Capitulo 35

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  Debbie lanzó una carcajada.

- Muy típico de Justin. Y si no te conozco mal, ya estás planeando vengarte en este mismo instante. Sólo espero que no le vuelvas a meter hormigas en la cama. Norah se pasó una semana para sacarlas de la casa del rancho.

- No, no serán hormigas. Creo que le soldaré las botas a los estribos o algo así.

- Bueno, prometo no contarlo. ¿Quieres comer?

- Sí, claro.

Había pensado pasar el día transformando la habitación, pero lo retrasaría para después del almuerzo.

- Bien, estaba pensando que dentro de poco ya no podré pasarme por aquí a invitarte a almorzar, así que aprovecharé el tiempo que te quede.

_____ se acercó y le dio un abrazo a su madre.

- Volveré cada vez que pueda. Y papá y tú tenéis que ir a Nueva York a visitarme.

- Oh, lo haremos..., pero no será lo mismo. ¡Dios, qué suaves son esos guantes!.

_____ se había olvidado de que todavía llevaba uno puesto.

- Hum, sí. Puede que los use en Nueva York.

- ¿No son un poco grandes para ti?

- Sí, bueno, pero es el detalle lo que cuenta.

- Sin duda, Justin quería torturarte mientras él disfrutaba del aire fresco de las montañas y ni se molestó en ver si te valían o no. ¡Hombres!

- Son unas sanguijuelas todos ellos.

- Pero no podríamos vivir sin ellos.

- Supongo que no.

O eso estaba descubriendo _____. Aquellos se estaban convirtiendo en los tres días más largos de su vida.

- Si me disculpas, me refrescaré en tu cuarto de baño antes de que nos vayamos.

- Claro.

_____ dio gracias a Dios por no haber empezado la renovación de su habitación. Las sábanas de satén serían muy difíciles de explicar, por no hablar de los espejos en las esquinas que pensaba instalar.

- ¡Ah, ésas son las flores que te mandó tu directora! -dijo Debbie al pasar por la habitación camino del cuarto de baño-. ¿Por qué no las pones en la sala?

- Quería disfrutarlas ayer antes de meterme en la cama.

Los rumores corrían rápidamente en aquel pueblo. Justin y ella tendrían que tener mucho cuidado, pero tenían práctica en la conspiración. Quizá ese proyecto de verano fuera una extensión de los secretos que habían compartido durante años.

Pero entonces miró a los guantes. No, no lo creía.


CONTINUARA  

Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora