Desierto De Amor (Zoe Seacrest) (COMPLETO)

Capítulo Siete. Amor Fugaz

Tras nuestra cena italiana, apenas vi a Faisal durante las tres semanas que duraron los exámenes. Estaba tan inmersa en mis estudios que casi tenía tiempo para algo que no fuese leer o saciar mis necesidades primarias.

De vez en cuando, me quedaba mirando a la nada y recordando la calida sensación que había causado en mí aquel beso nocturno que me había robado.

Fue el día del último examen cuando volví a verlo cara a cara. Era su asignatura de la cual me iba a examinar y estaba sentada en el pupitre nerviosa mientras me mordía las uñas. Ver sus ojos azules de nuevo me producía una extraña sensación en mi interior. No sabía como reaccionaría ante mi presencia ni si yo me pondría colorada nada más verlo.

Entrò en el aula de exámenes vestido con una impoluta camisa blanca y unos pantalones de pinza en color azul mediterráneo que contrastaban con sus ojos. Prácticamente tuve que encajarme la boca cuando lo ví aparecer.

Está como un tren.....

Zoe, siempre pensando en lo mismo.

Era evidente que estaba muy bueno pero debía centrarme en aprobar y no en el culo (maravilloso culo por cierto ) de Maalouf. No hubo rastro de ninguna muestra de afecto o mirada hacia mi persona. Supuse que había vuelto a ser la "Señorita Seacrest"en un arrebato de su impetuoso carácter.

-Buenos días, señores. Os voy a hacer entrega del examen. Aunque resulte obvio, copiar está penado con el suspenso así que por favor, ahorrénnos una situación penosa a todos.

Pasó entregando las hojas por todas las filas. Cuando llegó a mi mesa, ni me miró y la verdad sea cierta es que me fastidió bastante. ¿Cómo podían ser posibles tantos cambios de humor?. En verdad me daba igual o eso creía  pero me había levantado especialmente juguetona aquel día así que lancé mi boli al suelo justo por donde él caminaba.

-Lo siento, señor Maalouf. Estoy tan nerviosa que hasta el boli se me cae. ¿Podria acercàrmelo?.

Me miró con gesto serio pero se agachó caballerosamente para recoger mi bolígrafo y dármelo.

-Tenga cuidado, Seacrest.

Sonrió tan fugazmente que incluso llegué a pensar que lo había imaginado pero no, su gesto había sido capaz de llenar mi estómago de un cúmulo de sensaciones demasiado increíbles para ser descritas.

Céntrate en tu examen,idiota.

¡Oh! ¡ Es verdad!.

El examen era rebuscado a más no poder y a mi alrededor pude ver a mis compañeros,incluído Isam resoplando de impotencia al leer las preguntas que Faisal había seleccionado para ellos pero una vez me centré en el papel, vi que todo guardaba una extraña relación con el trabajo que me había encargado.

¡Chupado!.

Empecé a escribir rápidamente permitiéndome el lujo de extenderme en detalles que ni siquiera figuraban en el temario mientras escuchaba el ruído de sillas a mi alrededor cada vez que alguien, cabreado,le entregaba su "nota de suicidio"a Faisal. Al final, sólo quedé yo en el aula sintiendo la mirada de Maalouf sobre mi cabeza aunque sin ser capaz de sacarme de mi estado de concentración. Cuando  pasó el tiempo estipulado para hacer el examen, se acercó a mi pupitre, recogió el papel y se quedó allí parado leyéndolo.

Es un bombón árabe.

¡Zoe, céntrate!

¿Para qué?. Ya han terminado los exámenes.

-La espero en mi despacho en cinco minutos, Seacrest.

Suspiré. ¿Para qué tanto dar vueltas?. Si quería hablar conmigo tan sólo tenía que empezar a hacerlo sin marear.

Recogí mis cosas y fuí a esperarlo donde me había citado. ¡Qué hombre más enigmático y extraño!.

Entramos juntos y en el preciso instante en el cual cerró la puerta, una enorme sonrisa se dibujó en su cara.

-Enhorabuena, Zoe. Una vez màs has sido capaz de sorprenderme. Podías haberte limitado a lo que ya sabías pero has incluído nuevas informaciones en tu examen de mucho interés.

-¿Ves cómo debías confiar en mí?.

-Debí hacerte caso.

-No te preocupes pero ya deja de mandarme trabajitos, ¿sí?.

-Es por eso por lo que quería hablar contigo. Una persona con tanto potencial como tú, capaz de sacar una matrícula de honor en uno de mis exámenes, merece una oportunidad. Por eso quiero ofrecerte que seas mi becaria. Creo que juntos podríamos hacer una gran labor de investigación.

¿Matrícula de honor?. ¿Becaria de Maalouf?. ¿ Estaba soñando?. Sí, debía de estar haciéndolo.

Sentí como si media tonelada de peso se me quitara de encima y las piernas empezaron a temblarme. Me senté en la silla temiendo que mi tensión se bajase y acabara tirada por los suelos.

-Zoe, ¿estás bien?.

-No tendrás algo dulce para mí, ¿verdad?.

-Te daré lo más dulce que tengo.

Se agachó delante de mí y volvió a besarme. Esta vez no fue fugaz sino más intenso. Tan dulce como el almíbar, tan peligroso como el mismo veneno.

Zoe Seacrest liada con su profesor de universidad. ¿En serio, Zoe?.