Capítulo Veinticuatro. Bologna.

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Mayo, mi mes preferido, había llegado y con él, el momento de entregarme en cuerpo y alma a Faisal.

Lo últimos meses habían sido un poco ásperos pero gracias a mi incondicional algodón de azúcar, había sido capaz de sobreponerme y adquirir de nuevo la confianza en mí misma. Ahora viajábamos a Bolonia en el jet privado de Hakim que no dejaba de consolar a Rose madre mientras mi prometido y yo jugábamos con la pequeña.

-¿Cómo puede ser qué tenga miedo a los aviones, Zoe?.

-Nunca le han gustado. Tio Arthur fue muy certero en legarle la empresa a la más miedosa de la familia.

-Te estoy escuchando,Zoe.

Una risita se me escapó. Mi hermana era segura de sí misma pero las alturas la desestabilizaban hasta el punto de hacerla parecer una demente. Al contrario que para Rose, el viaje se me hizo corto y cuando al fin pisé suelo italiano de nuevo, a punto estuve de dar saltos de alegría. Casi dos años después volvía a mi casa aunque no podía olvidárseme el hecho de que debía ir a mi casa y comentarle resumidamente a mi padre que me casaba en quince días con el hombre de mi vida.

-¿Crees qué me aceptará, Zoe?.

-No estamos en la Edad Media, Faisal. Mi padre respetará mi decisión y mi buen juicio.

Una hora después,  estábamos llamando a la puerta.

-¡Oh, Zoe!. ¡Qué alegría verte!.

Mi padre me dió un abrazo tan fuerte que por poco me aplasta con su énfasis.

-Escucha, papá. Quiero presentarte a Faisal Maalouf,  mi prometido.

-¿Cómo prometido?. ¿Acaso todas mis hijas van a desposarse con árabes?.

-¿Has visto, Faisal?. Mi padre es la viva imagen de la exageración. Anda, papi. Se bueno y dale una copita de cognac.

No se si es porque yo se lo pedí o porque vió el pánico en los ojos de mi prometido pero se sentó con él en el sofá a hablar mientras yo ayudaba a mi encantadísima madre en la cocina. 

-¿Cúanto hace que salís juntos?-preguntó mi padre mientras le servía un plato de pasta-.

-Cerca de año y medio.

-¿Año y medio?. ¿Y ahora nos lo cuentas?.

-Papá, ¿qué importa cuándo te lo diga si soy feliz?.

-¿Dónde os conocistéis?.

-En la Universidad. Era mi profesor se literatura.

-¿¿Cómo??.

-La niña tiene razón, querido. ¿Qué más da todo eso?. ¿No ves los ojos de enamorados que ambos tienen?.

Por una vez mi madre salió a mi rescate y se lo agradecí en el alma. No me apetecía hacer un drama de mi boda.

-Está bien. ¿Cuándo será la boda?.

-Dentro de quince días en una finca a las afueras de Bolonia .

Esta vez mi querido progenitor casi escupe el trago de vino que se estaba bebiendo y no pude evitar soltar una carcajada.

-Zoe, ¿puedo hablar contigo?.

-¿Ahora?. Estamos comiendo.

-Ahora.

Me levanté de la mesa para seguir a mi padre hasta el porche donde encendió un cigarrillo.

-Deberías dejarlo.

-Soy mayor para decidir qué quiero de mí mismo,Zoe. ¿Es de fiar ese hombre?.

-Papá, cuando le conocí estaba prometido a una chica desde que era niño. Ya sabes como son los árabes con estas cosas pero él lo dió todo por mí,enfrentándose a su familia con la que a día de hoy, sigue sin hablarse y todo porque me ama.

-¿Tú le amas a él?.

-¿Vendría a tu casa a presentarte a mi prometido sino fuera así?. Dime, papá, ¿a cuántos de mis novios has conocido?.

Apagó su cigarrillo y después de darme un beso en la frente. Lo seguí en silencio y volví a sentarme al lado de Faisal.

-Entonces, Faisal, ¿a dónde llevarás a mi preciosa hija de viaje de novios?.

-Estropearía la sorpresa si se lo dijese delante de Zoe.

-Después saldré  a tomar una copa con Hakim. ¿ te gustaría acompañarnos?.

Faisal me miró extrañado y yo sonreí asintiendo pues ya mi padre lo había acogido como un Seacrest. Había perdido a su familia pero al menos, la mía ya era suya y me sentía muy feliz porque las cosas fuesen tomando el orden correcto aunque había algunas que me traía entre manos y en las cuales depositaba mucha esperanza para la saliesen perfectas.

Quince días después y temblando de nervios, me vestí para casarme. Había elegido un vestido ceñido de encaje y corte sirena que mi hermana se empeñó en obsequiarme como regalo de bodas y con el que esperaba no tropezarme.

-Zoe, estás temblando. ¡Ni se te ocurra hacerte la raya del ojo tú sola o parecerás un Picasso!.

Gigi, mi ahora mejor amiga, me hablaba mientras me ayudaba a abrocharme el vestido.

-Para eso está su hermana, Gigi. Entre las dos evitaremos el desastre.

-¿En serio me veis tan torpe?. No me puedo creer que no confiéis en mí.

-Tan sólo queremos que estés perfecta, Zoe. Y hablando de perfecta. Tu hermana te ha regalado el vestido así que necesitas algo azul y algo prestado. Creo que esto servirá.

Me dió una cajita con unos preciosos pendientes de oro blanco con piedras azules y circonitas.

-Mi madre me los regaló para mi boda con Faisal así que,  aunque la novia haya cambiado, el cometido de estos pendientes sigue siendo el mismo.

-Gracias, Gigi.

-No hay de que. Ahora debo irme. Tu prometido no puede quedarse sin madrina.

Acicalada a más no poder, subí al coche de Hakim, mi padrino para ir hasta el viñedo  donde la boda tendría lugar. 

-¿Nerviosa?.

-Demasiado. Es algo que no entiendo. Ya hace mucho que lo conozco.

-El verdadero amor es así, Zoe. Cada vez que veo a tu hermana sonreír, mi corazón se llena de mariposas y en vez de disminuir, cada día aumentan más.

-Lo mismo me pasa.

-Amores Seacrest, Amores verdaderos.

-Buen título para un libro.

Sudaba cuando llegamos al campo y al bajarme del coche casi me da un mareo de pura deshidratación.

-Agárrate a tu padrino, Zoe. Sí que es verdad que estás nerviosa aunque nunca había llevado a una novia del brazo.

-Siempre hay una primera vez para todo, ¿verdad?.

El escenario donde la boda tenía lugar era increíble. Decorado tal y como yo había exigido con rosas rosas y blancas, parecía un lindo cuento de hadas. Los invitados estaban sentados en sillas decoradas con tul blanco y nos miraban mientras avanzábamos.

-Nunca han visto una novia y un padrino tan guapos, Hakim.

-Lo del padrino no lo tengo claro pero lo de la novia me consta que sí o al menos para Faisal, puedo verlo babear desde aquí.

Miré al frente y ví a mi perfecto algodoncito esperándome nervioso junto a Gigi.

-Cuida de mi cuñada, Maalouf-le dijo Hakim al entregarle mi mano-.

-Como si fuese el tesoro más preciado del Universo.

Miré a Faisal y recordé todo lo que habíamos pasado juntos. Desde el día en que lo conocí , hasta el primer y sutil beso que me dió. Ahora, estábamos a punto de convertirnos en marido y mujer, más enamorados que cuando decidimos amarnos, más conocedores de nosotros mismos y, sobretodo, orgullosos de haber luchado por amor habiendo ganado la batalla.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora