CAPÍTULO 31: EL CÁLIZ DE FUEGO

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"Pelear contra tu destino es como luchar contra ti mismo,

El destino es como un río,

Es más fácil simplemente fluir con él."

AINHOA

Una vez que todos los alumnos de Durmstrang ingresaron al castillo, todos los alumnos de Hogwarts los siguieron con el mejor de los ánimos. Riddle tenía un semblante serio, a decir verdad, todos y cada uno de mis amigos se sentía de la misma forma; pero, por diferentes motivos, a mí me preocupaba todo lo que podría ocurrir de ahora en más.

Para cuando llegamos al Gran Comedor, todos habían tomado asiento en sus respectivas mesas. Beauxbatons había tomado lugar en la mesa de Ravenclaw, algunas de las chicas tenían la nariz arrugada manifestando su disgusto por la decoración del salón. Durmstrang había escogido como su mesa la de Slytherin. Mis amigos y yo tomamos asiento en los espacios libres al final de la gran mesa, los maestros habían tomado sus respectivos lugares y solo faltaban Dippet, Dumbledore y los dueños de los tres asientos vacíos que había en la mesa principal. Madame Blanche0 conversaba animadamente con Víktor Krum y con otros profesores del colegio.

-Ayran me dijo que habría tres representantes del ministerio en Hogwarts por el tiempo que dure el torneo. - Liam me sorprende un poco al susurrarme al oído, giro la cabeza para mirarlo y asiento. Después de unos minutos Ingresan Dippet, Dumbledore y tres hombres de mediana edad detrás de ellos, toman asiento en sus respectivos lugares, a excepción de Dippet que se queda de pie y hace un ruido con la garganta llamando la atención de todos los presentes.

-Buenas noches, damas, caballeros, especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes —dijo Dippet dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros. -Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte placentera.

-Sí, claro. Como si fuera eso posible con la semilla de Grindelwald aquí. - Katherina Dobreva. No me había percatado de su desagradable presencia, fije la mirada en ella, sonrió con suficiencia.

-Pues, si no te gusta, la puerta es bastante grande querida. No dejes que nada te impida iros. – Walburga sonreía elegantemente y apuntaba con su mano, la puerta del Gran Comedor. Todos mis amigos intentaron reprimir una carcajada, mientras que Katherina, miraba con enojo a Walburga.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dippet—. ¡Ahora os invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!

Comida de los diferentes países apareció frente a nosotros en la mesa, las copas se llenaron de jugo, vino y bebidas permitidas para todo el alumnado. Los hijos de Durmstrang observaban curiosos el salón, el techo, la vajilla; mientras, que los alumnos de Beauxbatons, arrugaban la nariz con expresión arisca. A comparación con el palacio de Beauxbatons, para ellos todo era bárbaro y para los de Durmstrang, todo era muy elegante.

La hora de la cena pasó con rapidez, la conversación entre alumnos fluía con naturalidad y se respiraba un ambiente de armonía. Había notado que los tres representantes del ministerio de vez en cuando posaban sus ojos sobre mí o Liam. Los platos desaparecieron una vez que se dio por finalizada la cena, fue la voz de Dippet la que rompió con el silencio en el Gran Comedor.

- Ha llegado el momento, tan esperado de la noche. – Anunció con una gran sonrisa, que no hizo más que avivar el ánimo de todos en el gran salón. - Y con esto damos inicio al Torneo de los tres Magos. – Dio un aplauso y los banderines de las diferentes casas, fueron suplantados por los escudos de cada uno de los colegios participantes. – Pero antes de explicarles de qué va todo esto, permítanme presentaros a los representantes del ministerio que nos acompañarán a lo largo del torneo. - Los tres hombres se pusieron de pie, entonces pude reconocer a uno de ellos. Leonard Spencer-Moon, el Ministro de Magia. - Permitidme que os presente al Señor Archibald Baker, director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional. - Todos aplaudieron mientras hacía una reverencia elegante en señal de saludo. – Al director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos, Osián Bridge. – El aludido se levantó de su asiento e hizo una reverencia como saludo al igual que su compañero antes mencionado. Antes de volver a tomar asiento, me miró fijamente y sonrió de lado, algo en él no me daba confianza. - Por último, tengo el honor de presentar a nuestro Ministro de Magia, Leonard Spencer-Moon, quien nos acompañará hasta el día de la elección de los tres campeones. – El ministro se levantó de su asiento con una carismática sonrisa en el rostro, le dijo algo al oído a Dippet y este asintió. Dippet tomó asiento y el ministro llamó la atención de todos en el salón.

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora