CAPÍTULO 15: EL GATO Y EL RATÓN

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"Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte."

Quería abrir los ojos, moverme; pero, lastimosamente mi cuerpo no respondía a las órdenes que mi cerebro daba. Todo era oscuridad, los recuerdos se confundían en mi mente y las punzadas de dolor se acentuaban con mayor intensidad en mi sien. La misma persona que había querido entrar en mi mente anteriormente, seguía intentándolo sin lograr su cometido pero sin ninguna intensión de cesar en su lucha. Me cansé de batallar contra mi cuerpo y dejé que la inconsciencia me arrastrara de nuevo con ella.

"-¡Mira Mione!- Señalo eufórica un punto en el centro del campo de Quidditch, la emoción me embarga, por un momento pensé que no volvería a verlo.- ¡Es Harry! ¡Harry lo logró, Mione!- Ella asiente y me abraza efusivamente, sigo con la vista fija en él pero hay algo mal, alguien está a su lado, nadie parece verlo.- ¿Cedric?- Mi voz fue apenas un susurro, Harry comenzó a gritar entre lamentos, al parecer nadie se daba cuenta de ello, los profesores comenzaron acercarse a él.

-¿Qué sucede?- Ron observaba confundido la escena, Mione me soltó al escuchar el tono de preocupación en la voz de Ron, me encogí de hombros.

-¡Está muerto!- Una chica dejó escapar un grito y sin pensarlo dos veces corrí en dirección a donde se encontraba Harry aún abrazado al cuerpo de Cedric. Fue difícil llegar hasta él sin caerme o tropezar con todo el tumulto de alumnos que querían acercarse lo suficiente para ver lo que sucedía en medio del campo El ojiverde levantó la mirada encontrándose con la mía y el corazón se me partió en mil.

-N-No pude hacer nada.- Logró pronunciar entre sollozos.- Voldemort ha vuelto. Cedric me pidió que trajera su cuerpo.- Entonces no había sido mi imaginación, a quien vi si era el alma de Diggory.

-Dile que no es su culpa, yo no quise tocar el traslador cuando me lo pidió.- Sentí su mano en mi hombro, dirigí la mirada hacia él y me regaló una sonrisa.- Dile a mis padres que los amo y a Cho... A ella dile que siempre será el amor de mi vida.- Asentí dejando escapar una lágrima, conocía a Cedric desde que éramos niños, había crecido con él y siempre fue mi mejor amigo a pesar de ser mayor.- Cuídate pequeña víbora, se acercan épocas oscuras.- Su alma se desvaneció, solté el aire que retenía en los pulmones y al ver a Amos abrazar el cuerpo de mi amigo, lo entendí, Cedric realmente se había ido..."

-¡CEDRIC, NO!- Me senté de golpe en la cama, la pijama estaba totalmente húmeda y un sudor frío perlaba mi frente. Miré a todos lados verificando que no me encontraba en el campo de Quidditch y que Cedric no yacía inerte frente a mí, lo único que vi fue la enfermería a oscuras y a alguien que me miraba preocupado sentado en una silla al lado de la camilla. Riddle.

-¿Te encuentras bien?- Su rostro se veía aún más demacrado que la última vez que lo vi, sus ojos azules buscaban en todo mi rostro alguna señal que le indicara lo que estaba mal. Estiró su mano hacia mí la pero dejó caer pesadamente, pude ver en sus ojos el miedo a que lo rechace.

-Sí.- Mi voz era cortante y fría, sequé el sudor de mi frente y volví acostarme en la cama quedando bocarriba, sin nada más que mirar que el tétrico techo.- ¿Qué sucedió?- Solté de golpe unos minutos después, no le dirigí la mirada.

-Nadie lo sabe con exactitud.- Hizo una pausa y se acomodó mejor en su asiento.- Según lo que me dijo Dumbledore, comenzaste a gritar y quejarte de dolor después de que me desmayé, como si algo te causara un dolor físico insoportable; pero tu cuerpo no mostraba señal alguna de daño, lo que sí mostraba tu mente. Estabas agotada psíquicamente, como si hubieras empleado toda tu energía en algo, quisieron adentrarse en tu mente pero no había nada, ni barreras, ni muros, ni recuerdos... Era más un vacío exasperante, tu mente estaba demasiado silenciosa.- Recordaba voces, un alma negra y desgarrada, gritos de ayuda y mucho dolor de cabeza.- Creí... creí que no despertarías.- Se llevó una mano al costado derecho y apretó los labios ahogando un quejido. Recordé lo de la maldición y no pude evitar posar mi mano en la que él tía libre, me miró perplejo.

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora