CAPÍTULO 32: LOS TRES CAMPEONES

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«Es cuando estás rodeado por todos los peligros que no debes temer a ninguno».

Al entrar a la habitación, lo primero que pude notar fue que Nikolay estaba de espaldas a la puerta y leía con atención los libros que se mostraban en las estancias del director.

Claire, estaba sentada elegantemente en uno de los sillones que había en la sala de estar, tenía la nariz arrugada y miraba todo con desagrado. Era de esperarse, estaba acostumbrada a la elegancia y luminosidad del palacio de Beauxbatons.

- ¡Ainhoa! – La vela, se levantó con gracia y caminó hasta a mí. Depositó dos besos en mis mejillas, y tomando mis manos me guió hasta el sillón más grande. Tomé una bocanada de aire y compuse la mejor de mis sonrisas.

- ¿Qué estás haciendo aquí? – La voz de Nikolay sonaba más grave desde la última vez que lo escuché hablar, algo dentro de mí se removió inquieto y decidí que era mejor no mirarlo. – Estabas prohibida de participar en el torneo.

- ¿Cómo has estado, petite dame? – Había olvidado lo dulce que Claire podía ser, algunos recuerdos de mi estadía en la academia vinieron a mi mente. Sentía una calidez familiar al verla de nuevo, dejé de lado mi actitud borde y la abracé con muy poca elegancia debería decir. – Pagece que me habéis extrañado. – Una sonrisa se dibuja en su rostro, si fuera hombre caería rendida antes su belleza.

- Te pregunté qué haces aquí, Ainhoa. – Decido ignorarlo, sé perfectamente que, si le respondo, terminaremos en una pelea. Claire me mira a los ojos, inmediatamente comprende lo que pasa. – ¡Contéstame! – Me toma del brazo ejerciendo presión, intento, pero no logro liberarme.

-Suéltala, crétin. – Claire le apunta con su varita directamente, a pesar de la situación en la que está, no deja de verse elegante. Nikolay me suelta de golpe y caigo con brusquedad sobre el sillón, Claire lo maldice en francés y se acerca a mí. - ¿Estáis bien, petite? – Antes de que pueda responderle, la puerta del despacho se abre de golpe. Ingresa Dippet, seguido de los directores de las escuelas invitadas, Dumbledore, el ministro de magia y sus ministros, mis hermanos y Tom más atrás.

Dippet, toma asiento detrás de su escritorio y el resto se sienta en donde encuentran lugar. Los únicos que quedan de pie son Ayran, Liam, Nikolay y Krum. Tom toma asiento a mi lado y saluda a Claire con un asentimiento de cabeza, la vela compone una pequeña sonrisa y me susurra que tengo mucho qué contarle.

Un silencio incómodo se instaura en la habitación, mis ojos pasan de rostro en rostro y en un punto me siento abrumada.

- Que yo no he sido. – Soy quien rompe el silencio, Tom toma mi mano, sus ojos no me expresan nada y lo único que hace es fulminar con la mirada a Petrov, quien por su lado hace lo mismo. No puedo evitar poner los ojos en blanco por la situación.

- Claro, como siempre es fácil creerle a la hija de un asesino. – Víktor Krum, me responde de vuelta. – Habíais dicho que no participarías. Todos ustedes me afirmaron que ella no participaría en el torneo. Es un peligro...

- ¡Ay pog favog, Víktog! – La voz de Madame Blanche, nos sorprende a todos. Es la primera vez que la veo perder los papeles, por su tono de voz siento que su irritabilidad ya tiene un precedente. – ¿A caso no lo ves? Ella está igual o más confundida que todos los que estamos en esta habitación. Deja de ser un stupidité. – Liam y Ayran elevan la comisura de sus labios en una media sonrisa.

- ¿Ainhoa, estás segura de que no pusiste tu nombre en el cáliz? – La voz de Dippet da por terminada la disputa entre Madame Blanche y Krum. La mujer decide ignorar a todos y comienza a hablar en susurros con Claire, después de unos segundos ambas se levantan de sus asientos.

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora