo os dan una mala noticia y un súbito calor os entra en el cuerpo ahogándoos?. Pues eso es lo que me pasó a mí. Me puse tan nerviosa que no era capaz de sostener el vaso de agua que intenté tomarme.

Faisal prometido. Nos había estado engañando a las dos y yo podía perdonar muchas cosas pero las mentiras no estaban en mi lista.

Imprimí la noticia, rodee con un rotulador fosforito la parte de prometida y después lo metí dentro de un sobre que deposité en su buzón. Fue finalizar la acción y empezar a llorar.  ¿Por qué había sido tan tonta confiando en aquel majadero?. Y es que por más que quisiera y lo deseara nunca sería capaz de ser feliz junto a un hombre.

¡Hombres raros del mundo, venid a mí!