CAPITULO 25: LOS PARRICIDAS (PARTE 1)

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"Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero;

Después de tan bien servida la corona de su rey verdadero;

Después de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta,

En la villa de Ocaña vino la muerte a llamar a su puerta."

AINHOA

Los últimos días pasaron en un abrir y cerrar los ojos. Los resultados de los TIMO'S y EXTASIS llegaron la última noche de todos los alumnos en el castillo, causando un gran revuelo a la hora de la cena. Había obtenido Extraordinario en diez de los once TIMO'S que rendí, con un Supera de las expectativas en Cuidado de Criaturas Mágicas. Había empatado en puntaje y posición con Riddle, obteniendo el primer puesto a nivel del quinto año.

Después de la cena todo mi grupo iba hablando animadamente acerca de lo que harían durante las vacaciones de verano, dando como conclusión final en que las pasarían juntos en la casa de verano que tenía la familia Malfoy en Italia.

—¿Irás? — La voz de Orión me saca de mis cavilaciones, sonrío antes de asentir en señal de afirmación.

—Primero haré algunas cosas que tengo que hacer y luego me reuniré con ustedes en la casa de los Malfoy. — Su rostro se ilumina y asiente convencido, se despide no sin antes hacerme prometer que realmente cumpliré con mi palabra. Todos suben las escaleras con dirección a sus respectivos dormitorios, mientras me quedo sentada en uno de los sillones que hay frente a la chimenea.

—Ainhoa Grindelwald, uno de los primeros puestos de su generación. Jugadora de Quidditch, ex novia de Tom Riddle y engreída de Slughorn. —Reconozco su voz, algo se remueve inquieto dentro de mí. Era la primera vez en días que se dignaba a dirigirme la palabra.

—¿Qué quieres Riddle? —No me molesto en fijar la vista en él, deseo de sobremanera que sea directo y me diga lo que busca, porque no tenía ganas de lidiar con él en estos momentos. Solo quería que se fuera.

—Despedirme. —Siento como el mueble se hunde a mi lado cuando toma asiento, puedo sentir la intensidad de su mirada sobre mí, asiento y sigo mirando el fuego frente a nosotros.

—Hasta el próximo año, Riddle. —Suspiro y me levanto con dirección a las escaleras. Siento su mano cerrándose sobre una de mis muñecas. Me detengo sin regresar a mirarlo.

—Es tarde y mañana tenemos que salir temprano.

—¿No has extrañado nada de mí? —Su voz es suave y aterciopelada, su actitud me confunde, pero siento como su tacto quema la fracción que toca de mi piel. Giro para encararlo y aprovecha para acercarme más a él.

—No me gusta el juego que intentas jugar, Riddle. —Convoco un expulso no verbal y sale disparado hacia el lado contrario de la habitación. —No voy a jugar. —Él no dice nada mientras subo las escaleras, pero después de unos momentos lo siento cerca de mí, lo ignoro hasta llegar a la parte superior de las escaleras.

—Grindelwald tú tienes algo que me pertenece y que necesito. —Me detiene por el brazo y habla muy cerca de mi oído, puedo sentir su frío aliento rozar el lóbulo de mi oreja. – No sé dónde lo tienes escondido. He intentado invocarlo con un Accio; Pero como verás no he tenido suerte.

—Ni la tendrás, está escondido bajo un hechizo bastante poderoso. —Me giro para encararlo y logro zafarme de su agarre. En sus ojos hay cierto grado de fascinación y diversión, me confunde. —Si intentas algo contra mí, ten por seguro que tu diario llegará a manos del ministerio. —Sonrío con cordialidad y me alejo de él; Pero no doy ni dos pasos cuando vuelvo a sentir su mano cerrarse sobre mi muñeca.

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora