Capitulo 12

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  _____ dio un respingo y se llevó la mano a los labios. Se sentía como si le hubieran echado un jarro de agua hirviendo por encima. Oh, Dios. Justin. ¿Cómo podía hacerlo? La imaginación se le desbordó con la idea incapaz de asimilarla todavía. El corazón le latía tan aprisa que creyó que él podría oírlo. Justin. ¡Qué delicioso! ¡Qué imposible! ¡Qué atemorizante y adorable a la vez!

- A menos que tú no me quieras.

_____ ya tenía problemas para respirar cuanto más para hablar.

- Yo... yo...

- No me parecerá mal si no quieres. Puede que yo no sea lo que... deseas.

- Yo... tengo que pensarlo.

- Claro.

Aunque estaba aturdida, sintió la vulnerabilidad de él.

- Me siento honrada.

- ¿Honrada?

- De que siquiera hayas considerado... que estés dispuesto...

- Mejor yo que nadie que se me ocurra.

- ¿Es... -se frotó los ojos-. ¿Es tanto sacrificio entonces?

Ante su carcajada, _____ abrió los ojos.

- ¿Estás de broma? -la miró asombrado-. Si corro la palabra de que estás dispuesta, la cola de hombres fuera de tu casa llegaría hasta el Nugget.

- ¿Eso crees?

Justin nunca le había hecho un cumplido tan extravagante acerca de su atractivo sexual. Ahora que lo pensaba, ni siquiera le había dicho nunca ningún cumplido.

- Puedes escoger tú misma. No tienes por que cargar conmigo. Sólo pensaba...

- Que me sentiría más cómoda contigo. Gracias, Justin. Y probablemente sea verdad. En cuanto me recupere del sobresalto...

- Tómate tu tiempo.

- ¿No cambiarás de idea?

Él sacudió la cabeza.

- ¿Y qué hay de mis hermanos?

- No voy a decir que no vaya a ser difícil, pero hemos guardado secretos antes. Supongo que podremos hacerlo de nuevo.

_____ nunca había estado tan impresionada con nadie en su vida.

- No me merezco un amigo tan bueno.

Justin esbozó una sonrisa de soslayo.

- No me valores tanto. No creas que va a ser el peor trabajo que he hecho en mi vida.

- O sea que... ¿crees que podríamos divertirnos?

- Al menos yo podría conseguirlo.

_____ se reclinó hacia atrás y se abanicó con la mano.

- ¡Uau! Eso me ha desequilibrado -lo miró recién afeitado-. ¿Lo habías decidido antes de cambiarte y ducharte?

- No, la verdad es que no tenía ni idea de lo que iba a decir cuando llegué. Fue mientras estábamos hablando cuando pensé que era la única solución posible.

- La razón por la que te lo he preguntado es que, considerando que estás recién duchado, quizá hayas pensado que pudiéramos... eh... -se sentía increíblemente tímida-, encargarnos de ello.

Justin tosió para aclararse la garganta.

- ¿Es eso lo que quieres?

_____ no podía controlar su pulso desbocado.

- No lo sé. Comprendo que esto es mi plan, pero no me siento dispuesta ahora mismo.

- Tengo una sugerencia.

_____ tragó saliva. Era el hombre más sexy que había visto en toda su vida. ¿Cómo no se habría fijado en todos aquellos años?

- De acuerdo.

Justin bajó la voz y se inclinó hacia adelante mirándola con sus ojos grises nublados ahora.

- Quizá necesitemos practicar. Podríamos dar un paseo en coche, aparcar en algún lado y ver cómo sale. Y para quitarle tensión, podríamos acordar no llegar hasta el final la primera vez.

Estaba tan cerca de ella, que su aliento le acariciaba la cara y, cuando lo miró a los ojos, el corazón se le desbocó de tal manera, que creyó que podría darle un ataque. Aquel era un Justin al que nunca había visto antes.

CONTINUARA...  

Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora