CAPÍTULO 13: LA NOVIA CADÁVER

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"Todos tenemos un secreto guardado bajo llave en el ático del alma"

No había podido dormir en toda la noche, tuve que consolar a Lucretia por lo que le había pasado a Walburga y una vez que se durmió no pude dejar de darle vueltas a lo que me había dicho Dumbledore en su despacho. La cabeza me dolía y tenía unas grandes ojeras alrededor de los ojos, a duras penas había podido levantarme esa mañana para ir a clases y de paso acompañar a Lu a la enfermería.

-Anhi, ¿Te encuentras bien?- Suspiré agotada y asentí sonriéndole.- Pues no parece...

-Fue una noche muy larga, llena de inconvenientes y simplemente estoy algo cansada.- Lu me sonrió de lado y enlazando su brazo con el mío entramos en la enfermería. Mi sorpresa fue grande al ver que Riddle seguía inconsciente en la camilla, solté a Lucretia y corrí a buscar a Madame Anabela en su oficina.- Disculpe, Madame.- Ella levantó la cabeza y cruzando los brazos sobre su escritorio esperó a que continuara, se le veía cansada.- Anoche retiré la maldición que mi tío lanzó sobre Riddle y cuando me fui después de usted darle una poción del sueño me dijo que no había de que preocuparse, que por la mañana se podría ir...

-Sé lo que dije, Grindelwald.- Algo no iba bien, ella no me estaba diciendo algo.- Pero...

-Pero tu tío lanzó otra maldición junto con la que retiraste.- Dumbledore colocó una de sus manos en mi hombro derecho y con la otra me señaló la silla que estaba frente a Madame Anabela.- Claramente, la maldición no era para él.- Comenzó a masajear su barba al tiempo que caminaba de un lado para otro en la habitación.- Sabes que también maneja la magia sin varita, la primera maldición fue una distracción y la segunda la invocó de forma no verbal. Es magia muy antigua y realmente no sé qué hechizo ha utilizado...

-¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!- Grité fuera de mí, me paré de la silla de una forma tan brusca que esta cayó con un fuerte sonido y salí de la enfermería azotando la puerta tras de mí. Me acerqué a la camilla de Riddle y apuntándole con la varita comencé a conjurar un hechizo detector, pero éste no me arrojaba ningún resultado.

-Ya lo he intentado, pero no hay nada.- Me senté a su lado y hundí la cara entre mis manos.- Solo puedo decirte que al parecer es una maldición que consume a la persona poco a poco, se levantó muy temprano preguntando por ti y segundos después se comenzó a quejar de dolor de estómago, le dio fiebre y se desmayó.- Negué con la cabeza.

-Tengo que hablar con Gellert.- Jamás había llamado a mi bisabuelo por su apellido, si antes lo odiaba, ahora el sentimiento iba más allá.

-No es seguro, lo de ayer fue un aviso y lo sabes.- Suspiré con cansancio, esto era demasiado para mí.- Ya hemos hablado de esto anoche, me costó demasiado contenerlo y he tenido que poner demasiadas protecciones en el colegio para evitar que pueda infiltrarse aquí, ahora que te ha encontrado te has vuelto su prioridad.- Cuando levanté la vista se había ido, dejándome con un nudo en la garganta, mil ideas en la cabeza y un sentimiento que no reconocía.

-Ainhoa, ¿Estas bien?- Saqué la cabeza de entre mis manos y busqué con la mirada los ojos de Walburga, se mordía el labio inferior y esperaba una respuesta de mi parte junto con Lucretia que masajeaba las manos de su prima.- ¿Tu... Tu tío estuvo aquí anoche?- Dándole una última mirada a Riddle y después de asegurarme de que seguía dormido, me levanté y caminé hasta donde se encontraban ellas.

-Sí.- El aceptarlo en voz alta lo hacía real y por ende lo hacía peligroso, solté el aire que no sabía que tenía retenido en los pulmones y me quedé de pie mirando a Walby; no era la mujer insoportable y malaleche que me contó Sirius, no sabía que la había hecho así.- ¿Te sientes mejor?-Aun sentía culpa de lo que había hecho y no podía mirarla a los ojos, gracias a mi impulsividad casi evito el nacimiento de Sirius y si lo hubiera hecho jamás me lo hubiera perdonado.

Almas de Fuego [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora