CAPÍTULO 19: PUNTO DE INFLEXIÓN

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"Una obsesión te puede llevar al borde de la locura y guiarte directamente a la perdición"

TOM

No fue fácil tomar el árbol genealógico de la oficina de Dumbledore con el celador rondando por ahí toda la noche, pero una vez que logré tomar el libro y salir de la oficina me apresuré a llegar a la sala común. No había ido a cenar y cuando llegué subí las escaleras a las habitaciones sin mirar a nadie en la sala común.

-Tom.- Me frené en mi lugar y esperé a que ella me alcanzara en las escaleras.- Te esperé en el Gran Comedor.

- Estaba en la biblioteca, no tenía hambre.- Me apoyé en la baranda con el libro detrás de la espalda, ella se apoyó contra el muro.- Estoy cansado, iré a dormir.

-La verdad, quiero la verdad Tom.- S voz era firme sin denotar molestia, ladeo la cabeza e intentó ver que era lo que escondía, hice lo mismo interponiéndome en su campo de visión.- Sé cuándo me mientes.- Se encogió de hombros, ella no iba a parar hasta que yo hablara pero si se lo decía no iba a dejarme ayudarla.

-¿La verdad?- Asintió mirándome a los ojos, me puse serio antes de hablar.- ¿Cómo la que tú me dices?- Se quedó mirándome.- No tengo porque darte explicaciones de todo lo que haga o deje de hacer.- Me giré rápidamente y guardé el libro entre mi túnica, sentí como me seguía escaleras arriba y me detuve en el último peldaño.

-No sé qué demonios te picó.- Me cogió del brazo obligándome a mirarla.- Pero si vas a ponerte así cada vez que te pregunte por algo es mejor que no sigamos con esto.- Antes de que pudiera decirle algo se dio la vuelta y bajó las escaleras como alma que llevaba el diablo, si algo había aprendido es que es mejor dejar que Ainhoa Grindelwald se calme antes de tratar de hablar con ella.

Suspiré agotado y me dirigí a mi habitación, una vez dentro cerré la puerta con seguro y con un movimiento de varita me puse la pijama. Me senté en medio de la cama, crucé las piernas y abrí el libro, busqué la letra "G" y luego el apellido que me interesaba.

-Grindelwald.- Una vez que llegué a la página el árbol de la familia de Ainhoa comenzó a dibujarse, rama tras rama se iban uniendo familias, rostros iban apareciendo dando paso a generaciones y generaciones de Grindelwald. No había ni una sola gota de sangre mestiza o muggle en su descendencia, sentí una punzada de dolor en la boca del estómago.- Arruinaré su linaje.- Traté de disipar ese pensamiento de mi cabeza y comencé a leer nombre tras nombre en el árbol, habían 3 ramas que no eran visibles, las tres estaban unidas a Gellert Grindelwald.

-Así que eso era lo que estabas roban cuando no fuiste a la cena.- Cerré el libro de golpe y lo tiré a un lado de la cama, había estado tan concentrado en tratar de ver esas tres ramas, que no me había percatado del momento en que Ainhoa había irrumpido en mi habitación.

-Yo...- Me levanté de la cama y recogí el libro del suelo, ella estaba cruzada de brazos apoyada contra la puerta.- Si algún prefecto te ve en mi habitación, tendremos serios problemas.- Ella levantó una ceja e inmediatamente soltó una carcajada, fruncí el ceño.- ¿Qué es tan gracioso?- Comenzaba a irritarme, ella no paraba de reírse.

-Tú.- Dijo sin un solo atisbo de culpa o duda, puse los ojos en blanco y coloqué el libro en uno de los libreros que tenía en mi habitación.- Vamos, pudiste haberme dicho que buscabas el árbol genealógico, cualquiera puede tener dudas de su origen, cariño.- Yo no quería saber acerca de mi linaje, sabía de provenía de un asqueroso muggle y una estúpida squib. Mencionar a mi familia me ponía de un pésimo humor.

-Ainhoa, vete.- Fue todo lo que dije, la tomé del brazo y abrí la puerta.- No estoy de ánimos.

-¿Me estás echando?- Asentí haciéndole un gesto con la mano para que saliera de la habitación.- Osea, tú me mientes ¿y todavía tienes el cinismo de botarme de tu habitación?

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora