"Mi destino no es pelear contigo,
mi destino es pelear por ti."
TOM
Desde que puedo recordar, nunca me he interesado lo suficiente por otra persona que no sea yo. Nunca me importó tener una familia, amigos o pensar en una novia. Gracias a mi madre y su obsesión con mi padre yo no tenía la posibilidad de amar, alguien nacido bajo los efectos de la Amortentia nunca podría conocer el amor.
Lo único que me quedaba era el poder, la vida eterna, liderar un mundo libre de aquellos impuros que no merecían algo tan maravilloso como la magia; dejar de ocultarnos de los muggles, seres tan inferiores pero que siempre habían logrado que vivamos ocultos.
Todo cambió el día en que conocí a Ainhoa en aquella librería del Callejón Diagon. Tan compleja, tan inteligente, con un carácter de los mil demonios y un espíritu inquebrantable.
Todo había comenzado como una atracción física, luego fue una mezcla de odio con algo que no podía identificar. Quería matarla con mis propias manos por siempre estar metida en medio de mis asuntos, quería lastimarla hasta que suplicara piedad por siempre frustrar mis planes; pero las cosas fueron cambiando, sin si quiera pensarlo me encontraba siguiéndola por el castillo y tratando de meterme en su mente todo el tiempo.
Ainhoa no tiene nada especial, es una hechicera más con un apellido perteneciente a una familia poderosa. La típica ojiverde de cabellos cobrizos y que ríe con sus amigos por todos los rincones del castillo, pero cuyos ojos esconden miles de secretos. Siento que, si quizás ella no me hubiera odiado desde el primer instante en que me conoció, no hubiera sentido tanta curiosidad por ella.
Su mente era una maldita fortaleza impenetrable, me obsesioné con ella, debo admitirlo. Un día nos estábamos retando con la mirada en clase de pociones, otro día ella me apuntaba con su varita, al otro nos encontrábamos peleando en medio de un pasillo. Podía herirla, podía levantar mi varita contra ella para lastimarla o retenerla, pero ni si quiera por broma podía pensar en matarla.
Las cosas fueron empeorando, la quería para mí en todo momento. Quería que todas sus sonrisas fuesen para mí, que el idiota de Dolohov no la tocara, quería matar al asqueroso león de Potter. Entonces lo entendí después de la maldición de Grindelwald. Amaba a Ainhoa como nunca había amado a nadie, como creí que nunca podría amar a alguien.
Yo Lord Voldemort, había olvidado mis planes por una chica, había dejado todo por ella. A mí que nunca me había importado si alguien vivía o no, me encuentro aquí en la enfermería de la escuela rogando porque Madame Anabela le salve la vida a Ainhoa.
Yo que siempre le tuve miedo a morir, solo puedo pensar en que si Ainhoa deja este mundo solo es eso lo que quiero; porque después de Ainhoa Grindelwald, ya no existe nada y nada volverá a tener sentido nunca más.
Maldigo la hora en que tuvo que aparecer en mi vida, ella con su espíritu inquebrantable y su cerebro digno de mi admiración. Sin Ainhoa hay una parte de mí que desaparecerá y no sé qué tan fuerte sea este vínculo, solo sé que ella es necesaria para mí, sin ella ya no puedo vivir.
Al final del cuento el lobo se enamoró de caperucita, un lobo tan idiota, amando a la única persona capaz de destruirlo aprovechando que es su única debilidad.
AINHOA
Siento frío, un frío que me cala hasta los huesos. Escucho voces que se confunden entre ellas pero que se pierden en un murmullo lejano. Froto mis antebrazos para entrar en calor; pero es en vano, el frío persiste y hasta podría jurar que va en aumento. Busco con la mirada algo familiar a mi alrededor, pero hacia donde dirija la vista solo hay oscuridad y vacío.
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Almas de Fuego [Tom Riddle]
Fanfiction-Quiero que me escuches muy atentamente, Harry. No eres mala persona. Eres una buena persona a quién le han sucedido cosas malas, ¿lo entiendes? Además el mundo no se divide solo entre buenos y malos. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interi...