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   El castaño no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo.

  Albus había estado esperando toda la noche para que el novio de su prima del que tanto hablaban apareciera de una maldita vez, así podría ganar la apuesta que había hecho con su hermano mayor James, al apostarle 50 sickles a que el chico iba a estudiar en Hogwarts y que iba a ser un Hufflepuff.

   Por lo que cuando su mejor amigo apareció por la puerta de la cocina acompañado por Rose, el Potter se quedó completamente petrificado. Se formó un repentino silencio por toda la habitación, cosa que era rara en una familia como los Weasley y en una festividad como navidad.

   - Familia les presento a mi novio, que... Bueno, creo que ya lo conocen- Anunció la pelirroja, caminando torpemente debido a los nervios.

   Eso fue como si le vaciaran un balde de agua fría en la cabeza a Albus. Su pecho se heló y  podía jurar haber sentido el sabor de la traición rozar la punta de su lengua durante un par de segundos.

   Scorpius no dejo de pensar en el Potter desde aquel momento, a pesar de que de vez en cuando desviaba la mirada hacia él, su mente estaba completamente ocupada por el ojiverde.

  Debo hablar con él.

  Se repetía una y otra vez.

  Pero Al parecía pensar distinto, ya que sin que hubiera pasado siquiera 1 hora de su llegada, se puso de pie, e ignorando los continuos llamados de su Madre desde la mesa, salió al patio exterior sin decir una palabra.

  Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la brisa fría lo abrazo. Comenzó a temblar, iba a morir de frió, pero se negaba rotundamente a regresar al comedor con el traidor de Scorpius.

   El Potter frunció el entrecejo.

   ¿Porque ella, Scorp?

   Eso era lo único que se preguntaba desde que el rubio le había confesado sus sentimientos hacia su prima en primer año.

 Repaso  todo por lo que ellos habían pasado juntos hasta ese momento y le dolía mucho... Habían pasado por tanto, y el Malfoy seguía insistiendo en estar con Rose.

    ¿Acaso no notaba con que ojos lo miraba?

    ¿Acaso no veía lo mal que le estaba haciendo?

   Albus deseaba saber la respuesta a aquellas preguntas con todo su ser. Pero desgraciadamente, el nunca había servido para los acertijos, por lo tanto debía quedarse con el desdichado lujo de la duda por miedo a cagar la relación.

   Pura mierda.

   El de pelo azabache comenzaba a creer que su mejor amigo estaba ciego cuando la voz del mismo lo sacó de sus pensamientos.

    - ¡Albus!...¡Espera!- Y cuando escucho su voz, una furia irracional comenzó a dominarlo.

    Se volteo para enfrentarlo, pero su corazón lo traicionó, comenzando a latir rápidamente.

     El rubio estaba agitado, apoyaba las manos en sus rodillas para recuperar el aliento, y miraba a Albus con la súplica apoderada de sus ojos.

    - Quiero... Hablar... Contigo- Dijo entre jadeos. En otro momento, él se hubiera burlado del vago estado físico de su compañero, pero  no era el momento adecuado para hacer chistes. 

  Alzó una ceja y lo miró despectivo.

     - Al... Yo-- Ni siquiera lo dejó terminar.

      - ¿Porque no me lo dijiste?

      - Es que... Rose quería guardarlo en secreto y...- Albus no quería escuchar más.

     - Feliz navidad, Scorp- Murmuró antes de dar un paso hacia atrás y aparecerse en su habitación.

      Y por su parte, el Malfoy se quedó parado mirando hacia donde había estado de pie su mejor amigo.

      Sintió un vació en el pecho.

     - Feliz navidad, Al.

ANSIEDAD ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora