Bella Zoe.

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Cuando la ví aparecer vestida de novida, cogida del brazo de Hakim y riendo nerviosa, fue como si un ángel se hubiese caído del cielo.

¿Cuántas veces habíamos imaginado juntos aquel momento?. Miles y, sin embargo, ninguna de ellas había sido tan perfecta como lo que estaba viviendo ahora.

-Zoe, estás radiante.

-Y tú has estrenado un Armani que te sienta perfecto. ¿Seduciendo a la novia antes de la boda?.

Me acomodó el pañuelo que llevaba puesto en el bolsillo de la chaqueta y después me sonrió nerviosa. Había pasado mucho tiempo desde el fatal episodio en el que habíamos perdido a nuestro hijo pero cada vez que la veía sonreír, me alegraba enormemente sabiendo que había ganado la lucha.

El hombre encargado de unirnos en matrimonio comenzó a hablar y reconozco que no me enteré de nada de lo que nos decía. En su lugar, miraba de soslayo a mi mujer cada vez que podía. Era tan perfecta que parecía un sueño.

-¿Faisal?.

La voz de Gigi me despertó de repente.

-¿Tienes pensado darle el anillo a Zoe o seguirás babeando hasta que se canse de esperar?.

Saqué las alianzas del bolsillo y con las manos temblorosas, deslicé el aro en el dedo de Zoe.

-No se si es ahora cuando tengo que decir las cosas pero dado que tú y yo somos atípicos, supongo que atípica tendrá que ser nuestra boda. Hemos luchado mucho por esta relación que no empezamos con buen pie pero los comienzos no son nada si el resto es perfecto y te agradezco, Zoe Seacrest que hayas llegado a mi vida, que la hayas desordenado hasta hacerla perfecta porque no hay nada que me haya hecho más feliz en este mundo que tu simple presencia. Te amo, Zoe.

En vez de contestarme, me plantó un beso en los labios. Su impulsividad nos hizo reír a todos menos al oficiante de la ceremonia quien nos rogó que lo dejaramos terminar el enlace.

Miré el aro que Zoe me puso recordando el miedo que había tenido a este momento durante toda mi vida, cuando pensaba que no había alternativa a casarme con Gigi. Nunca pensé que estaría tan orgulloso de sentirme unido a alguien de este modo pero Zoe, era Zoe. La niña de mis ojos, mi mas perfecto tesoro.

-Os declaro marido y mujer. Ahora, señora Maalouf, sí puede besar al novio.

Nos besamos de nuevo entre vítores y aplausos de nuestros seres queridos, sellando nuestra unión por siempre.

-Ahora viene lo mejor, maridito.

-¿La comida?.

-La comida es lo segundo mejor.

-¿Entonces?.

-Mi regalo de bodas. Si me haces el honor de acompañarme, te lo mostraré.

No me esperaba que Zoe me hiciese un regalo de bodas, ella en sí era un delicioso obsequio y no había nada que me hiciese más ilusión pero cuando ví a mis padres sentados en la mesa presidencial esperando por nosotros, me quedé parado durante un segundo pensando en como reaccionar.

-Me ha costado sudor y sangre, ¿sabes? Pero entre el bueno de Mohammed, Gigi y yo, hemos conseguido su bendición.

-No me esperaba esto, Zoe. ¿Nunca te vas a cansar de hacerme feliz?.

-Ve con ellos, Faisal. Disfruta del tiempo perdido mientras yo me pongo las botas.

Meneé la cabeza riéndome y avancé hasta mis padres sin soltar la mano de Zoe.

-Padres, os presento a mi mujer.

-Ya tenemos el placer de conocerla, hijo-mi padre habló-. Es una bella mujer que se ha encargado de abrirme los ojos.

-Prefiero no preguntar de qué forma.

-Hablando con el corazón aunque tiene muy buenos aliados que la apoyaron muy bien.

Abracé a mi familia para después sentarnos todos juntos a conversar. No hablar con mi familia era una espina clavada que tenía desde hacía mucho tiempo, no me arrepentía de lo que había hecho pero a nadie le gustaba estar enfadado con sus propios padres. Mi mujer, mi linda esposa, hasta eso había hecho bien.

Cansados de reír, bailar, hablar y beber, nos fuímos a dormir a un palacete de estilo barroco que había elegido yo mismo para halagar a mi Zoe.

-Preciosa, ¿cómo agradecerte tanto?.

-Mmmmm. Sé que no podemos tener hijos pero, ¿qué te parece si practicamos?. Nunca está de más recordar las cosas, ¿verdad?.

Nunca dejaría de ser descarada y me encantaba. Me acerqué a ella y tras besarla nos perdimos entre las sábanas, culminando así el día más perfecto de todas nuestras vidas.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora