Capítulo Veintiséis. Sorpresa.

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Fue una tarde de finales de enero cuando empecé a sentirme mal mientras esperaba viendo una película a que Faisal me sorprendiese con una cena romántica. Un súbito mareo recorrió mi cuerpo nublándome hasta la vista. Después sólo escuché a Faisal llamarme asustado.

¿Qué más podría pasar?.

Desperté entumecida en el mismo sofá donde había perdido la conciencia escuchando a Faisal hablar con mi doctor.

-Eso es imposible.

-Eso podría parecer, Faisal pero me temo que mi diagnóstico era menos certero de lo pensé en un principio.  Ahora debes cuidarla muy bien.

-¿Cómo cree qué se lo tomará?.

-¿Tomarme qué?.

Como espía no tenía precio pero es que escuchar a aquellos dos hablar sin lanzarse a decir nada concreto me estresaba y mucho.

-Hola, Zoe. Me alegra verte después de tanto tiempo.

-Sea directo. ¿Qué me pasa?.

-Verás, Zoe. Sé que hace un tiempo te expliqué que nunca podrías tener hijos pero parece que tu cuerpo se resiste a dejarme acertar mis pronósticos.

-¿Cómo dice?.

-Esperas un bebé, Zoe.

Miré a Faisal que me miraba sonriente y traté de levantarme para abrazarlo,  para darle la enhorabuena por juntos, volver a conseguir alcanzar lo imposible pero él mismo me lo impidió.

-Es un embarazo de riesgo, Zoe. Tendras que estar a reposo al menos durante los tres primeros meses.

-¿Es esa la parte que no sabías como me tomaría?.

-Exactamente esta parte.

-He de irme,  chicos. Enhorabuena por tu tesón, Zoe. Estoy seguro de que tu buen carácter y tus ganas de salir adelante han hecho el milagro. Faisal, ya sabes qué hacer.

Mientras Faisal lo acompañaba a la puerta, me toqué la barriga instintivamente sin poder creerme lo que estaba pasando.

-He de reconocer que a mí también me cuesta creerlo.

-¿De cuánto estoy?.

-Cuatro semanas.

-Entonces nuestro bebé es boloñés y mucho me temo que lo concebimos en mi habitación de forma "prohibida"

-¿En qué cosas piensas, Zoe?-se rió-.

-Habrá que tenerlo claro para cuando el día de mañana pregunte,¿no?. Tan sólo recabo información.

-Eres de lo que no hay, Zoe Maalouf.

Los tres primeros meses de embarazo resultaron ser un auténtico peñazo. No tuve naúseas ni vómitos pero los mareos eran constantes, el sofá ya empezaba a adquirir la forma de mi cuerpo y para colmo, debía llevar una dieta específica en la que el azúcar quedaba relegada.

-No quiero comerme eso, Faisal. Sabe mal.

-Zoe, debes colaborar un poco. ¡Pareces una niña!.

-¿A tí te gusta el pescado hervido?.

Lo miré y su rostro no mentía. A él tampoco le gustaba y era lógico.

-Eres poco convincente,  Maalouf y lo sabes.

-El médico dijo que esta semana podrás introducir más alimentos en la dieta. Tan sólo haz un esfuerzo, ¿sí?.

Después del cuarto mes ya todo se encaminó adecuadamente y aunque no podía hacer demasiados esfuerzos, al menos podía caminar o bajar a la piscina a nadar. Eso sí con Faisal o Gigi que había vuelto a Doha por tiempo indefinido, vigilando mis pasos.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora