Capitulo 30

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  - Quizá.

Mientras Dozer se dirigía a su casa con Cindy, Justin terminó la cerveza, dejó otro billete sobre los de Dozer y salió al cálido aire de la noche pensando en lo estupendo que era ser un hombre libre. Condujo al rancho con las ventanillas abiertas, una canción en la radio... y con _____ en su mente.

El ventilador había reducido bastante el calor en la pequeña casa de _____, pero seguía bastante caliente. _____ cerró la puerta con profundo pesar y oyó alejarse la furgoneta de Justin. Y para poner las cosas peor, no la había besado al despedirse, aunque lo entendía. Sólo un beso y al día siguiente lo sabría todo el pueblo.

Tenían que mantener aquel asunto en privado. Apenas podía creer que se hubiera ofrecido él mismo con el riesgo que corría de perder la amistad con sus hermanos.

Pero en cuanto el sonido se alejó, _____ se apoyó contra la puerta por dentro, deslizó las manos por sus senos y cerró los ojos perdida en los recuerdos. Entonces, alzó las manos y empezó a bailar ejecutando una ritual danza de celebración. Al tocarla y excitarla como lo había hecho, Justin le había dado un sentido completamente nuevo a su cuerpo.

Sintiéndose embriagada, entró en su habitación, se quitó las sandalias y se desnudó para meterse en la ducha.

Cuando el chorro le acarició la piel como las manos de un amante, alzó de nuevo las manos hacia los senos henchidos y se los acarició perdida en los recuerdos.

Entonces, deslizó las dos manos hacia el vértice entre sus piernas, donde el cuerpo todavía le palpitaba de deseo por él. Los libros eróticos eran muy explícitos y no necesitaba a Justin ni a nadie para el tipo de milagroso alivio que había experimentado en la furgoneta, pero volvió a subirlas. Esa noche quería saborear la sensación de sus manos y su lengua acariciando su cuerpo. Quizá fuera una tontería, pero le parecía que, si lo hacía ella sola de nuevo, los preciosos recuerdos se diluirían.

Apagó la ducha y se secó. Su cuerpo ya no era exclusivamente dominio suyo y eso le produjo un escalofrío de placer. Se puso crema por todas las partes del cuerpo que él pudiera acariciar, enojándose cuando comprendió que parecía estar esperando a Justin.

Pero quizá fuera mejor que no volviera, pensó mientras se extendía la crema aromática. Quizá deberían crear algún ceremonial para lo que iban a hacer. Así tendría tres días para prepararse. Tres días para comprar tentadora lencería y convertir su habitación en un nido de amor. Dejó la crema y volvió a la habitación para examinarla con atención. Tendría que cambiar muchas cosas.

Agarró un cuaderno de notas amarillo, se tiró desnuda en la cama y empezó a hacer una lista.

CONTINUARA  

Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora