- ¿Hay algo que... pueda hacer?
- Arquea la espalda.Ella lo hizo alzando los senos.
Justin utilizó los dientes para apartar la margaritas. Cuando se metió un pezón en la boca, ella lanzó un gemido al comprender que estaba a punto del clímax. No le hacía falta mucho más. Parecía que esa vez, la fantasía que habían creado en aquella habitación la había convertido en una mujer salvaje. Esperaba que Justin estuviera preparado para aquello.
Durante tres días, Justin había estado soñando con el cuerpo de _____. Saborear y acariciar sus senos, besar y chupar hasta saciarse, era un paraíso. Cuando la respiración de ella empezó a acelerarse, aligeró la caricia para no llevarla al límite demasiado pronto. Y además, sabía dónde quería estar cuando ella llegara al clímax.
- Eres tan preciosa -murmuró.
- Tú también.
_____ deslizó los dedos por su torso, frotándole los pezones hasta que se le pusieron tan duros como el resto del cuerpo. Entonces, bajó la mano.
- Todavía no.
Justin se apartó sabiendo que no podría tolerar sus manos sobre él hasta recuperar un poco el control. Jugueteó con la cadena de margaritas sobre sus senos, teñida de rosa por las luces rojas. El polen se derramó sobre sus senos y él lo lamió. Entonces tomó la perla entre sus dientes; sin dejar de acariciarle los senos, se metió la perla en la boca y jugueteó con ella en la lengua de forma sugerente, la alzó en la boca y la depositó, húmeda y brillante en el valle entre sus senos.
- ¿Sabes lo que quiero ahora? -susurró contra su piel.
- Creo... que sí.
- ¿Estás preparada, para eso?
La respiración se le agitó más a _____.
- Si lo estás tú...
- Quiero devorarte. Entera.
- Pero... puede que me vuelva loca.
- Eso es lo que pretendo.
Con el corazón desbocado, Justin empezó su viaje besándole la suave piel hasta llegar a su ombligo. El aroma a colonia se mezcló con el embriagador aroma de su excitación y el de las flores aplastadas cuando enterró la lengua en la suave depresión. _____ gimió y se retorció bajo él.
Justin descendió más abajo. La seda de sus medias y los tacones altos lo excitaron más de lo que hubiera admitido y decidió no quitarle todavía nada. El trozo mojado de tela que cubría el objeto de su deseo fue apartado con facilidad. ¡Estaba tan bonita! Y tan saturada de deseo.
La tocó con suavidad con un dedo y ella gimió. Mantuvo la caricia sutil mientras le daba besos como plumas en la parte interior del muslo y deslizaba la lengua por el encaje de su media. El deseo lo asaltó mientras le dedicaba la misma atención al otro muslo, subiendo aún más, acercándose más a su objetivo.
Por fin, la besó en los rizos oscuros y ella gimió. Cuando por fin deslizó la lengua por la delicada perla allí albergada que esperaba por él _____ gritó y se retorció. De repente impaciente por la fina tira de encaje que le negaba el acceso total, la agarró con los dedos y la arrancó con los dientes. Por fin.
Deslizando los hombros entre sus muslos vestidos de seda, buscó su recompensa. El sabor de ella le hizo gemir de delicia. Mientras sus femeninos gritos de placer llenaban la habitación, Justin se sumergió en la sensualidad de sus medias, sus sandalias, las sábanas de satén, la música erótica y, sobre todo, en la apasionada mujer que se estaba abriendo entre sus brazos.
El clímax le llegó con rapidez, demasiado rápido para él. _____ alzó las caderas y él tomó todo lo que le ofreció hasta que ella se desplomó, temblando y gimiendo, y él se preparó para hacer una exploración más paciente. Ella intentó apartarse de sus manos, pero estaba débil del alivio. Justin la sujeté con facilidad y siguió el camino elegido. Al cabo de poco tiempo su ligera resistencia se desvaneció con un gesto de deseo que casi lo llevó al limite.
CONTINUARA...
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Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)
Teen FictionA _____ Lambert le resultaba muy embarazoso seguir siendo virgen. Pero haberse criado en un pueblo pequeño con cuatro corpulentos hermanos protectores... era como haber llevado un cinturón de castidad. Había leído montones de libros sobre sexo, pero...