Nueva York era todo con lo que _____ había soñado. Se había acostumbrado a recorrer Manhattan de arriba abajo en los fines de semana y en cada excursión descubría nuevas delicias. Se había hecho adicta a la comida callejera y a las tiendas de exquisiteces así como a subir a lo alto del Empire State.
Pero lo que no había esperado era sentirse tan terriblemente sola. Se había hecho amiga de la gente de su trabajo, pero para ella la amistad requería mucho más tiempo. Los amigos eran la gente que conocías de años, la que conocía a tu familia y al resto de tus amigos. Los amigos eran gente como Justin...
Había creído que el deseo por él se le pasaría después de dos meses, pero en todo caso, se había hecho más fuerte. Ese día, lo llevaba peor de lo normal, porque era domingo y porque era la fiesta de Halloween, unas vacaciones que Justin y ella habían compartido durante veintitrés años y nunca se habían considerado demasiado mayores como para disfrazarse.
_____ había sido invitada a una fiesta de una de las profesoras de su escuela y había aceptado, pero ahora, sentada en su diminuto apartamento intentando pensar en un disfraz, no conseguía animarse. Lo más sencillo sería ponerse el disfraz de doncella de harén con el que había bailado para Justin, pero eso le traería recuerdos.
Suspiró. Se moría de ganas de que Justin la abrazara de nuevo, pero lo echaba de menos más a él que sus relaciones sexuales. Ya había rechazado algunas invitaciones para salir. Sólo pensar en que alguien que no fuera Justin la besara le producía escalofríos.
Si seguía así, debería resignarse a la idea de quedarse soltera para siempre. Estaba empezando a pensar que ella era mujer de un solo hombre. Nunca lo había creído antes, pero después de lo del verano, Justin se había llevado no sólo su virginidad, sino su corazón.
Después de ponerse los transparentes bombachos y el sujetador de brocado, se fue al espejo de su pequeña habitación a ajustarse el velo y sintió ardores al pensar en los ojos de Justin cuando había bailado para él. Nunca en su vida se había sentido tan sensual como cuando había agitado sus senos prácticamente delante de las narices de Justin. Le había hecho perder la cabeza. Quizá no quisiera casarse con ella pero en aquel momento le había pertenecido por completo.
Y había dicho que la amaba. Ahora se preguntaba si lo único que significaría sería el fantástico sexo que habían compartido durante el verano.
No, no podía ponerse aquel disfraz. Le hacía echar de menos a Justin de todas las formas concebibles, física, mental y emocionalmente. Alquilaría un vídeo y pasaría de la fiesta. Se llevó la mano al cierre del sujetador de pedrería cuando sonó el timbre de la puerta.
Sería seguramente su vecina de la puerta de al lado. Se miró al espejo. Bueno, era Halloween, así que nadie se extrañaría de encontrarla disfrazada.
El timbre sonó de nuevo. Entonces la voz que oyó le llevó el corazón a la boca.
- Golosinas o pellizco.
- ¡Justin!
Salió corriendo a la puerta, abrió y dio un respingo.
Justin iba disfrazado de jeque del desierto, con ropas de ricas telas y un turbante blanco con un adorno de oro en la cabeza. Cuando la vio, él también se quedó con la boca abierta.
- ¡Uau! Esta telepatía ya es de asustar.
- Sí -dijo ella sin dejar de mirarlo con el corazón desbocado-. Da un miedo mortal.
- ¿Vas a ir a alguna fiesta?
- No. Bueno, quizá. Me invitaron a una y estaba intentando decidir si quería ir o no, así que me puse el disfraz para ver si podía llevarlo -tragó saliva-. Pero no puedo. Bueno, pasa. ¿Tienes equipaje? ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? ¿Cuándo has...?
- No he traído equipaje. Lo he dejado en el hotel.
Las esperanzas de _____ cayeron por los suelos.
- ¿Ho... hotel? ¿O sea que no vas a quedarte... conmigo?
Justin entró y cerró la puerta tras él entre el crujido de las telas. Entonces, se dio la vuelta para mirarla.
- No quería imponerte mi presencia. Supongo que tendrás una vida bastante agitada y que te estarán pasando todo tipo de cosas.
O sea que sólo había ido de visita, pensó con una profunda decepción.
- Bueno, por supuesto me encantará organizarme para estar contigo. Si me hubieras dicho que venías, podría haberlo arreglado para tomarme un par de días libres, pero ahora, con tan poca antelación, no estoy segura.
Justin agitó una mano como si no le importara.
CONTINUARA...
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Mi Dulce Tentación - (Justin Biber y Tú)
Teen FictionA _____ Lambert le resultaba muy embarazoso seguir siendo virgen. Pero haberse criado en un pueblo pequeño con cuatro corpulentos hermanos protectores... era como haber llevado un cinturón de castidad. Había leído montones de libros sobre sexo, pero...