Capitulo 43

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- Más o menos.


- A mí tampoco me gustaría eso.

- Gracias -le apretó los senos disfrutando de su suavidad antes de frotarle los pezones hasta convertirlos en duras crestas oscuras-. Tendré cuidado.

- Ya lo sé -cerró los ojos y se arqueó bajo su caricia-. ¡Oh, Justin! Podría hacerme adicta a tus caricias.

Él se detuvo sin saber qué decir.

- Tenemos todo el verano.

_____ abrió los ojos despacio y la excitación brilló en lo más profundo de ellos.

- ¿Nos atreveremos a arriesgarnos? ¿A hacer el amor durante todo el verano?

Por supuesto que él se arriesgaría, pero no quería presionarla a algo de lo que después pudiera arrepentirse.

- Eso depende de ti. Es tu proyecto. Dijiste que lo único que necesitabas era que te desfloraran.

- Eso era cuando creía que... sería con otra persona. Hum. ¡Qué gusto, Justin!

Él le frotó el otro pezón entre el pulgar y el índice.

- Cuanto más hagamos el amor más posibilidades habrá de que alguien nos descubra.

- Huff... Sí -_____ cerró los ojos de nuevo y se humedeció los labios con la lengua-. Deberíamos pensarlo.

- Pues piénsalo -dijo inclinándose para meterse un pezón en la boca.

Ella suspiró y se arqueó hacia arriba animándole a que tomara más.

- ¡Claro! Mientras me vuelves loca.

Justin hizo todo lo posible por conseguir exactamente eso mientras se introducía su pecho aún más en la boca antes de volver al otro seno.

- No tienes por qué decidirlo ahora -murmuró contra su piel mientras deslizaba la mano hacia el triángulo entre sus piernas.

- Eso está bien -inspiró con fuerza cuando él introdujo los dedos entre sus rizos hasta llegar al punto más sensible-. Y eso mejor.

Acariciarla ahora tenía un nuevo significado, porque ahora, por fin, sabría lo que era sentirse dentro de ella. La sangre le ardió mientras la acariciaba preparándola para la dulce invasión. Y él sería el primero. Que Dios le ayudara, estaba invadido de júbilo ante la idea.

_____ sintió el cambio en las caricias de Justin, como si la promesa de la plenitud le diera una nueva urgencia. Y aunque intentó parecer natural ante lo que iba a suceder, se sentía como una canoa zarandeada en los rápidos hacia la cascada. Si otro que no hubiera sido Justin la estuviera tocando así, se habría levantado de la cama en el acto.

Pero era Justin el que estaba allí, haciéndola desear la firme intrusión de su cuerpo en lo más profundo de ella. Quizá le doliera. Ya no le importaba siempre que por fin la poseyera y la llenara en formas que no había soñado hasta aquel momento.

Justin alzó la cabeza con gesto interrogante mientras deslizaba un dedo dentro de ella.

Era la penetración por la que se moría de ganas, pero no suficiente. Sintió una repentina timidez que le hizo cerrar los ojos antes de pedir lo que deseaba.

- Más -susurró.

Justin introdujo entonces dos dedos sin dejar de darle suaves besos en la boca.

- Dime cómo lo sientes.

- Diferente -contuvo el aliento cuando él introdujo más los dedos-. De maravilla -dijo con un suspiro tembloroso-. Justin, me estás volviendo loca por dentro. Desflórame ya, por favor.

Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora