Capítulo Dieciséis. El Insulto a mi Inteligencia

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-Escucha, Gigi. Acabo de conocerte  y esas cosas pero, ¿no crees qué marcharnos sin pagar el café y conducir a toda leche no puede ser considerado peligroso?.

Viajábamos en su coche y puedo jurar  que pasé hasta miedo. La muy kamikaze se saltaba hasta los semáforos y en más de una ocasión cerré los ojos esperando por un golpe de otro coche.

-No te preocupes por eso. Conozco a los dueños del café. Después iré a pagarles.

-¿Y respecto a la velocidad?.

-Llegamos tarde.

¿¿Llegamos tarde??. ¿¿A dónde??.

Justo cuando empezaba a rezar por mi vida, Gigi aparcó delante de un edificio de oficinas no muy alto. Por la pinta, parecía de los más antiguos de Doha aunque no es que yo dominase el tema arquitectura.

-Sígueme.

Hice lo que me mandó. Nos bajamos del coche para entrar por la puerta trasera. Tras ella, había de todo menos lo que me esperaba. Hubiese imaginado una escalera de emergencia, la cocina de un restaurante o el cuarto de la basura pero no una digamos, ¿consulta? Ilegal o al menos de eso tenía toda la pinta.

-Buenas tardes, Gigi. ¿Qué necesitas?.

Un hombre de unos cuarenta años, lleno de sortijas de oro que estaba sentado en la hipotética recepción, hablaba a Gigi.

-Ver a Abdul. Tengo un problema que quizás el sepa resolver.

-Está  a punto de irse.

-Lo sé. Le pagaré el doble.

-¿Es de fiar?.

Me miró de arriba a abajo y no pude evitar ponerme colorada.

-¿Crees qué la traería sino lo fuese?.

-Pasad entonces.

-Gracias.

Me tomó de la mano y juntas  aparecimos en una sala llena de ordenadores donde un chico de más o menos mi edad estaba entre ellos sacando tuercas  o quien sabe qué cosas.

-Abdul, tengo un encargo para tí. Necesito que revises una foto y me digas si está trucada.

-¿Sólo eso?.

-Sí por el momento. Enséñale la foto, Zoe.

Con las manos temblorosas, le tendí mi móvil para que examinase la foto. Cosa que hizo con mucho detenimiento parándose incluso a mirar con una lupa. Tras unos minutos que resultaron ser una eternidad, nos dió su veredicto.

-Efectivamente, está trucada. Es un buen trabajo pero, si os fijáis, la muchacha de la foto no tiene sombra a pesar de haber suficiente luz para ello.

¿¿¡¡Cómo¡¡?? Ahora sí que estaba cabreada. ¿Qué alma lúcida había sido capaz de intentar hacerme creer que Faisal me engañaba?.

-¿Lo ves, Zoe?. Alguien está intentando boicotear vuestra relación.

-¿Podría saberse quién es?.

Esta vez no miré a Gigi sino a Abdul.

-Por supuesto que sí pero eso cuesta un dinero.

-¿He dicho yo algo acerca del dinero?.Tan sólo encuentra a quien está detrás de todo esto, ¿sí?.

-¿Qué garantía tengo de que me vayas a pagar?.

-Las mismas que yo de que no me engañes.

Se giró para seguir sacando piezas del ordenador y me quedé con cara de "¿really?". ¿Se estaba riendo de mí?.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora