"Un amor cruel, un amor caprichoso había invadido mi vida. El amor exige sacrificios. Y en los sacrificios corre la sangre."
Ha pasado exactamente una semana desde el enfrentamiento que tuve con Alexander, la semana más larga de mí vida debo decir. Si bien ya no nos habíamos retado directamente, me las había hecho ver negras en las clases extra de DCAO, Dumbledore y Dippet habían visto necesario un club de duelo debido a las circunstancias en las que nos encontrábamos socialmente. En varias oportunidades terminé con algún hueso roto y él con alguna que otra herida profunda e incluso aturdido o desmayado; tuve que evadir las preguntas de mis amigos cada vez que me preguntaban qué era lo que pasaba entre el profesor y yo.
También tuve que ayudar a Dumbledore hacer más de seis hechizos de localización, recurriendo a la alquimia, para poder hallar el paradero de Nícolas. Después del séptimo intento, uno de los hechizos nos reveló que se encontraba en París, sin perder tiempo fue en su búsqueda, necesitaba hablar con él sobre la situación en la que se encontraba Riddle. Desde hace tres días que no sé nada de él y ser paciente no es una de mis mejores virtudes que digamos, mi ansiedad ha ido en aumento desde que Riddle comenzó a vomitar sangre y desmayarse más seguido, haciéndome cuestionar la razón por la que estuviera ayudando a mi enemigo. Soy consciente de que debería alegrarme la idea de que muera, pero me encontraba rezándole a todos los Dioses y magos del jodido universo para que Nícolas tenga respuestas y una cura para el mentado maleficio.
-Ainhoa, pss.- la voz de Anthony desvaneció las telarañas de mis pensamientos, pronuncié un leve "Mmm" sin apartar la mirada del duelo entre Walburga y Diana. Zebaul se había dedicado a protegerse los últimos diez minutos, Walby la había hecho retroceder lanzándole hechizos sin parar, digamos que su Protego no soportaría más tiempo.- ¿Estás bien?
-Sí, ¿Por qué lo preguntas?- Giré la cabeza encarándolo, Walburga había debilitado lo suficiente el escudo de Diana y con un Confundus la había dejado aturdida en el suelo.
-Pues, te está sangrando la nariz.- Descruzó sus brazos que estaban sobre la mesa y llevó su dedo pulgar a limpiar mi nariz, cuando me mostró su dedo, entendí a qué se refería.
-Yo... no sé qué pasa, me siento bien.- saqué un pañuelo del bolsillo de mi túnica y limpié la sangre.- ¿Ya está limpio?- Asintió en señal de afirmación, le regalé una sonrisa torcida tratando de calmarlo y soltando un suspiro ambos volvimos la vista hacia la plataforma de duelo.
-Veamos, ¿quién será el próximo?- Alexander comenzó a buscar con la mirada entre los alumnos, sabía que lo hacía solo para crear temor entre todos y que realmente ya sabía quiénes o con quién se enfrentaría.
-Su enseñanza es una mierda.- Susurró Orión en mi oído, sonreí por su comentario, él se encogió de hombros y yo negué con la cabeza.
-No, su actitud es una mierda.- Corregí ganándome una asentimiento en señal de afirmación por parte de mis dos amigos.
-Riddle.- El aludido levantó la mirada y la fijó en el profesor, como estaba en una mesa al lado de la nuestra pude ver un destello de desconfianza en sus ojos al ver a Alexander. Estaba pálido, sus ojeras era más pronunciadas y sus labios tenían una tonalidad violácea.- Los demás profesores dicen que eres de los mejores magos de tu generación al igual que Grindelwald...- Lo fulminé con la mirada cuando posó su vista sobre mí, no me gustaba el rumbo que estaba tomando su insinuación. Riddle volvió a fijar la mirada en su libro e ignoró lo que Alexander decía.- A ella ya le he mostrado sus puntos débiles, quiero verte en duelo conmigo.- Riddle cerró el libro de golpe y cerrando las manos en puños levantó la mirada.
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Almas de Fuego [Tom Riddle]
Fanfiction-Quiero que me escuches muy atentamente, Harry. No eres mala persona. Eres una buena persona a quién le han sucedido cosas malas, ¿lo entiendes? Además el mundo no se divide solo entre buenos y malos. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interi...