Capitulo 61

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  Ella se cuadró de hombros.

- Me da igual que lo creas o no. Es la verdad.

- Déjame aclarar esto -intervino Dozer-. Por una parte, tenemos a un tipo que ha estado haciendo de Romeo por toda la comarca desde que tenía quince años y por otra a una chica que ha vivido como una monja hasta los veintiséis años. ¿Qué...?

- ¡Yo no he vivido como una monja por gusto! ¡Vosotros habéis espantado a todos mis pretendientes!

- ¡Eran todos terribles! -aseguró Rhino.

- La historia aquí es que, considerando que ella no tenía ninguna experiencia en esto, ¿quién se supone que controlaba la situación?

- ¡Yo la controlaba!

- Muy improbable -Dozer avanzó de nuevo hacia Justin-. Y me muero de ganas de dar un par de puñetazos.

- Me parece un buen plan -lo secundó Hammer.

- Podríamos acabar con esto de una vez! -intervino Rhino.

_____ empezó a desesperarse. No podía dejar que sus hermanos pegaran al hombre que amaba. Bajó la voz para lanzar su ultimátum.

- Si hacéis eso, habréis acabado conmigo para siempre.

Todos se volvieron con expresión de incredulidad.

- Lo digo en serio. Ningún hermano mío va a colgar a un hombre inocente. Y Justin es inocente.

- ¡Ja! -exclamó Dozer.

Rhino se frotó la mandíbula y la miró.

- ¿Significa tanto él para ti, _____?

Atrapada. No había respuesta salvo la verdad. Lágrimas de frustración le empañaron los ojos.

- ¡Sí, maldita sea!

Rhino asintió.

- Entonces quizá deberías quedarte en casa y casarte con él en vez de irte a Nueva York.

«Pero él no quiere», se moría ella por decir. Pero en vez de hacerlo, se tragó el nudo que tenía en la garganta y mintió:

- El hecho de que alguien te importe y no quieras que le hagan daño no quiere decir que estés dispuesta a abandonar tu sueño.

Rhino la estudió un poco más.

- Bueno, supongo que eso lo deja todo aclarado. No podemos pegar a Justin y hacer llorar a nuestra hermana, ¿verdad?

- No pienso llorar. Simplemente no volvería a hablaros en la vida.

Tim frunció el ceño y se acercó a apoyar una mano sobre su hombro.

- Pues pareces a punto de librar.

_____ lo miró con los ojos empañados.

- Pues no lo haré.

- Tenemos otra cosa en qué pensar -dijo Hammer-. ¿Va a salir esta información de esta habitación?

- No -Rhino clavó la mirada en cada uno de sus hermanos con mirada intensa-. Nadie va a contar nada. Ni siquiera a nuestras mujeres, ¿entendido?

Todo el mundo asintió.

_____ los miró con el pecho oprimido. Quería que aquella escena acabara de una vez.

- ¿No tenéis una partida de dardos pendiente?

Hubo un momento de silencio. Por fin, Rhino lo rompió.

- Supongo que sí. Vamos, Justin.

- Creo que pasaré, gracias.

- ¡Y un cuerno que vas a pasar! -Hammer lo agarró del brazo.

- No pensarás que vamos a dejarte aquí, ¿verdad? -intervino Dozer, agarrándolo del otro.

- Lo dejaré más claro -dijo Rhino-. A menos que _____ cambie de idea y decida casarse contigo, no quiero verte por esta casa de nuevo. Puede que nos hayas engañado todo el verano, pero los hermanos Lambert están de vuelta a su trabajo. Ahora vamos a jugar a los dardos.

_____ contempló con pesadumbre cómo escoltaban a Justin fuera de la casa.

- Lo que he dicho lo he dicho en serio -dijo _____ cuando Dozer le pidió las llaves a Justin para conducir su furgoneta-. Si le ponéis una mano encima y lo averiguo, lo pagaréis.

- No le haremos daño, _____ -prometió Rhino antes de subir a su furgoneta-. Simplemente, no le dejaremos poner los pies en tu casa de nuevo.

CONTINUARA...  

Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora