Capítulo Dieciocho. Días de Verano

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Se arrodilló en frente de mí dejándome totalmente flipada.

-Zoe, me hubiese gustado preguntártelo ayer pero el destino es caprichoso asi que te lo pregunto hoy. ¿Quieres casarte conmigo?.

¿Casarme?. ¿Con mi profesor?. Un día estábamos enfrentados y al día siguiente me pedía matrimonio. ¿No es esto cosa de locos?.

Mi cara era un poema por no mencionar la de él que esperaba impaciente por mi respuesta.

-Casarme con mi profesor con sólo veintitrés años....

-Tienes razón, Zoe. No se en que estaba pensando no me había parado a.....

-¡Shhhh!. Déjame acabar, Maalouf.

Vale, a veces era capaz de confundir a la gente con mis explicaciones aunque por norma general, me solían dejar acabar de hablar.

-Lo único que quería decirte es que jamás habría pensado que me casaría tan jóven y menos con un árabe profesor de literatura  cañón.

-Zoe, me estás liando.

-¿Capaz de descifrar un soneto y no un sí a una propuesta?.

-¿Sí?.

-Sí-asentí-.

Me puso un precioso anillo en las manos, más que precioso, inmenso y después me abrazó.

-No sabía que los profesores de literatura cobraséis tanto, Maalouf.

-Todo es poco para mi linda princesa aunque sea una excéntrica que me haga sufrir hasta el último momento.

-Faisal, eres demasiado sensible para lo que aparentas ser.

Me besó y yo a él.  Ansiaba tanto sus dulces besos,  su forma de ser conmigo y de hacerme el amor que me sorprendía a mí misma querer besarlo a cada instante.

-Tengo una sorpresa para tí.

-¿Otra más?.

-Sí, estamos de vacaciones así que, ¿tienes algún plan para las próximas tres semanas?.

-Ninguno.

-Pues vete preparando la maleta. Mañana nos vamos.

-¿A dónde?.

-¿No te había dicho qué era una sorpresa?.

-Tienes una tendencia innata a cabrearme.

-Y también para enamorarte, ¿verdad?.

-Paso de tu culo, Maalouf.

-¿Estás segura?.

Sus intensos ojos azules me penetraban con intensidad mientras me mostraba su más espléndida sonrisa.

¿Cómo enfadarme contigo?.

No puedes.

Lo sé.....

Después de hacer el amor durante gran parte de la noche y de dormir apenas tres horas, nos fuímos rumbo al aeropuerto para encaminarnos a nuestra escapada secreta o al menos para mí.

Pasajeros del vuelo con destino a Estambul, acudan a la puerta de embarque.

-¿Estambul?.

-Así es, Zoe.

-¡Oh! Siempre he querido ir. Se me hace la boca agua de tan solo pensar en delicias turcas.

-¿Siempre piensas en comida cuando viajas?.

-Por supuesto. La repostería habla mil verdades de cada civilización.

-¿Y el arte, la literatura?.

-A todas luces inspirados por maravillosos dulces. ¿Conoces Florencia?. Los mejores pasteles y obras de arte del mundo están allí. Serías estúpido si no vieses la relación.

Puso los ojos en blanco y después tiró de mí hasta la puerta de embarque. Tan emocionada estaba que no me importó y cuando varias horas después aterrizamos en la ciudad turca, estaba tan feliz que incluso se me escaparon algunas lágrimas. No era el hecho de estar en un país desconocido repleto de magnificientes cosas por descubrir sino el de estar paseando cogida de la mano de mi prometido. Sonaba raro, ¿verdad?. Pues era nuestra realidad y a mí me enamoraba.

Cogimos un taxi hasta un lujoso hotel con piscina. ¿Cómo no?. El muy cabroncete sabía perfectamente mi afición al agua.

-¿Te gusta?.

-Me encanta, Faisal. Ardo en deseos de ir a visitar el gran bazar, la mezquita azul, el.....

-Zoe, ¿podremos disfrutar de esta tarde juntos?.

-¿Qué me propones?.

-Tan sólo cierra los ojos y permite que te bese.

-Faisal Maalouf,¿qué dirían tus alumnos de un ser tan depravado?.

-Ahora mismo, tan sólo me importa una persona y se llama Zoe Seacrest.

Me mordió en el cuello juguetonamente y unas cosquillas recorrieron mi cuerpo estremeciéndome.

-Eres malo, Maalouf.

-Seré todo lo malo que tú me dejes.

Me tiró encima de la cama para cariciar mis pechos con su mano mientras con la otra me desabrochaba los pantalones. Siguió lamiendo mi cuello mientras yo temblaba bajo él. Faisal era un maestro del placer y cuando llegó a penetrarme después de suplicarle varias veces que lo hiciese, sentí un arrebato de calor que llenó de rubor mi cuerpo. Esta vez me hizo el amor más fuerte que otras veces, entrando y saliendo de mí a paso rápido haciendo que retorciese las sábanas con mis manos. Con una sola mirada de él, hizo que me corriese y es que nadie como él podía ponerme tan nerviosa. Era tan sexy.

Culminó encima de mí cayendo desfallecido sobre la cama, a mi lado.

-No me canso nunca de hacerte mía, Zoe.

-Eres un vicioso.

-Con tu cara, tu cuerpo y tu corazón, ¿quién no lo sería, Zoe?.

Como cada vez que teníamos sexo, terminamos abrazados calmando nuestra respiración escuchando los latidos de dos corazones acelerados que poco a poco ibam recobrando su normalidad.

-¿Te apetece un baño en la piscina,pececito?.

-¿Pececito?. Eres cutre, Faisal.

-¿Ah sí?. ¿Cómo me llamarías tú a mí?.

-No sé. Árabe bipolar,  profesor malhumorado....pero reconozco que el que más me gusta es Maalouf.

-¿Árabe bipolar?.

-¿Qué pasa?.

Se abalanzó sobre mí para hacerme tantas cosquillas que hasta me dolía reírme y es que aquel catedrático imbécil que había conocido hacía casi un año se había transformado en un ser bondadoso, en un suave y esponjoso algodón de azúcar que hacía mis delicias.

¡Stop! Faisal Maalouf, ya tienes tu apodo cariñoso.

¿Algodón de Azúcar?.

Eres mi mente.  Estás aquí para traicionarme y aguantarme no para juzgar. ¿Queda claro?.

Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora