Capítulo Diecinueve. Delicias Turcas

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-Zoe, en serio, ¿tienes pensado comerte todos los dulces que llevas en esas bolsas?.

Caminábamos por el Bazar de las Especias de Estambul siendo para mí muy difícil evitar pararme en todos los puestos. Montañas de canela, comino, cardamomo, anís perfectamente dispuestas sobre mesas; dátiles, pistachos que impregnaban el ambiente de un aire dulzón espeso y riadas de delicias turcas de todos los sabores inimaginables; rosa, limón, nuez, mango,coco.....Definitivamente, era un paraíso para mis sentidos.

-Tengo pensado darle algunas a mi hermana. Estoy segura de que me lo agradecerá.

-A tu hermana que verás a mediados de septiembre. Estamos en julio, Zoe. ¿Crees que quedará alguna para entonces?.

-La culpa es tuya por traerme aquí, Faisal.

-Eres una descarada.

-Y te encanta. Lo sé.

Le guiñé un ojo y continuamos paseando cogidos de la mano por aquel edén para mí y laberinto sin salida para mi prometido.

Era ya cerca del mediodía cuando para alivio de Faisal, completé mi recorrido no sin antes mirar atrás despidiéndome con la mirada de aquel bazar que debía empezar a ser considerado Patrimonio de la Humanidad.

Mientras comíamos un delicioso kebab sentados en un banco con vistas a la Mezquita Azul, empezamos a crear juntos perfectos sueños.

-¿Cuándo crees que deberíamos celebrar la boda, Zoe?.

-Primavera estaría bien. Me gusta esa estación del año.

-¿Tanto tiempo?.

-¿Por qué no?. Seguirás siendo mi profesor hasta enero y la gente podría pensar que hay un trato de favoritismo.

-¿Me equivoco si me atrevo a afirmar que ya has decidido la fecha e incluso el lugar?.

Sonreí dándole la razón.

-¿Sabes?. Siempre me ha encantado el mes de mayo. Sé que siendo de Qatar, donde siempre hace calor no lo entenderás pero en Bolonia, mayo significa que llegan las buenas temperaturas, las flores, las terrazas se llenan de gente, los días son más largos. Mayo es alegría.

-Bolonia, ¿verdad?.

-Por supuesto, Faisal. ¿ En qué otro lugar se come mejor?.

-Por supuesto. Me olvidaba de la comida.

-Era broma, idiota. Me gustan los paraísos pero Bolonia es mi ciudad y está llena de buenos recuerdos para mí.

-Así que me harás esperar un año.

-Ni mucho menos. Cuando volvamos a Doha, podremos empezar a vivir en pecado si tú quieres. De todos modos, ya te pasas más tiempo en mi casa que en la tuya.

-En eso tienes razón pero me encantará hacerlo oficial.

-Y a mí la cara que va a poner mi padre cuando otro árabe aparezca en la puerta de su casa. Aún recuerdo como miró a Hakim el día que llegó con Rose de la mano.

-¿Tu padre es racista?.

-No, en absoluto pero mi hermana apareció de la noche a la mañana con su prometido. Es muy protector con nosotras y comprenderás que sospechase sobre ello. Desde entonces siempre anda con la misma broma sobre cuántos árabes más irán a parar a su casa.

-¿Tu padre sabe qué estás conmigo?.

-No.

-Entonces lo tuyo también será de la noche a la mañana.

Me miraba asustado y es que hablar de mi padre siempre causaba el mismo efecto y eso que no le había contado lo de las clases de boxeo que nos había pagado a Rose y a mí cuando ella empezó a salir con Carlo. Por pura precaución o eso decía él.

-Lo único que le hizo a Hakim fue amenazarlo el día de su boda, Faisal. Hacen falta muchos arrestos para ello teniendo en cuenta quien es mi cuñado pero a él le dio igual.

-¿En su boda?. ¿Pero no se van a casar en septiembre?.

-Sí pero se divorciaron por un malentendido.

-¿Y tu padre no le hizo nada?.

-Hubo una aparición estelar. Mohammed Fawaz fue a sacarles las castañas del fuego pero eso no es el caso. Mi padre no muerde, ¿sabes?.

-¿Mohhamed Fawaz?. ¿El dueño de la petrolera?.

-Ex dueño. Ahora mi cuñado es el presidente.

-Guardo muy buenos recuerdos de Mohammed. Cuando llegué a Doha él me dió una oportunidad.

-Es una gran persona.

-Que tenía una extraña afición a los dulces.

-No hace mucho estuve merendando con él. Tiene un gusto delicioso. Debería llevarle algunos pastelitos.

-Me niego a volver al bazar, Zoe.

Se me escapó una risita que derivó en carcajada cuando ví su cara.

-¿Te lo pasas bien riéndote de mí?.

-Me lo paso bien hablando contigo.

Le dí un besito fugaz en la mejilla y después nos quedamos observando las maravillas turcas hasta que el muecín llamó a la oración y en todo Estambul sonó el Allah u akbar que, al unísono salía de todas las mezquitas de la ciudad. Una sensación demasiado intensa para poder ser descrita con palabras.

-Me pone los pelos de punta.

-Incluso a mí que no soy creyente me emociona.

-¿Ah si?.

-Sí. Antes no creía en nada, ahora creo en mi diosa Zoe.

Y allí mientras escuchábamos aquellos cánticos en árabe, nos fundimos en un profundo beso que nos produjo cosquillas en el corazón.

¿Era o no era bonito mi profesor?.

Ahora entiendo porque todo el mundo siempre me decía que debía estudiar. ¿Acaso Faisal no era una buena recompesa?.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora